REPERTORIO AMERICANO 139 QUÉ HORA ES. Lecturas para maestros: Nuevos hechos, nuevas ideas, sugestiones, incita.
ciones, perspectivas y rumbos, noticias revisiones, antipedagogía.
Influencia del árbol en el espíritu religioso de los pueblos Por Claudio VIVAS (Es un recorte de El Nacional, Caracas. Mayo 30 de 1953. Con motivo de la actual celebración de ciones de supersetición entre dos pueblos la Semana del Arbol. en cuyo buen su separados por edades histórica y geográfi.
ceso están interesados los organismos de ca. Con lo cual queremos referirnos sin más la educación y la población escolar, hemos atrevidos asomos al muérdago sagrado de querido intervenir en esta fiesta que nos los druidas y al díctamo sagrado que broviene ganando el corazón desde antaños ta en el Gran Páramo Nevado, junto al frai.
días luminosos; y ofrecemos a tal fin estos lejón de plata solitario bajo la mirada de escritos, en la creencia de que el árbol con Dios y es figuración de la leyenda en la su copa alzada, nos alcanzará arriba, sin ad mitología muisca.
vertirlo nosotros, alguna idea furtiva.
Refiere un autor de historias galas: ToNuestras lecturas a la luz del candil nos dos los años, al llegar el solsticio de Invier permiten hacer la observación de que el no, los sacerdotes druidas, acompañados del árbol ha venido siendo en el acontecer his pueblo, que gritaba sin cesar al muérdago tórico de la humanidad un símbolo concre el año nuevo, se dirigían al bosque y allí se to para la expresión de muchas ideas abs, situaban debajo de una encina vieja y cartractas del pensamiento religioso. La pre. gada de esta parásita. Se levantaba alredesencia del árbol como entidad sensible, ha dor de ésta, con césped, un altar triangu sido aplicada al concepto de la divinidad lar y se hacían los preparativos necesarios en sus relaciones con los seres y como em para un sacrificio y para el banquete que blema de la perfectibilidad del hombre per debía celebrarse a continuación. Después sus actos. El hecho se produce como una grababan sobre el tronco y las dos ramas experiencia universal, sin otras mutaciones más fuertes el nombre de los dioses poque aquellas que le imprimen los fenóne.
derosos; y en seguida un sacerdote druida, nos sociales. Encontramos el árbol en su vestido de blanco, subía sobre el árbol y función de símbolo, tanto en el creacionis cortaba el muérdago con una hoz de oro, mo mosaico como en la mitología pagana. mientras otros dos permanecían en pie re.
Podría creerse que esta tendencia na cibiendo las ramas cortadas, a los efectos cia la deificación del árbol tuvo su origen de impedir que tocasen el suelo. Después en la obligada actitud contemplativa de la de esto inmolaban las víctimas y rogaban naturaleza por el hombre primitivo, y en a Dios que les hiciese disfrutar las órdela consecuente necesidad de tributar a un nes divinas del muérdago. Luego distrimedio sensible el súbito reconocimiento a buían entre los concurrentes el agua en un dador de beneficios.
que lo habían sumergido, y persuadían al Cabría igualmente referir la sensación pueblo de las virtudes maravillosas del a una relación de belleza entre el hombre muérdago: purificar, destruír sortilegios, y la naturaleza, y pensar que la maravilia combatir las pasiones y curar enfermedade ésta fué tal vez primer motivo poético des.
para las exclamaciones de aquél ante el En la Grecia antigua fueron también asombro de la belleza.
deificados los bosques por su dedicación a La mística y la ética de estas conjetu. las divinidades olímpicas o por la adopras se desvirtúan por la condición perma. ción de algunas especies como imágenes nente del símbolo, no obstante los cambios sagradas. cada dios correspondía un gé.
ocurridos en las teogonías míticas y en el nero o una variedad que por su opulencia espíritu religioso de los pueblos.
vistosa, floral o frutal, mereciera ser conUn ligero recorrido por la filiación de sagrada a la divinidad. La encina estaba las distintas mitologías nos permite hallar destinada a Júpiter, el laurel a Apolo, el clial árbol como elemento de ficción en fávo a Minerva, el mirto a Venus, el álamo bulas y leyendas, y otro por los campos de a Hércules, la vid a Baco, etc. Las divinila verdadera historia nos conduce a su encuentro como figuración filosófica.
En la mitología gala, o más propiamen.
te entre los vestigios de las tradiciones de los druidas pueblo que hizo, como es sa.
bido, un culto por las fuerzas de la natu raleza encontramos la deificación de las montañas y la dedicación de un dios tutelar para cada bosque. Así sabemos que los Alpes, los Vosgos y los Ardennes tuvieron su Pennin, su Vosege y su Arduina como divinidades protectoras.
En la encina, el árbol sagrado de los druidas, crece la parásita del Muérdago, para la cual tenían estos primitivos galos un respeto religioso. Trasladamos aqui la versión de las antiguas ceremonias druidas durante la recolección del Muérdago sagrado, a los fines de hacer observar las rela dades inferiores gozaban también de una representación floral acorde con sus atributos. La venganza, la cólera o cualquiera pasión de los dioses obraba en esta mitología, de igual modo que en las leyendas niponas, casos substitutivos de hombres en árboles, lo cual parece indicar la unidad de los mitos. Muchas fábulas creadas por la imaginación de este pueblo sensual y vigoroso, dotado de gran temperamento estéti.
co, nos son familiares por los nombres de las flores de nuestros jardines: Adonis, Ja.
cinto, Narciso, Mirra, etc.
En Roma antigua, esta misma mitología fresca, vital y tierna, tomó la consistencia, dureza y madurez del espíritu orde.
nador y guerrero del latino. En la categoría de los dioses establecida por los romanos, encontramos a los árboles y arbustos cumpliendo importante destino de figuraciones.
En la mitología escandinava, de la que tenemos noticias por el libro de Eddas, el Supremo Dios Odín concede a su predilecto hijo Vali el reino de los bosques para que rija todos los encantos de la Prima vera.
No podemos referirnos en tan breve trabajo a todos los mitos del grupo indoeuropeo ni adentrarnos en el extenso radio del semítico; pero cualquier erudito que ello intente comprobará la persistente y tenaz presencia del árbol en la repre.
sentación figurada de las ideas religiosas.
Grandes acontecimientos originarios de profundas mutaciones en las creencias del hombre, tienen su mejor historia, su tradición más respetable y su materialización más concreta en el documento del árbol.
Esta voz de amplias inflexiones sólo pide en cada caso un epíteto para ensanchar sus expresiones sin medida ni término. Se podría confirmar esto con las referencias pocas que enunciamos entre centenas cita.
bles: El Arbol del Bien y del Mal y el Arbol de La Cruz, el Arbol de la Vida y el Arbol de la Muerte, el Arbol de la Libertad y el Arbol de La Sangre, el Arbol del Pa.
raíso y el Arbol de la Ciencia. Por lo to.
cante a la genealogía, la heráldica y la nu.
mismática, éstas tienen su mejor archivo en los símbolos florales.
Exclamaba un maestro español: Si me quitaran aquel pinar de La Florida de Ma.
drid, me parecería que me arrancaban una de las raíces de mi existencia. acota un maestro venezolano: El que, desde niño, no haya aprendido a amar a la Naturale.
za y admirarla en sus manifestaciones sor.
prendentes, es muy difícil que pueda com prender el profundo sentido que entrañan estas palabras.
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Bellísimos, para 12 y personas ALMACEN CASTRO QUESADA Teléfono 3275 Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica