Russian RevolutionWorld War

REPERTORIO AMERICANO CUADERNOS DE CULTURA HISPANA Tomo XLVI San José, Costa Rica 1950 Jueves 20 de Julio No. 14 Afio XXX. No. 1113 En el aniversario de Rabindranath Tagore Por Juan MARIN (En Rep. Amer. Rabindranath Tagore Dibujo de Garduño.
Se ha celebrado hoy en India el 89avo.
Aniversario del nacimiento del gran poeta bengalí Rabindranath Tagore, considerado por los hindúes como el mayor genio literario de la India moderna. Pero. qué evoca este nombre para la presente generación literaria de nuestra América Hispana. Qué ecos despierta en la sen.
sibilidad del común lector en nuestros países?
Fuerza es confesar que Tagore no es hoy sino un nombre ilustre más en los anales de las letras mundiales; años hace ya que dejó de ser una realidad viva y actuante, una fuerza moral o cultural en los caminos del mundo. Meteórica fué la ascensión del autor de Gitanjali a las máximas alturas del cielo literario y rápida fué también su caída. Fuerzas históricas actuaron contra él y contra todo lo que él representaba: puede decirse que la Revolución Rusa y la Guerra Mundial dieron el primer golpe a su recientemente adquirida fama y que la Guerra Mundial II echó la paletada definitiva sobre su espiritual sepultura.
La Europa de Sartre y Kafka, de Ehremburg y Semenov nada sabe del poeta de Goru y Chaturanga; tampoco lo sabe la América de Sinclair Lewis, Hemingway, Neruda, Gallegos y Jorge Amado. Nuestra generación la que en Chile ha sido llamada generación del año 20. pudo ver la grandeza y miseria de Tagore en toda la plenitud de su parabólica trayectoria: allá por el año 1915, el tago.
rismo y con él el orientalismo en sus diversas formas eran la última palabra, el último cri en cuanto a modas literarias se refiere. Muchos recordarán aún el libro de poemas en prosa que nuestro gran poeta Pedro Prado, en colaboración con un escritor ecuatoriano, publicó a la manera tagoreana, bajo un nombre supuesto, anunciando la aparición de un nuevo gran poeta oriental en la lírica mundial. Fué una audaz y habilísima boutade literaria. Críticos ilustres hubo que cayeron en la trampa que el autor de Alsino, haciendo de enfant terrible de nuestras letras, les tendiera: los elogios al nuevo genio asiático llenaron las columnas de crítica de algunos de nuestros grandes rotativos, afirmando que Omar Kayam y Tagore habían encontrado un rival.
Señalamos este pintoresco episodio literario no para molestar a aquellos críticos. la mayoría de los cuales ya están muertos ni para poner en situación inconfortable al gran poeta ganador del último Premio Nacional de Lietratura en uestro país, sino porque este in cidente tiende a confirmar uno de los más serios cargos que se han hecho a la obra de Tagore: el de una bella superficialidad. Una obra o un estilo que son fáciles de imitar indican cierta falta de hondura y de pathos. carencia del drama humano íntimo que es el sello de toda auténtica poesía. Rabindranath, dentro del marco de su prodigiosa fecundidad, produjo obras buenas y malas (p. ej. su novela Shesher Kabita, y también regulares. Según el crítico británico Edward Thompson, había en Tagore cierta laxitud mental cuando los sentimientos profundos lo conmovían. esa laxitud mental lo impulsaba a evadir el camino directo hacia el drama interior de su conciencia y a orillar el conflicto recurriendo a artificios de estilo o a vaguedades poéticas de indudable belleza y musicalidad pero ayunas de esa convulsión agónica, de ese tem blor sagrado de la tragedia griega y de toda la Poesía universal. Nada hay en el poeta ben.
galí que haga recordar a un Heine, un Una muno, un Whitman, un Rilke, un Nietzsche o un Pascal. No hay en su obra ni la angus tia cósmica ni la tragedia del Bien y del Mal en el plano humano. Este es, ciertamente, e cargo más serio que puede hacerse al autor dt Chohker Bali, y es lo que ha movido a un cri tico hindú de tiempos modernos, el Dr. Ghosh, a definir con evidente exageraciónla lírica de Tagore como poesía de tarjets postal.
Tagore, aparentemente, no vió el lado demoníaco ni en lo cósmico ni en lo humano de la vida, no atisbó a Arihman ni a Calibán bajo el altar del santuario, no percibió el triángulo oscuro en la ecuación básica de las fuerzas creadoras destructoras del mundo; sólo vió la estrella de luz alumbrando el horizonte. En la trinidad simbólica de los gran des dioses, ignoró a Siva el Destructor. a Osiris, el dios negro. a Satán el ángel caído. Para entender la vida hay que aceptar el principio fundamental de que vida es esencialmente acción reacción. oposición entre dos fuerzas, creadora una y destructora la otra, positiva y negativa, el Eros y Ananké freudianos. En el Prólogo de la edición inglesa de Gitanjali, el poeta británico Yeats ha hecho el elogio de Tagore como un poeta místico y arielista hasta la excelsitud. Pero, un gran poeta y a mayor abundamiento un dramaturgo, novelista y cuentista como fué Tagore no puede ignorar al Demonio en sus creaciones. no es que exijamos a cada poeta que sea un Baudelaire, un Poe o un Byron. No.
Simplemente señalamos el hecho de que Esquilo y Shakespeare, Tolstoi y Dante, Dostoiewsky, Cervantes y Balzac, todos los grandes conocedores del alma humana en su verdadera y compleja realidad, supieron que hay una lucha constante entre las dos potencias que rigen el macro y el micro cosmos y que de esa lucha resulta la vida y por ende la auténtica obra de arte que es un reflejo de ella.
Tagore vió y amó la Naturaleza, pero la vió y amó como un místico, igual en esto a casi todos los poetas orientales entre los cuales habría que incluir a Wordsworth, único ejemplo europeo con ojos místicos y abimsistas. pánicos y universistas, impregnados de amor, ciegos para el conflicto inherente a todo lo que es vivo. esto lo que ha hecho a la nueva generación hindú, particularmente en Bengala, su provicia nativa que es el crisol ardiente donde se gestan todos los cambios, turbulencias y progresismos en India. calificar a Tagore como un escapista, como un torremarfilista, como un artista inactual, desconectado de la realidad y de la vida. Hay en ello un error o por lo menos un gruesa exageración. La obra de Tagore contiene un mensaje: y ese mensaje es el del equilibrio, la armonía y la paz. Es el mismo mensaje de los rishis arcaicos descendidos en el alba de la Historia desde las cimas nevadas del Himalaya a las planicies ardientes por donde corren los ríos sagrados. el mensaje supremo que habrían de recoger Buda y Cristo, posteriormente. Rabindranath fué un hijo de su tierra, de la tierra mística del Ganges; desde su infancia estuvo sometido a las influencias de los Upanishads e impregnado hasta el tuétano por las enseñanzas del Gita y del Dharma Búdico. En su hogar paterno los versículos védicos eran diariamente repetidos, como oraciones, en diferentes ocasiones de la vida familiar. Ha escrito el poeta en el Prólogo de su Sadhana: Para mí los versos de los Upanishads y las enseñanzas de Lord Buda han sido siempre cosas del espíritu, dotadas de un ilimitado impulso vital: ambos he usado largamente tanto en mi vida como en mis escritos. Para el gran Gurudev o Sabio Divino, como lo llaman sus discipulos y admiradores. la Paz es el último objetivo de la conducta humana y lo que Gandhi Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica