REPERTORIO AMERICANO 293 Son tres poemas de Vicente RODRIGUEZ BRICEÑO (Del próximo libro Luz Eidética)
Atención del autor, en Caracas; es uno de los poetas nuevos de Venezuela NOCTURNO LA ROSA LA FUENTE Alta noche. Negro silencio sueño de ángeles en las cunas, tregua de novios. Luz perpetua diáfano viaje de las brumas, Tosca. Frágil. Lid. Otoño era et sino de la rosa que a la fuente así confiaba los desvelos de su amor. Compañera el verano ya se acerca, y en el aura laboriosa de micro gélidas gotas el misterio de la vida que amanece.
y al sol tu espejismo le seduce; en los lienzos de la hora niquelado por las fases de la luna el vuelo grave de las hojas, su contacto con el suelo y el arroyo, serpentina de cristales desleidos,. y los guijarros deshaciéndose en espumas, Vicente Rodríguez Briceño en el ánimo nocturno las estrellas harmoniasy el insomnio de la Esfinge.
SER TIEMPO la caricia cotidiana de las albas.
tibia y leve en la siesta de fermentos atizada, punza y duele.
y la fuente moriria y también yo, si a sus aguas aguas vivasen el cenit la canícula desune; si su linfa clara y ágil por los más remotos filtros a las nubes fuera a darse.
Vieja amiga de mis horas que con pétalos saludo. toma sombra frente al astro en la imagen de mis hojas, verdes barcas transferidas a tu cuerpo terso y blando. Nunca olvides, fuente mía, el contorno de es mi anhelo. mis besos, los mirajes de sonidos en el ocio y trasunto de la hora, Intacta el Amor y su inefable presencia en el claro oscuro de los anhelos e ideales, y a la hora indefinible del recuerdo en su centro el hombre, de las cosas quitado, su regreso espera: la mujer y su nostalgia, indefinible; los besos y sus corrientes extáticas, y hasta el flúido de la savia a los árboles o el intimo recambio La figura gentil y sin contornos casi aparece lenta, muy lenta ante mis ojos atónitos; Otra vez vuelve a derramar su gracia en el cáliz de mis anhelos; II en la hora circunscrita al firmamento, hora sin nombre, con ella estoy, al intuir su voz en la tarde ay, en el cenit de este silencio mutuo, vuelve otra vez blanca e incorpóreasu imagen. la fuente a la doble insinuante replico. No me engañan tus halagos e intención, do se acoge el egoísmo como a un rito, las opuestas vibraciones o los ecos que desligan el silencio tus reproches contra el sol no se iluminan en piedad!
Mas, oh cóncavas sombras sin sombra,. piden música a los Signos. Mira Eva, en tu afán de verme viva, el afán de verte viva, detengan ya es horalos meros esbozos en auras del ser, las lívidas huellas flúentes en el eco de un pasado de piedra.
solo un vano y narciso deleite de morar en mi lúcido espejo cuyo fondo irradiado es el ser de tu ser. Es verdad, exclamó Tosca femenina, en tí yo existo! a las sombras suyas ya exhaustas, ay cenizas, sepulcros de tiemposuplante lo Informe en las formas jubilosas de vida, y con el llanto del perdón las espinas decayeron; mas el sol del verano tropical a las aguas consumió.
toda ella a su ritmo cautiva.
altos Andes, música, fragancia en las lunas y noches de sol presente y en las cosas Todo.
y la rosa sin antípodas de irizadas ramazones, viuda, sola y en su anhelo demudada, sobre el cauce yerto, inmóvil, de la fuente clamorosa, las escamas de sus pétalos hambrientos. una a una le entregó. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica