REPERTORIO AMERICANO 357 El cuervo Por Edgar Allan POE Traducción de Fernando AGUIRRE de CARCER. Envío de Juan José Cañas González, en Madrid, 11 IX 52. XUCE Un anochecer tortuoso en que velaba afanoso con mucho libro curioso de ciencia y raro sabor; cuando ya cabeceaba escuché un golpe en la aldaba como de alguien que llamaba de mi puerta al exterior. Algún visitante dijeque quiere ver mi interior.
Esto es, y nada peor. Ah! Recuerdo claramente que era Diciembre inclemente y cada brasa candente daba un reflejo de horror.
Yo anhelaba la alborada tras la esperanza frustrada de olvidar en la velada a mi perdida Leonor; a la niña bella y rara que el cielo llama Leonor, mas sin nombre aquí. oh dolor! el brillo suave y escaso de las cortinas de raso me agitaba a cada paso de un nunca visto terror. por calmar el latido de mi corazón transido repetí: Es un conocido que quiere ver mi interior.
Algún amigo perdido de mi puerta al exterior.
Esto es, y nada peor.
Me sentí más fuerte ahora y sin duda ni demora. Señor le dije o señora, perdonadme mi estupor.
Pero es que estaba dormido y fué tan suave el sonido, tan imperceptible el ruido de mi puerta al exterior, que temo no haberlo oído. abrí la puerta mayor.
Todo era sombra y negror.
En la obscuridad mirando un rato estuve temblando, lleno de duda, y soñando sueños de duelo y horror.
Mas el silencio duraba y la soledad se ampliaba y sólo allí se escuchaba una palabra, Leonor.
Yo la murmuré y el eco la devolvió al interior.
Así fué, y nada peor.
Volví a mi cuarto transido, de ansiedad estremecido, y escuché un nuevo sonido más fuerte que el anterior. No hay duda dije sin ganaes algo allí, en la persiana; abriré, pues, la ventana, y alejaré mi temor.
Contén, corazón, tu miedo y mira hacia el exterior.
Es el viento, y nada peor.
Edgar Allan Poe No vaciló su semblante, no se detuvo un instante mas con aire dominante saltó al punto al interior y sobre un busto de Palas, junto a la pared mayor, se quedó, ante mi estupor.
Cambió el ave, sin embargo, en risa mi ceño amargo al ver su plumaje largo o su seriedad quizás. le dije: Ser alado, no eres débil y apocado, sino un espectro hechizado que de noche vagarás. Qué nombre te ha señalado en su noche Satanás?
Contestó el cuervo: Tamás.
Mucho me extrañó que el ave me respondiera tan grave, pues su respuesta, quien sabe si me ocultaba algo más.
Mas nadie negará en vano que nunca otro ser humano vió descender del arcano un ser como este, quizás bestia o ave, colocado sobre un busto bronceado y cuyo nombre es Jamás.
Mas el cuervo silencioso quedó sobre el busto hermoso, como si ya receloso no quisiera decir más.
No se movió ni un adarme, no volvió de nuevo a hablarme, hasta que tras esforzarme dije: Ya te marcharás; igual que otros, con la aurora, de esta casa volarás.
Contestó el cuervo: Jamás.
Quedé absorto al oír una respuesta tan oportuna, mas pronto dije: Ninguna palabra sabe además.
Sólo es ésta, que ha aprendido de algún amo desvalido a quien el destino ha herido y acosado más y más, hasta que desesperado sólo esta frase ha guardado de Nunca, nunca jamás.
Mas cambio de nuevo el ave en risa mi pena grave, y poniendo un cojín suave ante la puerta de atrás, hundido en el terciopelo dime a pensar con desvelo qué querría en su recelo aquel ser de Satanás; qué querría aquel extraño y espectral cuervo del daño cuando croaba Jamás.
Pensando así estuve luego sin formular ningún ruego, ante el ser de ojos de fuego que me ahogaba más y más.
Un rato estuve pensando, con mi cuerpo descansando sobre el terciopelo blando y la luz mirando atrás.
Sobre el blando terciopelo que para mi desconsuelo ella no hollará jamás.
Se hizo entonces más pesado el aire, cual perfumado por un serafín alado que llegara por detrás. Ser. grité Dios te ha traído por un ángel conducido; dáme el filtro del olvido y mi gratitud tendrás. Dame un filtro que me impida pensar en Leonor ya más!
Repuso el cuervo: Jamás. Profeta! Ser del Averno, ave o genio del Infierno, Si el Tentador dije Eterno te envió, o la Tempestad poderosa y despiadada te ha traído a esta morada por el horror desolada. dime! pues tú lo sabrás. Hay bálsamo en la otra vida?
Dime, te imploro, algo más.
Contestó el cuervo: Jamás. Profeta! Ser del Averno. dije Genio del Infierno, por el cielo azul eterno, por Dios que adoras quizás, dile a mi alma adolorida si ha de ver en la otra vida a una mujer bendecida que fué Leonor tiempo atrás; si ha de ver su alma querida en el cielo y nada más.
Repuso el cuervo: Jamás!
Abrí, y entonces, ansioso, con revoloteo airoso, entró un cuervo majestuoso, ser de una era anterior. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica