348 REPERTORIO AMERICANO Poesias de RODRIGO FACIO BRENES Envio de Emilia Prieto. Costa Rica y mayo de 1937 HUMANA TRAGEDIA um El mundo es un vasto y extraño escenario donde una tragedia vivimos a diario los hombres, que somos fatalmente el centro de una lucha oculta corazón adentro.
Naves sin timón, nuestros corazones bregan en la duda de dos direcciones: de un lado la carne, que fué hecha de tierra, en estrecho lazo nuestra vida encierra, de otro lado el alma, que fué hecha de cielo, busca el infinito con gigante anhelo. en medio, los hombres, de una y otra siervos.
sufriendo en la lucha dolores acerbos.
El alma ha erigido como sus campeones las Filosofias y las Religiones; curiosa, ha escrutado en la oculta Esencia del mundo y las cosas, con su hija la Ciencia: amante, ha adoptado como su estandarte sacro la Belleza, para su hijo el Arte; y como suprema arma contra el Mal que acecha a los hombres, ha hecho la Moral.
Mas contra estos fines hermosos y buenos ha puesto la carne los goces terrenos: en vez de ofrecernos un algo absoluto, nos brinda el fácil placer de un minuto, y en vez de invitarnos a elevar el vuelo, nos hace arrastrarnos, pegados al suelo. Volar con el Alma hacia el infinito y hacer de ese vuelo un sagrado rito, o estar con la carne, clavados al suelo, saciando las hambres con salvaje celo?
Sujeto en la duda de esta interrogante, el hombre ha querido, con fuerza gigante, desprenderse de una de las dos cadenas que, juntas, detienen la sangre en sus venas.
Mas todo es en vano: las fuerzas contrarias siguen entablando sus batallas diarias, y su pobre siervo, corazón adentro, continúa ocultando el reñido encuentro.
Por eso la Vida sólo es un valor grandemente humano, sujeta al Dolor.
Julio 8, 1936.
CENTAURO Madera de Emilia Prieto DE LA NINA FRIVOLA Ay, la niña de una vida toda música y colores y cristal!
Qué feliz! Cómo se tiende hacia el mundo, fuera de ella, con afán!
CUADRO DE TRABAJO LAGRIMAS El cielo. El sol. El cafetal. La tierra.
El hombre en medio de ellos.
La hembra a su lado.
Forman un cuadro lleno de rudo empeño.
La canción paseándose en sus bocas.
Los brazos en esfuerzo.
Las perlas en la frente sudorosa.
El sol se quiebra en el fornido pecho. a lo lejos, la torre de una iglesia juega un juego.
Rudos. De brava naturalidad sus dos cuerpos repletos.
El. palmada franca en la espalda.
Ella, caricia de labios gruesos.
Ay, la niña que no piensa, que no siente, que no sueña, que no forma un santuario para su alma, y la mata, a la pobre, desdeñosa.
El cafetal cargado de granos busca el suelo.
La tierra: libro, maestra, madre y patria.
La que debe ser de ellos.
Porque nacieron de ella y en ella derraman sus esfuerzos.
El hombre lanza la pupila por los campos.
Los ve como muy lejos.
Dos lágrimas redondas dibujan su profundo sentimiento.
Entonces, la hembra le echa miel dentro del (alma con los sucios dedos.
Ah pero el hombre siente un grave peso.
Lloran, al fin, los dos. Piensan en los hijos panzones y pequeños.
La tierra se va yendo.
En vano lo acerado de sus esfuerzos.
El hombre, rudo. fuerte, sudoroso, tiene los ojos trágicamente quietos, fijos en una oculta idea.
La hembra quiere movérselos.
La compañera, madre de sus hijos, quiere engañarle la tristeza a besos.
Barrio de La Soledad. Mayo del 37.
Todo es humo en su profundo.
y rajarse de paredes sin frescor. pero, en cambio, para afuera qué raudales de absoluta vibración!
Arbol, fuente, cría pequeña, que se dá con inconciencia cantarina.
cómo ignora que esa entrega se termina antes de entrar al mediodía. El trabajo duro que se convierte en pan.
Trabajan para eso.
El amor que se hace hijos.
Se aman para eso.
El cielo se encorva como un buey.
El sol quiere provocar un incendio.
Vuelos de puro momento que desecan interiores realidades.
Ay, la niña de una vida que se esfuma en los huesos ambientales!