REPERTORIO AMERICANO 69 ser en De la Amistad crisol de pasiones y la sombra del peligro se proyectaba siniestramente soPor el Lic. Alfonso Francisco RAMIREZ bre el haz de la República.
Más tarde, encontré la Amistad (Envío del autor)
entre mis compañeros los ministros Cuentan que Enriqne Heine, aquel Vino en seguida el estudio del Dede la Suprema Corte de Justicia de «ruiseñor alemán que anidó en la pe recho. La contemplación de profun la Nación, todos ellos espejo de caluca de Voltaire. en una melancólica das cuestiones éticas, jurídicas y so balleros, paradigma de amigos, ejemtarde otoñal en París, cuando el vien ciales, en un mundo en transforma plos de pulcritud espiritual.
to desprendía las últimas hojas de los ción. La vocación que afinaba sus Y, hoy y siempre, en el corazón de castaños, arremolinándolas en las so perfiles, bajo el signo de la responsa la gente sencilla de Oaxaca, que me litarias avenidas del Luxemburgo, y bilidad. Los primeros destellos de la ha brindado la suavidad de su hogar el mal que le llevó a la tumba le ate política que se hacía oleaje en la ca y la fragancia de su cariño.
naceaba el pecho, murmuraba a un lle, y serenidad en las páginas magniPor consiguiente no soy, no puedo confidente. La admirable amistad, el ficentes de los textos. En estos años un escéptico que dijera con el amor inmortal, el verdadero funda inolvidables, brotaron simpatías impoeta español. Por cada rosa que tu mento de la filosofía, son cosas pre perecederas. Compañeros que fratervista encante. cuántas espinas hericiosas que he buscado siempre, y no nizamos en los más nobles ideales, rán tu pie. por un amigo fiel, buehe encontrado jamás. Antes, el prín en las más románticas empresas, en cipe de los oradores sagrados de los más locos sueños de porvenir. burlarán tu fe. Yo puedo afirmar: si no y constante, cuántos traidores Francia, ya en los umbrales de la Maestros que me dispensaron los te.
vejez, agobiado de laureles y dolen soros de su sabiduría, y me enseña si me lo señalaron, no lo recuerdo.
alguien me engañó, no lo he sabido; cias, exclamaba en un dejo de amar ron los secretos de la tolerancia del gura. Nuestras amistades se van perdón.
Soy un creyente de la Amistad. con los intereses y con los años. esta convicción se depura y abrillanta vinieron los días severos de la esta ocasión, en que gentiles daMás afortunado que Heine y más madurez. En ellos encontre también mas y cumplidos caballeros aquí reudichoso que Bossuet, yo sí encontré al Amigo. En medio de los arduos nidos, iomerecidamente me hacen ob la Amistad y siempre he tenido ami afanes profesionales, en la cátedra, jeto de su distinción, con motivo de gos a mi lado. La conocí en los claen el periodismo, en la convivencia la publicación de mi libro «Antología ros años de mi niñez. La vida en flor social. Su palabra afable resonó en del Pensamiento Político. Todo el se entreabría empapada en rocio de mis oídos: en los momentos de luz y mundo es capaz de simpatizar con las cielo tintas de alborada. En el ino en las horas sombrías, en la adversi penalidades del amigo, escribía Oscar cente bullir de la escuela, entre risas dad y en el dolor, en la enfermedad y Wilde; mas para simpatizar con sus de cristal y aleteo de pájaros, nacie en los instantes amables decorados éxitos, se necesita una naturaleza sinron afectos que el tiempo fué mode por las burbujas del champán. Tuve gularmente delicada. Tal acontece lando hasta imprimirles firmeza dia entre las mías manos francas y since ahora, en que con exquisita elegancia mantina. Algunas de aquellas criatu ras, en las jornadas candentes de la espiritual, unen ustedes su alegría a ras alcanzaron la gravedad de la lucha cívica, cuando la Cámara de mi intima satisfacción.
edad adulta; otros se embarcaron Diputados se transformó en hirviente (Concluye en la siguiente página)
tempranamente hacia el misterio, pero desde allí continuamos el diálogo balbuciente, bajo las altas horas de POEMA 20 las noches estrelladas. Inés Volví a hallar la Amistad en las. De la rama desierta de su pelo. horas doradas de mi adolescencia y RE. Molinari de mi juventud. El abril florido engalanaba los jardines con sus más frescas rosas, zureaba la torcaz en el Imaginándote venir asi rumbo a la cita, abrigo de las frondas y el agua de fresca de años, pura, las fuentes se deslizaba entre los jazsabiente de mi cariño, novia, mineros, musitando su canción de imagino no sé qué temblor en tu cuerpo, amor. La ilusión encendía el alma y no sé qué calor en tus manos, la novia, casi irreal, era un iris de una alegría de cabello mojado y peinado, gloria en la cascada de los versos.
un rayo de miedo que atraviesa tus pechos, Pero los libros me fascinaban también un entremezclar de dedos en la larga espera.
con una elocuencia, que se iría transformando lentamente en inefable coAdivinándote venir así, rumbo al encuentro, munión. Era el asomarse medroso a te imagino más en el aire los grandes problemas que han inque sobre las baldosas de las veredas, quietado la inteligencia humana, los cuando vienes así, llena de amor y de miedo.
primeros contactos con los sistemas filosóficos y las doctrinas de los penFernando Pedro ALONSO sadores inmortales.
Buenos Aires, 1958 Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica