26 REPERTORIO AMERICANO que puesto en él de pie, luz en mi frente mejor la estrella que ilumina y mata.
Este poema compendia la vida de Mar ti y es toda una profecía. La estrella lo mató pero acabó con el yugo.
Noche de Mayo es una muestra de la calidad del precursor del Modernismo, ese movimiento de reacción contra el desaliento poético y contra el pseudo clasicismo del siglo xviii, al lado de Manuel Gutiérrez Ná.
jera y de José Asunción Silva: cartas en las que las imágenes florecían bajo su pluma como en sus labios; el corazón se le derramaba tras de las palabras.
El epistolario martiano se conoce en gran parte gracias a Félix Lizaso, quien afirma que la carta es el chorro de claridad lanzado afuera, que permite, desandando su propio camino, un atisbo del fuego vivo que la produjo. Así es la verdad.
En esta carta a Gabriel Zendegui, se confirma el aserto. Mi querido Gabriel: Si los vientos han sido leales, te habrán llevado una amorosa carta mía. Te la debo especialmente, y te la he pagado muchas veces. Si el pensamiento no va a la pluma, sino al aire, es porque no gusta de manos, sino de alas.
Esta carta te la lleva un arrogante poeta que es mi amigo, y ha sabido obligarme.
Con decirte su nombre, te está presentado: José Pérez Bonalde, cuyo mérito crece con los días. Tú sabrás que él ha vertido en rico molde castellano la acre esencia de Heine, y ha hecho un poema al Niagara relampagueante y robusto, y otras cosas más que irás sabiendo. Tiene especialmente de bueno, que es poeta como tú, en versos y en obras. Martí.
No resisto el deseo de reproducir el fi.
nal de su carta testamento literario, a Gonzalo de Quesada. No quisiera levantar la mano del papel, como si tuviera la de usted en las mías, pero acabo de miedo de caer en la tenta.
ción de poner en palabras cosas que no ca.
ben en ellas.
Su José Martí.
luz hacia el amor fraternal es más fácil aún encontrarlo en sus versos, cuando hace crecer la rosa blanca y contempla las estrellas que iluminan y matan.
La obra lírica de Martí está contenida en sus Versos Libres. en el Ismaelillo, publicado en 1882, en los Versos Sencillos, publicados en 1891, y en algunos poemas que publicó en las páginas de esa revista única La Edad de Oro. El primer problema no meramente exterior dice Chacón y Calvo, que presentan estos versos es un problema de clasificación. qué forma artística suponen. qué fué Martí? El problema halla su solución única en el estudio de la fuente, de la firmísima personalidad del poeta. Pesa él sobre sus versos más que las fórmulas, más que las escuelas, más que todas las poéticas.
La noble vida de Martí cruza el mundo cargado de aromas únicos. Para hacer poesía hermosa, no hay como volver los ojos fuera: a la naturaleza y dentro del alma. Lo que importa en una poesía es sentir, parézcase o no a lo que haya sentido otro; y lo que se siente nuevamente es nuevo. El verso, hijo de la emoción, ha de ser fi.
no y profundo. Quién es el ignorante que mantiene que la poesía no es indispensable a los pueblos? Hay gentes de tan corta vista mental que creen que todo fruto se acaba en la cáscara. El genio poético es como las golondrinas; posa donde hay calor. Pulir es bueno, mas dentro de la mente y antes de sacar el verso al labio. Ni en el pulimento está la bondad del verso, sino en que nazca ya alado y sonriente.
En distintos escritos de Martí encontramos estos conceptos y otros más sobre la poesía lírica que constituyen en realidad las normas de la poética martiana.
En su libro Versos Libres, como su nombre lo indica, aparecen poemas sin consonancia y las más de las veces rebeldía lle.
ga hasta la métrica. Son los versos escritos en la época bullente de su juventud en que despertaban en su alma los sentimientos rebeldes contra el despotismo que imperaba en su patria. Son versos airados, a veces estridentes. El mismo lo dice en Estrofa Nueva: Con un astro la tierra se ilumina, con el perfume de una flor se llenan los ámbitos inmensos. Como vaga, misteriosa envoltura, una luz tenue naturaleza encubre, y una imagen misma del linde en que se acaba brota entre el humano batallar. Silencio. En el color, oscuridad. Enciende el Sol al pueblo bullicioso y brilla la blanca luz de luna! en los ojos la imagen va, porque si fuera buscan del vaso herido la admirable esencia, en haz de aromas a los ojos surge. si al peso del párpado obedecen, como flor que al plegar las alas pliega consigo su perfume, en el solemne templo interior como lamento triste la pálida figura se levanta. Divino oficio! El Universo entero, su forma sin perder, cobra la forma de la mujer amada, y el esposo ausente, el cielo póstumo adivina por el casto dolor purificado. Estos son mis versos. Son como son. nadie los pedí prestados. Mientras no pude encerrar íntegras mis visiones en una forma adecuada a ellas, dejé volar mis visiones. oh cuánto áureo amigo que ya nunca ha vuelto! Pero la poesía tiene su honradez, y yo he querido siempre ser hon.
rado. Recortar versos, también sé, pero no quiero. Así como cada hombre tiene su fisonomía, cada inspiración tiene su lengua.
je. Amo las sonoridades difíciles, el verso escultórico, vibrante como la porcelana, volador como un ave, ardiente y arrollador como una lengua de lava. El verso ha de ser como una lengua de lava. El verso ha de ser como una espada reluciente, que deje a los espectadores la memoria de un guerrero que va camino al cielo, y al envainarla en el sol, se rompe en alas.
Los Versos Libres de José Martí son versos sajados en su propia carne y escritos con su propia sangre, por modestia los dejó inéditos, siendo seguramente los primeros que escribió.
Adentrémonos ahora en el Ismaelillo, minúsculo devocionario lírico, abundante en juegos poéticos. Ahora el personaje homérico no tiene casco, ni clava, sino rizos de niño rubio entre sus manos poéticas. su amigo de México, don Manuel Mer.
cado, escribe muchas cartas. Una de sus últimas, fué escrita precisamente a don Manuel Mercado, el 18 de mayo de 1895, en el Campamento de Dos Ríos. Poco antes de alzar su vuelo hacia el templo de la gloria.
La delicadeza del poeta se revela en esta carta escrita a Carlos Mantilla. Es muy grande mi felicidad: sin ilusión alguna de mis sentidos ni pensamiento excesivo en mí propio, ni alegría egoísta y pueril, puedo decir que llegué al fin a mi plena naturaleza; y que el honor que en mis paisanos veo, en la naturaleza a que nuestro valor nos da derecho, me embria.
go de dicha, con dulce embriaguez. Sólo la luz es comparable a mi felicidad.
En la carta que escribe cuando él siente que está a punto de morir y en la que alcanza grandeza humana y poética, es en la que escribe a su madre.
Hela aquí. Madre mía: Hoy, 25 de marzo, en vísperas de un largo viaje, estoy pensando en usted. Yo sin cesar pienso en usted. Usted se duele, en la cólera de su amor, del sacrificio de mi vida; y ¿por qué nací de usted con una vida que ama el sacrificio?
Palabras, no puedo. El deber de un hombre está allí donde es más útil. Pero conmigo va siempre, en mi creciente y necesaria agonía, el recuerdo de mi madre.
El estilo epistolar de Martí es un espectáculo maravilloso, un caso único de energía espiritual y una manifestación poé.
tica de altura.
LA LIRICA MARTIANA. Martí no fué un zurcidor de versos; su perfección está en la idea, en la exquisitez, en la emoción delicada, en los múltiples matices de sus poemas. La poesía martiana tiene un fuerte aliento y sensibilidad honda y fina. Si existe el poeta en la prosa sendero de poesía son y estrofa alada, y grito que ni en tercetos ni en octava estrecha ni en remilgados serventecios caben. Vaciad un monte; en en tajo de sol vivo tallad un plectro; o de la mar brillante el seno rojo y nacarado, el molde de la triunfante estrofa nueva sea!
YUGO ESTRELLA Cuando nací, sin sol, mi madre dijo. Flor de mi seno. Homagno generoso, de mí y de la Creación suma y reflejo, pez que en ave y corcel y hombre se torna, mira estas dos, que con dolor te brindo, insignias de la vida; ve y escoge.
Este, es un yugo; quien lo acepta, goza.
Hace de manso buey, y como presta servicio a los señores, duerme en paja caliente, y tiene rica y ancha avena.
Esta, oh misterio que de mí naciste cual la cumbre nació de la montaña, esta, que alumbra y mata, es una estrella.
Como que riega luz, los pescadores huyen de quien la lleva, y en la vida, cual un monstruo de crímenes cargado, todo el que lleva luz se queda solo.
Para un principe enano se hace esta fiesta, Tiene guedejas rubias, blandas quedejas; por sobre el hombro blanco luengas le cuelgan.
Sus dos ojos parecen estrellas negras: vuelan, brillan, palpitan, relampaguean!
Ternuras dichas al oído del hijo con trino de ave y murmullo de aljibe. El padre sueña tempestades; pero siempre aparece ante él la imagen dulce del niño en una realidad pura y emocionante. Dame el yugo, oh mi madre, de manera Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica