REPERTORIO AMERICANO 259 turales a su espíritu y a su inteligencia una de las más vastas que, en hombre o en mujer, hayan existido la llevaron a librar la grande y estética batalla en favor de su linaje y en defensa de las libertades humanas para la mujer.
Al defender a la mujer, Sor Juana pretende también defender al hombre de sí mismo, excitarlo a una conducta capaz de liberarlo de las culpas que ella le condena en sus universales redondillas; éstas, a pesar de su metro menor, de su ingenio agudo y mordiente, constituyen la base de un nuevo código social. No hay que acusar a la mujer sin razón; no hay que darle ocasión de obrar mal; no hay que contrariar el orden natural de las cosas, buscando que sea liviana cuando pretendida, y casta en la posesión. En el sentido común que resplandece en el poema, como en la Carta Athenegórica y la respuesta a Sor Filotea, hay un pregusto de gran racionalismo francés del siglo xviii y de la vuelta a la naturaleza, en el concepto mismo de la vuelta al orden humano. La frase encierra más ideas que palabras, producto directo de una experiencia aguda, viva, de la realidad. Hay algo que sabe profundamente a vida: Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón; sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis.
sus hijas espirituales? Y, en una sola fra. manos de Jesucristo. Su doctrina está vise, resume el anhelo de generaciones de va todavía y sus peticiones aún no tienen mujeres, el mismo que ahora empieza ape respuesta en muchos lugares.
nas a convertirse en realidad en tantos paí. En ella, pues, hay que saludar, en ocases americanos: Lo que sólo he deseado sión de este tercer centenario no sólo al es estudiar, por ignorar menos.
gran poeta femenino que cubre esplendoHabría que repetir muchos versos, vi rosamente su siglo mezclando en su obra, llancicos, loas, y frases de su prosa perfec. al rigor y a la pureza clásicos, la deslumta, para situar a Sor Juana como iniciado bradora belleza verbal de la novedad gon.
ra de una justicia nueva para la mujer, gorina, sino a la primera voz que se eleva como alma de un renacimiento que la ha para dar expresión a los anhelos latentes cía exclamar en una loa a la Virgen, para en la mujer, de compartir, pero de comque los mexicanos, todos juntos, la implo. partir realmente, los trabajos y el destino raran: del hombre.
Contrariamente a lo que ocurre tratánVos, habéis de mantenernos dose de muchos valores americanos, que en paz y justicia igual.
me atrevería yo a llamar tropicales, Sor Juana Inés de la Cruz no es un mito, ya En su obra de teatro Amor es más labe que no existe mito donde existe una obra rinto se anticipa a la ciencia de su tiempo viva. No obstante, las limitaciones a que al aceptar la tesis del origen de las desigual estuvo sujeta su labor material, a causa de dades sociales y pone en labios de Teseo su estado religioso, debe verse en ella a su luminosa intuición: una libertadora mucho más grande que muchas heroínas de circunstancias que, sien. de donde infiero que sólo do necesarias y aun indispensables en su fué poderoso el esfuerzo, momento, carecen de las virtudes de pera diferenciar los hombres, duración que brillan en la obra y en el pen que tan iguales nacieronsamiento de Sor Juana.
con tan grande distinción Una mujer de América defendió, en vercomo hacer, siendo unos mismos, sos inmortales, los derechos de la mujer y que unos, sirvan como esclavos clamó justicia, igualdad y libertad, tres siy otros, manden como dueños.
glos antes de consagrarse la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Su Es conmovedor escuchar a esta distan espíritu y su nombre están presentes, pecia, el eco luminoso de su voz reformado rennemente, en la inspiración de todas las ra que pedía paz, justicia, libertad, iguai mujeres de América. nombre de ellas dad. Ella quería igualdad para todos, entre yo saludo reverentemente su esclarecida hombres y mujeres, entre blancos, negros, memoria, sintiendo que el paso de los siindios, sabios, y poderosos, con la intui glos, no hace más que confirmar su resición divina de la igualdad de todos los se dencia permanente en la vida de la cultura res, hijos todos, decía ella, de Dios, y her y el espíritu americanos. Pues para que os espantáis de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis o hacedlas cual las buscais.
La requisitoria está en pie, como un anatema, viva a los trescientos años, tremenda en su reproche, vaticinadora.
Las Redondillas no son, en efecto, sólo una salida lírica provocada por la reacción natural de una mujer que había sido tan solicitada por los hombres, antes de entrar de monja. Contienen una filosofía aplicada, crítica, de la organización social en sus bases mismas, ya que el hombre, según señala su verso, junta diablo, carne y mun.
Lectura de Sor Juana (El Primero Sueño, que compuso imitando a Góngora. Por Alfredo CARDONA PEÑA do.
escrito en los hondones de su cráneo, luminosa caverna.
Estas que me dictó, notas menores, negro, sí, aunque clarísimo digesto. oh excelso lector mío, entre las flores ayer amanecidas y hoy en cesto, pues tus ojos cortaron sus colores, escucha ya, tan dulcemente impuesto, que te robe a su cósmica pupila Sor Juana de la Cruz, monja sibila.
Sor Juana va en las hadas, enlazadas sus manos a los bardos, con sus finas materias doctoradas en las Humanidades de los nardos.
El mundo iluminado y yo despierta, dijo Sor Juana, en tanto se derramaba el sol junto a la puerta que ella entorno para medir su canto Porque es celeste baña el pensamiento.
Coge el pez y la dalia. Un élitro en el viento! entre su voz las magas de Tesalia.
El maestro Ezequiel Chaves, uno de los más ilustres biógrafos de la poetisa, define estos versos como reivindicadores de mejor apreciación y mayor justicia; de lógica más justa y más equitativa, que nor.
me mejor las relaciones sociales.
Es fácil comprobar hasta qué punto eran modernas y universales su claridad y su visión en lo que se refiere a la situación social de la mujer, en la reacción de la iglesia establecida y en la carta en que el obispo de Puebla, firmando con el nombre de Sor Filotea, excitó a Juana a abandonar la lectura y el estudio de los filósofos que no hay que olvidarlo eran al mismo tiempo sociólogos y críticos sociales de su tiempo.
Cuando el obispo de Puebla la censura por estudiar y aprender ciencias del mundo, Sor Juana formula, en la Respuesta a Sor Filotea, un verdadero contrato social, con apoyo en la autoridad de San Jerónimo. Cita la epístola de Leta, en que el santo recomienda a la mujer que instruya a su hija y llega a recomendarle que desde niña le enseñara a recolectar diariamente algunas flores del jardín de las Santas Escrituras, y aun versos de los clásicos grie.
gos. Pues si así quería el Santo que se educase a una niña que apenas empezaba a hablar ¿qué querrá en sus monjas y en Era la noche, fiel a todo empeño creador. Era la sombra. caminó sobre la piel del sueño como sobre las aguas Quien se nombra.
La ciencia de su tiempo y otra ciencia, la máquina del mundo, fragor de la elocuencia, aquí dejó su múrice rotundo.
En imaginaciones de visiones, cuando sobre las ramas cae el sueño, suscítanse los dones de la sabiduría. van las Llamas Hasta el secreto ritmo de las venas imita a la que salma, contagiado de átomos, arenas y sollozos de alma.
altísimas cayendo, como vasos de tan igneos, oscuros: no otra cosa son estos dulces brazos que le tendió Sor Juana a los dioscuros.
Brilla el ojo nictálope, que dando círculos a su punto, edifica el silencio, recreando el tenebroso, musical conjunto Topo de amor, enigma subterráneo y mágica linterna, Pirámide mental, y monumentos levantados al sol, entre la tierra. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica