Violence

380 RUPERTORIO AMERICANO Así nació un amor (En Rep. Amer. Para mi esposa con todo cariño. Cuando te vi por vez primera, exchaló mi pecho un suspiro de simpatía; senti la emoción de una quimera que antes no había sentido, hasta ese día.
Cuando de nuevo te encontré y te hablé, tuve la dicha de estrechar tu mano y sentí cómo hasta el sol en el horizonte embellecía aquella tarde de verano.
La simpatía la trocamos en amistad verdadera y fué así como en mi vida nació el amor.
Ese amor ha sido en mi sendero la estrella, que me ha dado su luz, su cariño y su calor.
Francisco ARIAS Heredia. 1949.
desfiladero de la angustia venezolana, en los pasados años de opresión, como en la firme y confiada andadura de las espe.
ranzas, por la derecha vía, sobre la ancha tierra de todos y para todos. Corazón andino como los de tantos otros excelentes compañeros nuestros, entre ellos aquel, bondadoso, noble, leal, que palpitó en el pecho de Luis Troconis Guerrero, de inde.
leble recuerdo entre nosotros. Aquí le ren dimos homenaje al Táchira honrando la memoria de Luis y de Leonardo.
Pero esta vez ha ocurrido algo más que la caída de un hombre en la hora negra de la desgracia y para nosotros la irreparable pérdida de un excelente compañero de lucha. Se ha iniciado en Venezuela un modo nuevo de brutalidad dictatorial: se ha ase.
sinado, se ha ametralladora en plena calle pública y con armas de la nación a un adversario político. La mentira oficial, a la que no le duelen prendas de desvergüenza y los acomodos de la justicia mercenaria a los imperativos de la violencia, da.
rán la versión absolutoria de la monstruosidad cometida; pero la Venezuela que siempre ha repudiado el homicidio como forma de lucha política y que ha pecado de olvidadiza aun en casos de atropellos y agravios imperdonables, sabe ya la verdad tremenda y no podrá olvidarla. Hace unos días fué un humilde hijo del pueblo, Cás.
tor Nieves Ríos, luchador tenaz y valeroso, a quien se le arrebató a tiros de función de autoridad la vida puesta al servicio del ideal democrático, que involucra libertad y dignidad ciudadanas honrada sea también su memoria en este recordatorio de nuestros mártires y ahora acaba de caer Leonardo Ruiz Pineda, culto hombre de leyes y de letras, de vida limpia, padre amantísimo de dos tiernas niñas martiriza.
das ya para siempre, habiéndose llegado hasta el repugnante extremo de inhumanidad de reducir a prisión así fuese momentánea a su esposa, una dulce y admirable mujer venezolana, tachirense ella también, cuando acudió a exigir que se le entregase el cadáver de su marido. Es inicuo, es monstruoso, que todos esto haya podido ocurrir, impunemente, en un país que ha contraído compromiso de respeto a los derechos humanos. Cuando los compañeros que me han precedido en el uso de la palabra hicieron mención acusatoria de la monstruosidad cometida con la infortunada y noble esposa de Ruiz Pineda, tuve que inclinar la cabeza con pesadumbre ve.
nezolana, duelo y vergüenza, al advertir las miradas de asombro que se cruzaban dos mujeres mexicanas que honran este acto con su presencia.
Se dice que no se sabe dónde y cómo fué enterrado, a raíz del crimen, el cuerpo de Leonardo Ruiz Pineda; pero lo indudable.
mente cierto es que el pueblo de Venezuela, en imperecedera presencia de espíritu, el pueblo incontaminado de prevaricaciones, lleva sobre sus hombros al compañe.
ro sacrificado y haciendo su camino dolo roso hacia el día de la justicia lo conduce a la inmortalidad.
Pero sobre el suelo de mi Patria ha que.
dado en pie una víctima inquietante: el pueblo de Venezuela, al cual se ha tratado de envenenarle las fuentes de su bondad esencial, pues los dos extremos del dilema en que lo ha colocado la monstruosidad que acaba de presenciar son igual mente funestos para sus destinos: o sumisión vergonzosa ante todas las arrogancias posibles de la arbitrariedad, o desencadena.
miento de sus tremendas iras.
Piensen en esto los hombres prudentes de nuestro país que no hayan querido asomarse sobre el drama venezolano de hoy bajo el nuevo signo de la represión, pero a quienes acaso la historia les atribuya ma ñana alguna responsabilidad y procuren advertirlo también aquellos que sólo tengan acostumbrados sus ojos a explorar la tranquilidad de la calle a que den las puer.
tas de sus tiendas o de sus oficinas de negocios. Con el pueblo de Venezuela están cometiendo sus actuales gobernantes el monstruoso delito de inducirlo a represalias sangrientas, mediante la siembra de rencores que allí se está llevando a cabo, como para copiosa cosecha de infortunio.
Yo no tengo mano conformada para arro.
jar la brasa del corazón a los incendios de la violencia, ni me muevo entre hombres que les confíen a las llamaradas de la ven.
ganza el conocimiento del pan de la justi cia, y sin mengua de la firmeza de la acu.
sación a que estamos obligados, invito a mis compañeros a total presencia de ánimo, en alturas de serenidad responsable ante el destino de nuestro pueblo, a fin de que, sin que el agrio rencor nos tuerza la buena sustancia del dolor venezolano que aquí nos reune, sea honrada siempre entre nosotros la memoria de nuestro compañe.
ro, mártir del ideal democrático. El de la fina valentía y la gozosa audacia: Leonardo Ruiz Pineda. Vivo y perenne entre nosotros.
Rómulo GALLEGOS.
México: 25 52. Adhesión a un homenaje a Leonardo Ruiz Pineda Por Rómulo BETANCOURT (Envío del autor, en San José de Costa Rica. Se realizó el homenaje el de noviembre, 1952, en el Ateneo de Montevideo. Este homenaje a la memoria de Leonardo Ruiz Pineda rendido por uruguayos libres y por exilados de otras patrias ameri canas, radicados en la tierra de Artigas, tiene significación emocional y trascendencia política.
Nos conmueve, como compañeros de mi litancia ideológica y como amigos entraña.
bles de Ruiz Pineda, la súbita incorporación de su nombre a la galería de los inmortales de América. La ráfaga de ametralladora que segó su vida repercutió en la conciencia continental. quien había luchado casi cuatro años, en la obligada anonimia de la batalla clandestina, oculto de.
trás del pseudónimo de Alfredo, emergió de las sombras de una acción sin relieves externos ni fanfarrias de aplausos con su neto y nítido perfil de héroe. Héroe de la resistencia civil venezolana a la dictadura castrense: así está ya incorporado Leonardo Ruiz Pineda a la historia contemporá.
nea de Hispanoamérica y a la de las luchas sociales de todos los tiempos.
Pero este acto de presencia de las me.
jores gentes americanas para hacer justicia póstuma, sin regateos de mezquindad ni esperas dilatorias, al gallardo combatien.
te asesinado, tiene también extraordinaria importancia política. Es síntoma expresivo de que quienes en América combaten por la vigencia de las libertades públicas, por el nacionalismo económico y por la implan.
tación de la justicia social, adquieren cada día más clara conciencia de que esa acción carecerá de eficacia mientras no se coordine por encima de las fronteras geográficas, enmarcadoras y limitadoras de cada patria en particular. es que no podemos hacernos ilusiones costosas, ni ver los hechos a través de prismas engañosos. Estamos empeñados en una lucha contra cuanto hay en nuestra Amé.
rica de barbarie indigerida, de feudalismo perviviente, y todo ese saldo del ayer no superado, revitalizado con doctrinas de inspiración fascistoide. como apoyo y soporte de esa irrupción de lo anti histórico en el Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica