REPERTORIO AMERICANO 331 Paginas líricas de Lilian SERPAS (En Rep. Amer. VISION entre espirales de lluvia relámpagos que se enlazan.
Aún tiembla la llama sutilísima de su visión efímera en el alma, y en un celeste anhelo de infinito, como lirio de luz se alza la llama.
Manifiéstate en mí, como en las galas de la flor, de la nube y del insecto; haz el milagro al pensamiento mío de difundirlo, cósmico y vibrante, confiado al todo en refulgentes alas!
En nubarrones de fuego las fuerzas trágicas danzan y el corazón de la tarde a empurpurado la daga!
Bebi toda la miel de su sonrisa y me quedó la transparencia rara.
Así voy por caminos de mutismo, con el alma de amor iluminada.
CAMPANITAS DE PLATA Será para mi sed, esa luz blanca venero inagotable de alegría, iris que canta y da a las gotas de agua tonos eternos de fúlgida armonía.
De los cálices de oro la mañana surge y evoca la sonrisa clara!
Sé que en todas las cosas inefables suave perfume de tu amor presiento: dorados pomos de ilusión se vierten.
verdor de savia y juventud de anhelos.
Irradien igniscencias en la sombra que a mis ojos le ocultan tus fulgores, y se nimben de astrales resplandores as azucenas de mis sienes tristes.
HAI KAIS ¡Oh, sol claro y tranquilo de mi estancia!
Comunión La blanca luna comulga con las hostias diminutas de la lluvia.
Sé que en todo lo bello te derramas: como en hilos de luz, tu cabellera es lluvia de diamantes encendidos que en sus manos la brisa al sol enhebra.
Lámpara de alabastro, alba, traslúcida: que tus rayos saráficos me inunden de Belleza, de Extasis, de Amor y al transportarme en la ilusión, fecunden de una nueva inquietud el corazón!
Campanitas de plata del otoño capullos de lirios suspendidos del campanario azul de las distancias que hacen tocar por invisibles lazos los dedos inefables de los nidos.
Risa Sacude su ropa el alba y se escucha de la noche la gran risa blanca.
Vibrante de emoción tiendo mis labios en un arrobamiento indescriptible, y deslumbrada con tu luz, enciende mi fe en el ideal, inasequible.
Lluvia Ruedan nocturnas lluvias que el viento dispersa y quiebra: collares de luz que la luna enhebra.
En giros ilusorios canta el aire, y en remolinos de dorada arena se encumbra el barrilete de mis sueños atado al hilo azul de mi quimera.
Eres en la penumbra de mi estancia la luminosa escala de mis sueños.
Golondrinas Golondrinas de la tarde como notas musicales del pentagrama del aire.
Cristalinos murmullos de los bosques y de lianas que agitan cascabeles como gacelas de ilusión que llevan al cuello atadas, campanitas leves.
bajo la comba de tu luz celeste, el alma ungida de recogimiento, de rodillas te adora, y en tus ámbitos eleva una oración, como en un templo!
ORBITA EL HURACAN Fragancia y luz de terciopelos suaves en la mañana que se vierte en canto: presiento en ella de tu amor la dicha simiente floreciendo en el acasoComo un reflejo que arde en la punta de una daga, el corazón de la tarde ya se enciende, ya se apaga.
Desde mi corazón lleno de ausencia emerge hacia la luz rayo enlutado, y amanece en los ojos taciturnos el alba de tu rostro iluminado.
Campanitas de plata: corazones que en el mundo suspenden sus latidos; y en las lívidas torres del olvido, van cayendo en sus trémulas escalas como pájaros de humo fugitivos en las líneas heridas de mis manos.
Rachas de viento aparejan los pajarillos que pasan, y una docena de párvulos cuentan piquitos de nácar.
De mi callado amor, trémula el alma, fija en la imagen de tu amor, precisa, vislumbra en el azul de mi tristeza, la sola claridad de tu sonrisa.
Voces de niños que juegan en la alameda soleada: certamen de algarabías, risa de sol, fuga de alas.
Languidecen de amor los dulces sones que en la sonora onda se derraman, distantes, solas, las queridas notas biriendo el corazón sensible, pasan.
Campanitas de plata del otoño: tarbión de estrellas en un viento suave, flechas que al corazón hacen su blanco, y en un vértigo lánguido decaen.
País de ensueños, órbitas lejanas hiere en su nueva luz mi fantasía, y acorde en el sentir, el alma ensaya como en la escala musical del día.
Fijo tu llama en mí cual una estrella: arde mi sien de angustia hasta el delirio, y en soledad el corazón alienta en flor de cruz o boca de martirio.
Arriba pasan las nubes en rieles de azules rayas: ecos de bronce en los cascos y onomatopeyas de agua.
Ruedan como los ecos en las tardes que de la altura bajan a los valles; triscan en los rediles los rebaños, y mueven campanitas en el aire.
Un puente de arcos se tiende de la tarde a la montaña, y se anuncia la tormenta con sus tambores de plata. estás en mí, hombre distante, hombre lleno de eternidad, mi sol de hastío.
Tu ilusión es igual que nube errante, yo adormezco en los hombros del vacío.
Así es que siento de tu amor lo bello, así me encantas y me envuelvo en llamas. Para el diamante de tu amor quisiera claros estuches de ilusión, mi alma!
En realidad y en sueño te presiento.
Floreces en las rosas de mi llanto, y hasta la faz silente de mi luna tiende el arco infinito de tu canto!
LIBERACION Rumor de roncos tambores er sombrías atalayas: pasan corceles del viento por abismos y hondonadas.
Kabrakán de las alturas su furia indómita arrastra Espíritu divino de la gracia claro rayo de sol de excelsitud, sobre mis tristes ánforas escancia toda tu luz de infinitud.
Derivan de astronómicas raíces tus cabellos sombríos y en derroche: llevas la tempestad sobre tus hombros en sus anillos se ciñó la noche. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica