AntifascismCivil War

232 REPERTORIO AMERICANO trarme en las semidramáticas peripecias de los años anteriores, pues en seguida me es.
cribió otra de sus cartas, que llegaban a mi con el gesto de una mano tendida. En realidad, más que una mano amistosa, era una mano consecuente. En este libro continúa, aunque de distinta manera, el ánimo de lucha que él había iniciado en América, y él sintió que tenía necesidad de asociarse inmediatamente a la empresa. Lo cual indica que su espíritu estaba todavía en la misma disposición de combate que ha sido y será su más clara gloria.
Salió Ugarte de México, y como ya es uso entre intelectuales españoles, nos quedamos sin contacto. Precisamente cuando nuestros países, adaptados progresivamente al siste.
ma de vida norteamericano, se habitúan ca.
da día más al uso y la puntulidad de la correspondencia comercial, entre sus intelec.
tuales se hace más constante la desgana de escribir cartas y desgraciadamente no puedo decir que sea como protesta contra la in.
fluencia imperialista.
Poco más de un año después regresó Ugarte a México. Venía de Cuba, ya sin inves.
tidura diplomática y con un cierto aire de на ЕИ refugiado. Nuestro reencuentro fué, por lo que hace al diálogo, como si al ir por la Manuel Ugarte calle el tumulto de gente nos hubiera des(1928)
conectado y volviésemos a lo que se trataba. Nos vimos con más frecuencia, hablamos del gran asunto hispanoamericano con más ardiente ahinco, y acaso por esto o por la Horas con Manuel UGARTE frecuencia, el pequeño círculo de contertulios que antes habíamos iniciado con José Colaboración de César FALCON Vasconcelos, Héctor Pérez Martínez y Rafael No tengo de Manuel Ugarte sino recuerdos hizo. Vivímos aquellos días en España las Sánchez de Ocaña, fué ensanchándose, al redorados. Desde mi niñez, su presencia siem convulsiones políticas que nos arrastraron, hacerse, con adhesiones tan valiosas como pre ha sido para mí un instante lleno de entre borrascas, hasta la guerra civil Cada Roberto Bilbao La Vieja, entonces embajaatractivos luminosos, de galanura, de pre vez que yo caía en uno de esos tumbos, reci.
dor de Bolivia y el fino e inteligentísimo ciosas sugestiones. Porque era yo muy niño bía, invariablemente, la carta de solidaridad Carlos Jinesta, permanente embajador de. infancia, sobre todo intelectual cuando de Ugarte. El verano de 20, estarcio en la Costa Rica ejerza el cargo quien lo ejerza.
le vi por primera vez, en la ciudad de Li. cárcel de Madrid, recibí el recuerdo más gra.
En este grupo es donde ha quedado el últi.
ma, anticipando desde el escenario de un to que podía recibir en tan notable alojamo hueco de Manuel Ugarte. Ahora se reuteatro el ferómeno político de mayor alcan miento. Ha pasado por aquí, me decía, Ga.
nen con nosotros personas de mente tan de.
ce que hoy precisamente cubre el horizonte briela Mistra! y me ha dicho que está usted purada como Manuel Pulido Méndez, embade las gentes de habla española. Después de en la cárcel y que hay que hacer una projador de Venezuela; un gran poeta, de nuelas conferencias de Ugarte, los escritores y testa. Inmediatamente después ha seguido va y arrolladora grandeza, como Héctor Incatedráticos de Lima comentaban la calidad viaje a América. Parece, pues, que lo mejor chaustegui; don Manuel Landa, de la vieja de los adjetivos, el brillo de las frases, los es que siga usted en la cárcel y con la may selecta diplomacia mexicana; el ex Presidente del Paraguay, Natalicio González; aciertos o pecados de belleza. en fin, que yor tranquilidad posible. De allí en adelanel filósofo Eduardo García Maynes; el no.
habían vertido sus labios. Pero en mí que. te mi vida se enredó en tantas urgencias que velista Ramón Baláusteguigoitia, vasco de do impreso el asunto, ese asunto que nunca nuestro intercambio de cartas tuvo que in.
raza y de potencia intelectual; el gran poha dejado de estar presente en mi concien terrumpirse y de este modo nos quedamos, lítico mexicano Octavio Véjar Vázquez; un cia como el trasfondo de todas mis ocupa como quien dice, sin vernos.
indio de la más pura sangre tarasca y la ciones intelectuales.
Nos encontramos de nuevo en la ciudad más elevada cultura española: el magis.
Con esa impresión viva y constante de su de México. Estaba yo aquí casi asombrado palabra, muchos años más tarde, cuando el de verme todavía en el mundo, cuando llegó trado Victoriano Anguiano, y los visitantes ocasionales. Aquí como se ve, está to.
Partido Nacionalista de Puerto Rico me es Ugarte como Embajador de la Argentina. Ada la raza, y si no todas las manifestaciocribió a Londres para que, en compañía de hora sí pudimos vernos y hablar muchas ve.
nes de su pensamiento político, las más Ugarte y de José Vasconcelos, lo representa ces, sin prisa y sin pausa. como recomienra en el Congreso Antifascista de Amster da el clásico. Iba a buscarme los domingos importantes de ellas. No sé si andando dam, las dos cosas, la compañía de Ugarte y a mi retiro de Cuernavaca y seguíamos jun.
el tiempo este grupo de raza, tan disparejo la representación de un partido con el que tos a Taxco, donde a él le gustaba comer y, por esto mismo, tan de veras representativo, adquirirá algún carácter institucional formalmente yo no tenía ninguna relación, quizá porque los primores del paisaje agreme parecieron, sin embargo, lo más con gaban un encanto más al exquisito cuidado y si al adquirirlo pondrá como primera y gruente conmigo mismo. Entonces nos en de la persona que fué siempre su mayor demás ilustre enseña de su significado la imacontramos por primera vez, y con mucha lite. Nuestra charla extendíase en estas ogen de Manuel Ugarte. Pero en él persiste, bien encendido, su recuerdo.
brevedad, en París. Luego, siempre también portunidades por horas y kilómetros, pero de prisa, cada vez que yo pasaba por la Cos. entre las vueltas y revueltas del camino e! Esto es más que nada lo que ha hecho ta Azul, que en aquellos años no fueron mu asunto era siempre el mismo: su persisten escribir lo que estoy escribiendo. Manuel chas, me detenía, como obligación, un ins. te actitud antiimperialista que se hizo, a pe Ugarte ha muerto precisamente en el motante en la casa de Blasco Ibáñez, en Men. sar de sus muchos años de inactividad polí mento en que llega a su ápice, a su más ton, y otro, en la de Ugarte, en Niza. Dos tica, el centro de sus preocupaciones. En es desgarradora realidad, el peligro que él fué momentos sobremanera gratos, aunque bre. ta época publiqué mi libro El buen vecino el primero en señalar. No importan ya los ves. Siempre de tren a tren. Desde 1929 no Sanabria sobre el cual, como era obliga valores de su obra. Lo que ahora importa, volví Italia. Pero de cuando en cuando do, se tendió, y sigue tendido, lleno de vi y cada día nos importará más, es el hombre, recibía en Madrid una carta de Ugarte en la leza, el silencio de la crítica domesticada.
que me anunciaba una visita que nunca me Ugarte debió creer que yo volvía a encon(Concluye en la pág. 239. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica