REPERTORIO AMERICANO 171 Parábola de la pampa de Acari ven de aliciente al porvenir en estos as gó al hombre valor de superioridad sobre sentante de la libertad que, aunque entrapectos, responden a independencia de gru la bestia. El individuo permanece aun co ñe un peligro de factura mercantilista, traspos determinados que sienten la necesidad mo la garantía más sólida de nuestro por torna ya la fisonomía de la actual civilizade modificar, a tono con un estado de áni venir, aun cuando carezca de cotización en ción y le imprime los caracteres de revomo humanista, los rasgos imperantes que el mercado de esclavos de la edad contem lución permanente.
predominan en el continente como produc poránea. esta es toda una promesa de ſuto de importación.
turo para América. El hombre es el repre. Buenos Aires, 1953.
América no ha tratado de huir a este contacto, ni pretendiendo encerrarse en sí misma y crear su propia espiritualidad con elementos propios. La presión que ejerce en los destinos de la evolución mundial, son Por COSSIO DEL POMAR resultado de predominio material, expansi.
vo en su acción de extender las mallas de (De El Indoamericano, Tomó II (en prensa. sus redes a otros confines por una hegemo(Envío del autor)
nía comercial. Los sacrificios de vidas huTodavía vibraba el Perú sacudido por la ras de las huellas en el suelo salitroso. Las manas que generosamente fueron inmoladas en tal aventura carecen aún de la jus.
desconocida conmoción de la iibertad. Por olas parecían romperse sin ruido sobre las tificación histórica, frente al hecho moral primera vez se dejaba de hablar a media rocas negras tejiéndoles un lecho de espuvoz. Se discurseaba contra la injusticia, las ma. Paisaje de silencio. Nada vivía sobre que los pueblos del hemisferio tienen como tiranías, los terratenientes, la morralla en el manto cósmico de la llanura donde nuesprincipio idealista del futuro americano.
galonada, los derechos del indio. Se hablaba tros autos prolongaban sus sombras sobre Quie ello resultaría casi imposible por el más de lo que hubiera convenido. Las puer la tierra bermeja. De repente, tropezamos contacto estrecho de la vida de relación, tas de las cárceles aún estaban a medio con un espectáculo digno del escenario que puesto que no es posible encerrarse den.
abrir. Con cuenta gotas el flamante presi. teníamos delante. Dos animales representro de sus propios baluartes, que nunca dente Bustamante dejaba salir los presos taban un drama, drama común desde las resultan imbatibles, se admite. Pero Amépolíticos encerrados en el Frontón, la Pe. cavernas, desde que se establece la lucha rica sin libertad es un principado polinésinitenciaría y otras prisiones. El miedo do. entre el débil y el fuerte, con el eterno co de corte fenicio. Su cruzada es la de re.
minaba a la reacción agazapada y lo más símbolo de la víctima y el victimario. un dimir a los pueblos, de liberarlos de los azo.
graneado de la aristocracia civilista se burro y un perro. Un burro abandonado tes de una civilización cruel alimentada a humillaba, contrita, ante el triunfo popu. en ese paraje inhospito por su flaqueza y sangre de mártires. América ha escapalar. Muchos de ellos figuraban ya en las sus años. Un perro de salvaje aspecto, sin do al riesgo de enfrentarse con el destino filas del Partido del Pueblo; fervientes par raza definida, llegado a la cita asesina no en la búsqueda de su expansión. Temió al tidarios de última hora se apiñaban en el Gabemos de dónde. Animal enorme, lanudo, idealismo para seguir la corriente de la local del. Apra; generales, prelados, magis. negro veteado, como engalonado de oro. Sin sangre. Olvidándose de su papel ante la histrados y almirantes, hacían cola para salu duda decendiente de esos enormes mastitoria como fuente creadora en el concierto dar a Víctor Raúl atareado en recibir dele. nes que acompañaban a los conquistadores humano para imprimirle rumbos particugaciones de campesinos, obreros, estudian. para ayudarles a destrozar indios. Cómo se lares, prefirió poner torniquete a los labios tes y amigos que llegaban de todos los rin. encontraba allí? lo mejor empujado por de los descontentos y reducir a prisión a cones del Perú. Faltaba tiempo para cele. ci hambre y la fuerza; por el instinto que los réprobos, siguiendo las huellas seculabrar la tan esperada victoria. Para conso.
conõuce a la fiera hacia su víctima. Horas res que la misma historia repugna. Prefi.
lidarla se imponía una jira por el país: visi delia de llevar prendido al cuello del bu.
rió encender grandes hogueras para incitar las provincias, examinar de cerca el rro, extenuado por el cansancio de la lunerar a los enemigos, presenciando, desproblema de cada pueblo, recoger el fervor cha, pero todavía en pie. En rojos ara.
de las gradas del circo, a donde no llegaban de los hombres y llevarles la palabra de bescos, rutilando bajo los últimos rayos las salpicaduras de la sangre de los gladia aliento que mantuviera la fe en una patria del sol, la sangre, cubría la cara del perro dores ni los lamentos de horror de los samejor.
y chorreaba por el cuello y las patas de crificados, un espectáculo de crueldad jaMe tocó acompañar al Jefe del Aprismo lanteras del burro. Pasábamos cerca. El más imaginado por los héroes de su indeen su jira por el sur de la República. Una perro ensañado seguía prendido de su prependencia. Disfrutó del espectáculo, consmadrugada fría y brumosa salimos de Lima 6a. El ruido de los motores no logró dis.
truyó catacumbas y lanzó sus hijos a las en varios destartalados automóviles. Por la traer el ansia bestial que lo movía. Los fieras, exactamente como en los tiempos de Roma. con tales procedimientos, dió llamada carretera Pan Americana, a lo lar.
colmillos voraces se cerraban sobre la bre.
cha abierta en la piel de la pobre víctima.
nacimiento a las dinastías terratenientes e go de la costa del Pacífico, desfilamos industriales, sentando un falso principio so.
atravesando pueblos y caseríos soñolientos, Qué horripilante escultura apocalíptica hacial adverso a su función, dejándose arrasentre sembrados de algodón, caña de azúcía aquel grupo en ese paisaje hecho de trar en tal orgía por el torbellino de los car y viñales: Lurín, Asia, Cañete, Chincenizas. Qué bien representaba la fuerza acontecimientos que le absorbieron.
cha; plateados arenales y oásis de empena el asco de su poder imperial! Contemplába.
chadas palmeras. Ica a la sombra de enor mos atónitos. Sin decir palabra y sin moDe tal modo que no sea posible excluirmes sicómoros. Nasca en fértil quebrada vernos. Muchos de nosotros llevábamos ar.
la de la responsabilidad que le cabe en la cubierta de maizales y naranjos. Segui.
mas. Nadie hizo ademán de sacarlas, salvo derrota del hombre que envuelve a nuestra Ríos Idiaquez (1) que sacó el revólver, lo mos entre pálidos olivares y profundos bacivilización. No disponiendo de serenidad levantó lentamente y se quedó apuntando rrancos antes de entrar en el abandono de suficiente para medir sus actos y el alcanLomas y en Chala, el puerto inkaico con al cielo. Fué el único gesto de protesta. Los ce de sus acciones, la vida de América ter vertido en amontonamiento de casas de ma.
demás nos quedamos inmóviles, mudos, in mina, en el concepto de sus hombres re.
dera techadas de zinc.
vadidos por la impotencia con que se mira presentativos, con la vida de esos elemenDespués del peligroso sarpenteo de la la última hora de los ajusticiados. IIorri.
tos. El mismo fenómeno de ambiciones pre.
carretera por las estribaciones rocosas de pilados desfilamos como ante un holocaus.
dominantes en el aciago presente europeo. la cordillera de los Andes que llega hasta to consumado en el gran altar de la pamLucha de rivalidades y monstruosidades el mar, salvando el Paso de las Calave.
pa, bajo el fuego del sol. al alejarnos ahogadas entre sangre y lamentos, en de ras. nos encontramos en la pampa de oímos un tremendo grito de angustia lantrimento de pueblos avasallados a los que Acarí, pelada llanura de tierra roja, ribe.
zado por la víctima. Un grito ronco como se sojuzga al yugo esclavizador de un sis teada por la arena blanca de la playa. Caía jamás habíamos oído otro igual. Que no tema inicuo. América no se ha opuesto la tarde. la izquierda relámpagos lejanos, era rebusno, ni queja de dolorosa. Era un al exterminio de naciones, ni ha tendido so mudos, encendían las montañas sobre la alarido que parecía clamar: Socorro! con bre los océanos el puente de comunicación los verde pizarra de un cielo de lapislázuli. Toel tono desgarrado, con el patetismo que el espíritu idealista ha de construir pa das las nubes se agolpaban sobre el mar forque se niegan a morir con resignación.
ra que sirva de cordón umbilical que ate mando fantásticos edificios flotantes de una continentes. El interés material, el apetito región eterna, en juego de colores impre. Asesinado tres años después, con una de sus dignatarios, privó sobre lo abstrac sionistas. Terminada la carretera, los au bomba en el estómago, por la policía to y lo moral. Por fortuna, el tiempo otor tos, uno tras otro, seguían las cintas obscu de Odría. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica