Guerrilleros

REPERTORIO AMERICANO 159 la luz venosa, soledad del alma ante el coral dominio de lo inmenso, el pavo real de plumas sin ocaso, la brida, el arco, la cadencia, el roble, el mono de cabeza funeraria, las orejudas momias con los dientes como meteoros de ceniza intacta. calaveras de risa inconsolable, y brigadas de muertos y de muertos que han salido a gritar contra la guerra, si gritar es pararse silenciosos, fuera de sus sepulcros, insurrectos.
La catedral Por Miguel Angel ASTURIAS (En Rep. Amer. La catedral bajo la lluvia crece Después de haberlo herido se le pintan y se desploma. Doble visión bella.
las vendas con paisajes de quimeras La piedra asciende entre las finas gotas, y en cirugías plásticas de empeño, lamidas van las torres alargándose, la casa del empeño y de la moda, las cúpulas, las astas, las costillas alas se dan al que volvió sin piernas, del gótico, murciélagos del Angelus, abrazos fraternales al sin brazos mientras por dentro, en el espacio oscuro y risa al que volvió sin la quijada.
va todo desplomándose mellado por el torrente ronco, subterráneo. Hipócritas, el agua está chocando del agua que aletea en las cumbreras, contra las altas torres en que frisos que se hace látigo en la propia iglesia, de hormigas gigantescas van llevando buscando al negociante, al prestamista, hacia lo alto el duelo de los hombres al patético padre de familia que por la guerra están agonizando!
que da vida de lujo a sus parientes sin pensar en los niños sin comida. Cuál es la esperanza. Restaurar lo malo. Alumbrar los vistrales con lamentos Bajo la lluvia me quedé soñando de huérfanos, de viudas, de baldados, en esta catedral de agua dormida, con usinas movidas por esclavos alzada, muy alzada espacio afuera y carbones que son llagas de piedra y espacio adentro derrumbada toda.
reflejadas en rostros inhumanos?
Por el miedo a dormirse van las gradas subiendo sin subir pues van bajando sin bajar pues van subiendo. Las gracias por donde regresaron de la muerte los santos guerrilleros que combaten contra la esclavitud y sus raíces que son las iracundas de la tierra.
Por el belfo en embudo de una gárgola vino hasta mí la voz de la gangrena, de la oscura gangrena de las cosas que están presentes sin estar en nada, y fué su voz, silencio de la lengua, igual que madre que se acuerpa al hijo sin saber bien en su congoja humana cómo debe llamarse al guerrillero.
Sigo en la catedral. La lluvia pega de contrafuerte sobre los cristales que van cayendo en vibración de escama a los libros de los Evangelistas, esos bravos Quijotes de la pluma que montan animales, los más raros, para salir a desfacer entuertos, mientras dormita Sancho en su sotana.
El mundo vuelve a flor por la semilla, la vida vuelve a ser por el amor, la fe vuelve doblando las rodillas para estar más en pie, cual guerrillero, ahora que al llamado nadie acude, porque el hombre no es lo que era el hombre y es vano su clamor en lo profundo.
Sin milagro no hay vino, sino lluvia, barba de estrella muerta que renace en lapizlázuli al limpiarse el cielo y en ámbar musical, nueva esperanza.
al limpiarse las caras de las madres que apagaron con lágrimas la guerra.
Nueva estirpe del hombre: el guerrillero.
Categoría superior al héroe, acosado animal, ángel suicida que liberta la libertad del libre que no es la libertad de los tratantes, de esos que Dios con látigos de lluvia expulsa de su templo en que percibo la nave alzada y derrumbado todo.
Sigo en la catedral. La lluvia pega con los ojos por ver tras los cristales (en el circo imperial braman las fieras junto al pueblo de miga de luceros y el cadáver de Dios llagado en frío. Sigo en la catedral. La lluvia pega.
Las gotas son los ojos de la lluvia, pegan en los cristales, pegan, pegan y luego de golpear forman los llantos, los últimos, los últimos, los últimos, porque el dique se ha roto y lo que era será el hombre después de la avalancha, de la ceguera de los elementos que desencadenó desde los símbolos.
Sigo en la catedral bajo la lluvia.
Un relámpago pasa por las flautas del órgano, las baña con su fuego y las hace sonar. Quemante el trueno responde pronto al resoplón del órgano inflando fuelles que son grandes velámenes de tinieblas en cepos de quejidos.
Música sin edad, casi ceniza, ceniza sideral que nadie escucha porque afuera son sangre las noticias del derrumbe final, sin pentagrama.
Mares de leones salen a las playas, ríos de tigres entran a los mares, y el futuro de dientes irrompibles escupe al hombre, lo declara malo, mientras en su conciencia lleva el hambre de los que por su culpa no han comido.
Hipócritas, el agua está chocando contra las altas torres en que frisos de hormigas gigantescas van llevando hacia lo alto el duelo de los hombres que por el hambre están agonizando!
Derrotada victoria de los fuertes que cambian hoy la espiga por la espada.
Moler espadas para el pan del día y la paz financiera por aquélla que olivo fué y para el alma olvido.
Buenos Aires, invierno 1949.
El combate del agua en las troneras suelta serpientes por los chorros flavos, nubes de sombra que al golpear al hombre, de las manos del hombre contra el cielo, se convierten en nubes de cadenas, de cadenas para soltar el ancla de la desesperanza, si en América, la selva en catedrales convertida no hace llorar al hombre su pecado de explotar a los hombres sus hermanos y transforma sus puntos cardinales en cuatro guerrilleros de avanzada.
STECHERT HAFNER, Inc.
Books and Periodicals 31 East 10th Str. New York 3, Con esta Agencia puede Ud.
conseguir una suscrición al Repertorio Americano Sigo en la catedral bajo la lluvia, verdoso mar de lágrimas con fondo de ventanales en la luz exhausta, ACADEMIA DE MATEMATICA RAFAEL ANGEL LLUBERE ZUNIGA Profesor de Estado La Edad Media, el guante gris de moho, ratonera de imperios deformados, disputa al hombre, lo declara suyo, ahora que está solo, fracasado y lo disputan las Edades todas.
La caverna lo llama con sus rotas solemnidades de niebla boa y pinceles de luz, y miel, y gracia, y cinceles de puntas bizantinas se aprestan en trastienda de anticuario a restaurar su carcomido rostro con la máscara triste del pasado, sus huesos carcomidos, sus cabellos, pero no la razón de su aventura.
Cursos en grupos pequeños; especialidad en Algebra, Geometría, Trigonometría, Algebra Superior y Cálculo Infinitesimal.
Teléfono 3963 Barrio Aranjuez Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica