Working Class

REPERTORIO AMERICANO 61 Sobre la envidia (En Rep. Amer. tampoco puede confundirse el odio con la envidia, pues esta es solo una forma de aquel. Simmel, es quién mejor ha estudiado el odio, en su Sociología aunque de modo incompleto. Teodoro Reik que expone y explica el odio con mucha oscuridad. Max Scheler apenas si le dedica unas líneas siempre Vargas) llega hasta mezclar la admiración con la envidia entendiendo que todo el que admira a ctro es que le envidia. Aparte que en toda admiración suenan formas de envidia según la ambivalencia general del sentimiento, es insostenible admitir que la admiración sea envidia, y ésta admiración. No porque con el amor viajen formas de odio, hemos de entender que el odio es una forma del amor o viceversa. La admiración es un ver, un mirar, un ad mirar, mientras la envidia (de in videre) es un ver, un no querer ver, o un ver sólo lo negativo en la persona envidiada. Lo que hay en la admiración es emulación, forma positiva, pero no envidia. es que ocurre que, en general, hablamos todos de las pasiones humanas y no creemos poseer ninguna de ellas, o poseerlas en grado mínimo. Tan indulgentes somos para nosotros mismos. Sentidas desde dentro, nuestras propias pasiones nos parecen debilidades, ca prichos sin importancia, veleidades de escaso voltaje. de todas lae pasiones, la envidia cs la que nadie cree poseer y es quizás la más humana y extendida entre los hombres. Lo que pasa es que solemos denominarle admiración. emulación. celo. todo menos lo que es, envidia. La envidia es la gran pasión humana, el pecado de Cain. La pasión única que el hombre oculta y ni en los más cínicos se confiesa, es la envidia.
Pedro CABA.
no Héroes sin hazañas Por Victor ALBA (En Rep. Amer. no El odio es vidente y segrega como una anti poesía sobre el odiado. Es clarividente de lo negativo y no valioso. Ve en la sombra como los tigres, y para ver mejor, anda de noche.
Donde se proyecta se apaga el mundo. No es que deje el mundo neutro o gris como el inapetente y el taciturno, sino que el que odia todo 1o ensombrece y denigra. Pero a la persona odiada la ve fulgurar con luces de fósforo, con brillos luciferinos, centrando un mundo de sombras. El amor es charlatán, cancionero, irisado, cálido, entusiasta. El odio busca el silencio, la oscuridad, el frío, el desconocimien.
to, la desvalorización, lo informe, todo lo ne gativo del mundo. así como el amor es juguetón, el odio es taciturno. El amor cuan do culmina se resiste a designar al amado por su nombre, como si esto fuera una onerosa limitación. Así el odio, se resiste también a nombrar al odiado, temeroso de darle vida al darle un nombre. tampoco es el odio vita nueva sino vida envejecida en sus formas definidas.
Tal ocurre con el rencor, palabra derivada del rancor. mal sabor, como si el odio comiera y saboreara. De rancor deriva rancio. lo viejo y pasado y nauseabundo. de la misma palabra deriva rango (palabra no admitida por el Diccionario de la Academia)
jerarquía nacida de lo rancio. Por eso la Nobleza aspira a tener rango, ranciedad en la ascendencia. por eso también es rencorosa como clase, porque embodega sus sentimientos de lucha en la política y así fermentan en ren cores aristocráticos de círculos cerrados, menos rencores que los de la clase obrera, que ha vivido mucho tiempo almacenando odio.
convirtiéndole en los vinos agrios del rencor.
Un modo de reconciliar las clases es pues, po.
nerlos a comer en la misma mesa. De ahí que los romanos en determinadas fiestas se sentaran a la mesa de sus esclavos y les sirvieran la comida. De ahí la costumbre de los Reyes de dar de comer a un número de pobres en ciertos días. de ahí la pareva costumbre es pañola de que un día al año se sienten em presarios y productores en un mismo yantar.
Es que así pueden airearse los rencores.
No puede confundirse el odio que es un esta do permanente, con la ira que es una explosión veces sin carga subterránea, sino sólo un sismo orgánico de somerísimas raíces. Mientras que la ira es pasajera o accesiva, el odio en cualquiera de sus formas, pero sobre todo en el rencor o el resentimiento permanece oscuro y silencioso. lo más, la ira liega a ser la pirotecnia del odio intrascenden te, un odio sin cuajar que salta hecho astillas en los nerviosos exteriores. Tal ocurre con los que no tienen densidad bastante en su varonía para mantener sus impulsos destructores como un estado; o que teniendo una pequeña porción de odio según su pequeño impulso de destrucción lo han guardado y abrigado y sofocado hasta hacerlo fermentar y reventar en una explosión por recalentamiento. Es el rencor, que se llama, en su forma general, resentimiento, porque es un sentimiento que se acaricia y se vuelve a sentir reiteradamente como un paladeo en la oscuridad. Hay quién no tiene potencial bastante para experimentar un asco y experimenta un asquito. Así hay quién no es capaz de un odio, tenso, enérgico, avizor, y lo resume en rencor que es menos violento, más callado, pero más terrible, por eso, en su expresión.
Le hicieron sentar en un sillón. Espera aquí. ya te volveremos a llamar y entonces veremos si no cantarás.
De momento, fué una sensación deliciosa, como si hubiera perdido el cuerpo. Pero luego, al moverse, se dio cuenta de que todo le dolía.
Estaba completamente molido. Sentía frío por dentro, y un par de martillos le golpeaban las sienes.
De lejos llegaban voces de chiquillos, bocinazos. luego se cerró una puerta.
Pasos y otra vez la misma voz de antes. Siéntese aqui.
Unas manos movieron otro sillón y lo colocaron respaldo contra respaldo con el de Juan. Luego, los muelles chirriaron, al recibir el peso de un cuerpo.
Por delante de la puerta pasaba y repasaba el polizonte. Probablemente quieren ver si nos habla.
pensó Juan. Quién será?
Intentó mirar de soslayo, pero con un ojo es difícil ver lo que se tiene detrás.
Se acurrucó en el sillón y se puso de lado, con la cabeza apoyada en un brazo, de espaldas a la puerta. Sin abrir casi los dientes, dejando que la saliva vibrase entre ellos, susurró.
Silencio. El otro debía vacilar. Por fin, la respuesta, muy queda. Fermín.
Fermín! Vió sus ojos miopes y sus dien.
tes de conejo. También él había caído. Te han preguntado por Carlos. Quién eres?
fué la respuesta. Juan. Ah! Sí. Sabes donde está. No. lo buscan mucho.
Ya lo sé. sé donde está. una pausa. Tengo miedo. Si vuelven a pegarme.
Ojalá tuviera algo con que liquidarme. me lo ban quitado todo, hasta los lentes.
Otra pausa. Fermín se quedo mirando a la pared. Una desconchadura se le antoja formar el rostro de un guerrero borracho apoyado en la bandera. quizás la cabeza del Bautista.
Por fin se decide. Encogiéndose más, se ocerca lentamente la mano al ojo izquierdo. Es de cristal. Una bala le arrancó el verdadero. Se lo quita y con gesto rápido, lo acerca a la mano del otro, que pende en el sillón. Toma. Hay un agujero tapado con goma. Arráncalo con los labios y bebe.
Otro silencio. Gracias!
Juan calla.
Fermín, como no sabe nada, nada podrá decir, por mucho que le peguen.
El polizonte sigue pasando acompasadamente por delante de la puerta. Los detenidos rebullen en sus sillones.
El ojo de cristal ya no contiene las diez gotas de laudano concentrado que Fermín le puso una vez, por si acaso. Carlos estará seguro.
mos a Aos escritores e poetas XXX conhecido escritor e poeta portugués Sr. Garibaldi, está trabalhando numa antologia da literatura brasileira, da América latina e da Espanha, razão porque levamos ao conhecimento dos escritores e poetas nossos conmpatriotas de que devem dirigir os seus livros, devidamente autografados, bem outros informes literários, aquéle escritor luso, para a seguinte direccáo: como Quisiera dedicar este relato, que no es cuento, a Juan, que supo morir, a Fermín, que supo vivir, y a Carlos, que supo inspirar a ambos sus gestos máximos.
Tres españoles. Tres entre veinticinco mi.
llones.
Eso sucedió no hace mucho, en 1950, en una cárcel secreta de la Falange, en Barcelona.
Sucedió simplemente. Hasta ahora, ningún periódico ha publicado nada acerca de ello. GARIBALDI (Maximinos. Braga (Portugal. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica