REPERTORIO AMERICANO 229 Está zuquiada Es un cuento de Ermida CANOSSA MORA para el Rep. Amer. En la Rosa? Ah. no.
10. Ahí no trabajo yo. Por lo menos ¿me haría un favor. Pues; a según. Dígame usted por qué. Es que ahí no. Está zuquiada. Dios poderoso! Pero cree usted en brujas?
Transmigración Ay, usted. Piense lo que quiera. Pero yo en terreno zuquiado no trabajo. Qué le puede pasar Todo lo malo!
Ya eran varios que así se negaban a trabajar. Zuquiada. Así decían que estaba su finca. Por qué. Cómo lo sabían. Qué era eso?
En realidad, cuando se metió a esas regiones no le pareció muy acogedora la gente aindiada de por ahí, pero creyó que buena voluntad y trabajo incesante serían suficiente.
Empezó a luchar y luchar, duro, sin importarle lo que le rodeara. El pueblo era triste, silencioso y oscuro, lleno de resabios indios. Había unos cuantos señoritos, como los llamaban por ahí, que como él luchaban huyendo de la ciudad, medio surgiendo apenas agobiados por el clima y los insectos y la hostilidad de los nativos. ellos llegó a confiar su problema, después de la jornada, al caer la tarde, en la taquilla. Zuquiada. Está zuquiada tu tierra. Así me dicen. Ni enredo que eso son cosas de don Anabel. Anabel. quel cholo gordo con nombre de mujer. El mismo. qué tiene que ver con mis asuntos. Como eres nuevo, no sabes. Pero aquí todos hemos pasado por eso. Cómo así. Verás. Ese cholo con nombre de mujer, como tú dices, se precia mucho de su sangre india, y anda diciendo por todo que tiene muchos secretos de sus antepasados, y que sabe de magia y de medicinas de las viejas tradiciones de su raza. De vez en cuando comienza a correr la bola de que alguien o la propiedad de alguno está embrujada, y claro! como él tiene secretos añosos y poderes que ha desarrollado al estudio de jeroglíficos raros de sus sabios ascendientes, pues es el llamado a curar esos embrujos o zuquias, como él dice. Así que mi finca está embrujada. Sí, mi hijo. Pero no es cierto! Yo lo demostraré. No puedes. Nadie te creerá. Ningún peón pisará tus tierras, tal es el temor a las consecuencias.
Sólo don Anabel te la podrá curar. y tendrás que darle lo que te pida. Ah no! Yo veré. Yo los convenceré. No luches. El hombre es malo y poderoso. Ya ves, es dueño de casi todo por aca. Todas las fincas zuquiadas van pasando a su haber, en pago de sus intervenciones. Tú eres de afuera. Nadie te hará caso. El posee las voluntades de todos. Si parece sagrada su palabra. No luches con él. Dame otro trago.
viendo que el papá se enredaba más y más Tómalo, pero no te enemistes con él. al pasar de los días, y sin que fueran esHazte el que nada sabes, y vas a pedirle cuchados sus ruegos en el cielo.
consejo, para que te ofrezca sus servicios. Sabe qué es, niña. e dijo un día la Pero no bebas tanto.
ayudanta de cocina. Deja. Qué sabes tú lo que yo sufro. No sé, Nacha. Sabe usted algo?
Realmente sufría mucho el pobre hom Es que. la casa está zuquiada, niña.
bre. Pero era egoísta en su dolor. Parecía Zuquiada. Cómo?
no darse cuenta de que la pobre de su hi Es una mala sombra que está aquí meja sufría sus penas y también sus borra tida, y mientras no la echen, téngalo por cheras.
seguro, niña, que nadie podrá progresar.
Pobre niña Rosita que consumía su juHasta yo, niña, estoy sufriendo las conseventud en aquel retiro hostil; privada descuencias. Fíjese que hace tres días que no de hacía dos años del cariño de la madre, llega el viejo a la casa. por qué. Es la mala sombra que se me está pegando por trabajar aquí. Nacha, por Dios. En Rep. Amer. Si no fuera por usted, niña, ya me habría ido.
En las noches, en calma. Nacha, me voy a morir de pena. Nadie de este Trópico estelar, nos quiere trabajar, ya no nos visitan, cadesfilan los luceros si que nos vuelven la cara en la calle.
por cielos de percal. Hay que quitarse esa zuquia, niña.
y, en plena madrugada. Se quita. Cómo?
presiente el corazón Don Anabel la puede aconsejar. Dígael paso de estos astros, le a su papá que hable con él.
cuya alma es un fulgor.
Tuvo el hombre que caer como todos, Descorren nuestro sueño y le cedió la mitad de su cosecha en pago y, fijo su mirar, del servicio que le iba a prestar.
nos hablan con lenguaje El viernes llegó don Anabel con una essublime. celestial.
pecie de tambor pintado de negro y rojo, con un palillo en forma de cruz, de madeEstrella: la primera ra virtuosa, según él, cortada en menguanque surges, con primor, te. Iba poniendo ese artefacto en diferenrecibo tu saludo, tes partes del terreno, y lo hacía sonar vibrante de emoción; con el palillo mágico, para que indicara despierto de mi ensueño donde había algo enterrado.
y, vuelto ya hacia ti, De pronto sonrió satisfecho.
escucho tus palabras. Aquí, aquí. Oyen como suena?
que en la luz, vienen a mí. Yo lo oigo igual. Replicó, ronco de Me das tu fortaleza, cólera, el dueño.
tu alegre inspiración. Es que usted no tiene facultades de y alejas de mi vida oír. Yo sí. Escarben aquí. ordenó a dos las sombras del dolor.
peones que los acompañaban. Obedecieron. Eres mi santa madre. y muy pronto encontraron tierra removida, y un muñeco de madera.
Eres algún amor Ajá! Ya salió. No lo toquen ustedes.
que ya escaló los cielos y es hoy fulguración. Déjenme a mí, que nada me pasa.
Lo tomó con la mano izquierda, y si¿Por qué todas las noches lenciosos caminaron los cuatro hacia la me sueles despertar casa. Frente a ella hicieron una hoguera, con esa luz radiante, con madera especial, y quemaron el muque filtra en mi vitral?
ñeco junto con incienso y palabras raras escritas con tinta roja en unos papeles ¿Con qué lenguaje me hablas, amarillos.
que logro presentir Ya terminado todo, don Anabel se queuna existencia nueva, dó como extático. Pero no era parte de la ajena a este existir?
ceremonia. Es que por una ventana se haTu luz es voz sublime.
bía asomado, llena de miedo y pálida, la ipalabra que habla Dios. carita llorosa de la niña Rosita.
Por ti, divina estrelia, La miró fijamente con ojillos de mono es nuestro vuestro don.
amaestrado, respirando grueso, dilatados con sonrisa mala los abultados labios ne gruzcos de indio. La joven se retiró asusProsiguen los luceros tada. El miró al padre y preguntó con voz su marcha regular de estudiada pausa: y el alma, en un nirvana. Esa. es su hija?
se sume en plena paz. Dudó el padre al contestar sí con SALAS PEREZ los labios apretados. Ah. Hay que examinarla también.
Costa Rica.
Pueda que esté zuquiada.
Enero, 1952. Ah, no. Ella no. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica