262 REPERTORIO AMERICANO Salvajes bolcheviques Envio del autor. Cuenca Ecuador. Marzo 24 de 1937 España, como en todas partes, comieron opiparamente mientras Lazaro pedia un mendrugo, están servidos. La ira de Dios se ha desatado. y sólo nos queda a los que en El creemos seguir ese camino, un poco áspeto y doloroso que se abre a nuestro paco pero que conduce hacia la justicia. Repito una vez más: estoy con el Pueblo Español. con ese Gran Pueblo: por Humanidad, por Cristianismo, y por amor a la Justicia!
TIRANTAS LA SOMBRA DE LAS LEYES atentais contra la Existía una ley de lesa majestad contra los que cometian algún atentado contra el pueblo romano, Tiberio se apodero de esta ley y la aplicó, no a los casos para los que fué establecida, sino a todo lo que pudo servir a satisfacer su odio o a templar su desconfianza. No sólo las acciones caían bajo el dominio de esta ley, sino las palabras, los signos hasta los pensamientos, porque lo que se dice en esas expansiones del corazón, que origina la con versación entre dos amigos, no pueden conside rarse más que como pensamientos. Ya no hubo libertad en los festines, confianza en los parientes, fidelidad en los esclavos: al comunicarse a todos el disimulo y la tristeza del principe, consideróse la amistad escollo, la in genuidad imprudencia, la virtud afectación.
que podía recordar en el ánimo de los pueblos la felicidad de los tiempos anteriores.
No hay tiranía más cruel que la que se ejerce a la sombra de las leyes y con apariencias de justicia: cuando por decirlo así, se ahoga a los desgraciados en la misma tabla en que se habían salvado como nunca ha ocurrido que a un tirano le falten instrumentos para su tirania, Tiberio encontro siempre jueces prontos a condea los que se te ocurriera. El Senado.
que desde el tiempo de la república, no juzgaba los asuntos particulares en corporación.
intervenia, por delegación del pueblo, en los crímenes que se imputaban a los aliados. Ti berio le confió también el juicio de todo lo que se llamaba delito de lesa majestad contra él. El Senado cayó en una vileza imposible de explicar los senadores iban al encuentro de la esclavitud: para obtener el favor de Sejano.
los más ilustres de entre ellos ejercian el oficio de delatores. De Montesquieu, en su libro Grande za y decadencia de los romanos. Espasa Calpe. Madrid. 1920. Vosotros. comunistas bastardos que hicisteis estallar a cenites las parcelas incultas; vosotros, haraganes que sufáis dando casas al obrero y confort al campesino: lvosotros, asesinos que matasteis a los padrecitos zares que adoraban a su pueblo, que en 19 siglos de mando no pudieron realizar lo que vosotros en 19 años, vosotros, autocratas que gobernáis vuestra patria con derecho absoluto de la muy que enaltecéis la dignidad del hombre, la igualdad social y libertaria. chedumbre, vosotros asquerosos revolucionarios que perseguis la Democracia Socialista a que los pueblos tengan pan, luz, frente alta y corazón alegre: Dorotros ateos cuyo ancestto viene de un morho criminal y perdulncio. esto lo dijo Ratti en su Encíclica reciente)
que tranquilidad del acucioso capitalista, honrado y bienhechor.
que intentáis que el pueblo se insubordine contra sus amos y benefactores: tootcs, mumentistas que os recáis de bayonetas y de aviones a que las pobrecitas naciones de la Europa fascista tengan trabajo en digeriros: vosotros, sinvergüenzas analfabetos que disteis educación brillante a los mujiks, y editais millonadas de libros en todos los dialectos de la Tierra; vosotros, que no dejáis que el benemérito Fascismo unifique a su camisa las taras ilustres de un tiempo glorioso del pasado: a los feudalistas, a la nobleza, al lujoso clero y el militarismo de casa grande.
vosotros, miserables osos de Moskovia que no permitis a la crema y flor de los fassu labor de disociación, su una destructora, su privilegio en la masa explotada (cismos mantener sus títulos y sus arcas proveedoras de vicios: salvajes bolcheviques que estáis manteniendo progreso encadenado a vuestro suelo.
oid! oídlo atentamente, porque me duele la garganta y hasta mi pensamiento.
no puedo continuar este verso irónico y de transcripciones farsantes porque, ni siquiera en broma, es dable atentar contra lo que constituye nuestra sangre.
contra lo que es nuestro espiritu, contra lo que fluye dentro de nuestra misma carne.
Comunistas, puño enarbolado de confianza optimista os ofrezco sincero, desde las crestas de los Andes, por encima de los mares, muy junto las estrellas; puño que está levantado desde ha tiempo tal cabeza de cóndor oteando latitudes.
Comunistas, fijasteis en vuestra bandera una estrella de puntas igniscentes: u acaso esa misma estrella alumbró la nacencia de Jesús allá en Belén.
Cristo, bolcheviques, nació en un pesebre, sin pompas ni fanfarrias.
proclamó sus palabras: amaos los unos a los otros.
ganaréis el pan con el sudor de vuestras frentes. idénticos vuestros postulados: igualdad social, sistema de ayuda comunitaria, el que no trabaja no come. proletarios de todos los países, uníos!
Compañeros, no hacéis sino practicar las enseñanzas de Jesús el revolucionario.
Por eso os condenan los hipócritas escribas y os repudian los prelados de púrpuras; por eso os escupe la canalla bancaria, los mandones de pueblos maniatados.
Es que les duele que vosotros estéis dando nueva orientación a la Vida y al mundo; que estéis despertando la conciencia amodorrada de las muchedumbres sumisas. dando conciencia a los trabajadores, rumbo de honor a los dias de los jornaleros, aurora perenne para iluminar la tiniebla del obrero cegado de ignominia. todo aquello, compañeros, tuvo que ser implantado a fuerza de balas y coraje: con tesón de músculos rajados de vibrancias y entrecejos resueltos a vencer.
La falacia de los cristianos impidió establecerse la Doctrina de Jesús: necesitaban que los obreros continuasen doblegados a su yugo.
exprimidos por su vileza insaciable devoradora de vidas doncellas, mal comidos, peor vestidos, pero siempre comulgados, con detentes y con indulgencias, con toda esa basura que servía de freno a cualquier impulso libertario, porque si no obedecian a los curas, si se rebelahan contra sus patrones ahí estaban los calderos del infierno, y negada totalmente la opción al santo cielo; nar a todos COJA LEA In Angello Cum Libello. Kempis En un rinconcito, con un libreto, UN BUEN CIGARRO UNA COPA DE 3. 50 ANIS IMPERIAL Pio Baroja: La estrella del Capitán Chi.
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