238 REPERTORIO AMERICANO Se bebe un aire de cumbres cuando se leen las páginas del libro. Lo que tan difícil es para otros, soterrados por balumbas de prejuicios y de falsas medidas de valores, resulta natural para este hombre, acostumbrado a buscar su autenticidad. Una lucidez extraordinaria, una inteligencia muy clara, una modestia franciscana, un natural señorío y una pulgarada de humorismo que no puede herir, porque no tiene más intención que la de colocar valores en el justo plano en que deben estar se unen para deleitar a quienes se regocijan de saber que la humanidad produce ejemplares como este.
El estilo. He aquí otra característica. Podríamos aplicarle el epíteto de funcional.
Es como esos edificios modernos que ba.
san su belleza en el acuerdo perfecto entre los valores arquitectónicos con la función a que están destinados. Desnudo de todo ornato, de toda invitación a la retórica o a la ampulosidad. Austero, directo.
Es como si el autor pretendiera que entre el concepto y la expresión no hubiese intermediarios. La técnica de sus relatos recuerda a veces a Tolstoi, a Baroja a Azo.
rín e incluso a Sommerset Maugham, sin que pueda, en modo alguno, hablarse de imitación. Como ellos, González Vera se afana en huir del oropel literario, de los adornos, de la vaguedad, de lo hueco y campanudo. Su palabra traduce y no viste.
Sobre la desnudez de la verdad, ni un solo manto, ni siquiera el de la fantasía. Sólo una vena de ironía sutil, que es la sal y la pimienta del libro, se interpone entre el ser y la expresión, como esas verdes y diminutas enredaderas nacidas silvestremente en los intersticios de la arquitectura artística.
Quien lo lee ingenuamente, acaso imagine que tal manera de escribir es el producto del menor esfuerzo. Nada más erró.
neo. Su frase ceñida y desnuda es la obra de un artista que se empeña por alcanzar una diafanidad tan extraordinaria como la de esas lámparas modernas de las salas de cirugía que no proyectan sombras.
Hasta aquí mi admiración sin reservas.
Pero este libro a mí me ha inducido a.
meditar. Me ha obligado a enfrentarme con mi propia concepción estética. Constituye este estilo de González Videla el ideal de arte. Es la suya una obra estética? Si el arte tiene por objeto provocar un goce espiritual, no hay duda; el libro lo produce, luego, podríamos concluir, es artístico. Yo dudo, sin embargo, que sea ese el único fin del arte. aquí aflora mi discrepancia. Me parece que el mundo que nos rodea es de dimensiones, es decir, infinito. Cada cosa real es más que realidad, más que apariencia. Me explicaré con un ejemplo: esta mesa sobre la que escribo, constituye un objeto que el artista al describirla tratará de individualizarla para distinguirla de todas las demás. Pero ¿bastará eso? Posiblemente sí, si el artista no quiere entrar el trasmundo, a las dimensiones de esta realidad. Por ser aparte de un medio humano, sobre esta mesa se refleja nuestra conciencia y sabemos que el tiempo ha vivido en ella dotándola de una historia.
Acaso sobre sus tablas sufrió y esperó un ebanista desconocido, han puesto sus manos seres que dejaron de vivir hace ya mucho tiempo y ha formado parte del me.
dio intimo que a mí me rodea y que para mí tiene un significado peculiarísimo. El ámbito del hombre se diferencia del animal en que en el nuestro, a lo natural, añadimos la dimensión temporal: la historia, la huella de la sensibilidad humana. La realidad si se la concibe exclusivamente como material es incompleta. El mundo sin el trasmundo deja de ser humano.
En la obra de González Vera el trasmun.
do no existe. Es el mundo material el que le preocupa, el que describe con una aca.
bada nitidez. para mí el arte tiene por finalidad no solamente producir un telei.
te estético si no también descubrir, insi.
nuar, obligarnos a comprender el trasmundo que nos rodea, infinitamente.
Comprendo que esta es una apreciación personal. Puede que mi punto de vista no sea compartido por muchos. Yo mismo no me había preocupado de definirlo antes de leer Cuando era muchacho. He sostenido un diálogo con el autor y conmigo misma mientras leía sus páginas. a la postre he dicho: el hombre es admirable. Mientras más lo frecuento más lo respeto y lo admiro. Es una maravilla de bondad, de inteligencia, de sencillez y equilibrio. Pero no comparto su posición artística. Echo de menos en ella lo que para mí es esencial: el deseo de y la capacidad para evocar tras el mundo material el infinito trasmundo.
Santiago de Chile, 1951.
PUERTO RICO en su AMÉRICA La estrategia para perpetrar el coloniaje Colaboración de Juan Antonio CORRETJER Ni había sido vencida Alemania ni ocu tados Unidos la parte mejor en el comercio rrido el crimen de Hiroshima. Es más, To del hemisferio.
davía no era Roosevelt difunto. ya en Siendo Estados Unidos el único país enmarzo de 1945 el imperialismo yanqui te tre los contratantes dueño de grandes capinía escrito su programa de avasallamien tales disponibles para inversión en el exto del hemisferio americano. Ese programa tranjero, la cláusula de la libre inversión fué presentado por el Subsecretario de Es surte en la práctica el efecto de la extentado yanqui a las Repúblicas latinoamerisión de un permiso para que EE. UU. pecanas en la tristemente célebre Conferen netre con sus capitales en los países laticias de Chapultepec, México, en la forma noamericanos de hecho y sobre la base de del Plan de Clayton. Se le bautizó pomposus propias e impuestas condiciones.
samente con el estratoesférico nombre de En cuanto a la cláusula sobre la libre Carta Económica de las Américas. granempresa se refiere, se trata de la realidad des mentiras, grandes frases!
de una prohibición a la nacionalización de los recursos básicos latinoamericanos, forHe aquí los rasgos predominantes de ese ma única posible para evitar que los pul programa: la santísima trinidad de copos de Wall St. se los apropien.
mercio libre, libre inversión y libre emEl Plan añade una cláusula sobre promopresa fué reclutada, uniformada y lanzación de la industrialización de la América da al ataque contra toda la América Latina para bien único de los plutócratas de wall Latina a base de empréstitos suministrados por el capital financiero yanqui. Truman, St. Veamos.
en su discurso inaugural de 29 de enero de La cláusula sobre comercio libre re 1949, levantó esta cláusula como una banclama una baja mutua de tarifas entre las dera mundial, llamándola punto cuarto.
partes contratantes. La consecuencia efec El verdadero objetivo de este tipo de intiva y general de tal acuerdo abre el dustrialización es seguir, en una forma tado de las débiles industrias latinoameri más intensa, amplia y elaborada, la tradicanas a la artera competencia de las pode cional política colonial de establecer únicarosas y bien organizadas industrias de Es mente aquellas industrias que sirvan los tados Unidos; mutila el desarrollo indus intereses de los trogloditas de Wall St.
trial latinoamericano y manca sus actuales Este Plan ha sido condenado por una Conindustrias; restringe el comercio entre las ferencia conjunta de industriales y reprenaciones latinoamericanas y garantiza a Es sentantes de las uniones del trabajo en Mé.
xico con las siguientes palabras: El Plan de Clayton. no es más que un plan de dominación mundial para la abolición de la competencia y la libertad. Estados Unidos juega en el mismo el papel de metrópolis, mientras que los demás países son colocados en la posición de gobiernos satélites.
Las líneas militares de este plan de dominación hemisférica se esbozan principalmente en el proyecto de promediación de armas presentado desde octubre de 1945 por Estados Unidos a las naciones latinoamericanas mediante la Junta Inter americana de Defensa. Se trata de la promediación he.
misférica del material de todas las unidades de las distintas fuerzas armadas y las facilidades para su producción. Ha de ha.
ber también medidas para establecer un sistema conjunto de servicio militar obligatorio, adiestramiento de oficiales e intercambio de oficiales y estudiantes militares. Tal plan no puede tener por objetivo más que poner en manos del alto mando militar yanqui todas las fuerzas armadas de la Amé.
rica Latina. En Para Un Prontuario de!
Dólar. el argentino Arismendi comenta. Las fuerzas armadas de las veinte repúblicas centro y sudamericanas perderían su carácter nacional para convertirse en meras unidades del gran ejército y la poderosa armada yanqui. Nuestras necesidades de de.
fensa nacional quedan relegadas a los objetivos internacionales de la estrategia de fuerza yanqui.
En lo cultural, el programa del imperialismo consiste en hacer tragar a los pueblos latinoamericanos su línea política a través de periódicos, gacetilleros, columnistas. radiocomentadores, películas, proOS Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica