REPERTORIO AMERICANO 323 Del Centenario de Don SANTIAGO RAMÓN CAJAL (En Rep. Amer. Composición y envío de En mayo se conmemoró el centenario del glorioso histólogo español, a cuya memoria algunos de sus discípulos y continuadores escribieron en B sendos artículos de los cuales extractamos los siguientes párrafos: Sobre el carácter del sabio, encomia Te! lo su recia voluntad. Una voluntad fé.
rrea, apasionada y heroica, constituyó el carácter dominante en la recia y acusada personalidad de Cajal. Este predominio de la voluntad aparece ya en la infancia, defendiendo sus aficiones a la naturaleza, a la soledad y a la pintura, siendo motivo de grandes discrepancias con no pocos de sus rutinarios maestros, y con la también fuerte voluntad paterna, que se oponía a sus aficiones artísticas, haciéndole aparecer como un mal estudiante, primero en los Escolapios de Jaca, y más tarde, en el Instituto de Huesca. Cuando, después de varios castigos (colocación primero en una barbería como aprendiz, y después en una zapatería. consintió el padre en que simultaneara el dibujo con los estudios, pudo hacerse normal su vida escolar, salvo li.
geros incidentes. El silencio de los investigadores extranjeros para sus comunicaciones, a pesar de haber publicado algunas en revistas alemanas, le decidió, en otro memorable arranque de su voluntad, a ir a las reuniones de la Sociedad Anatómica Alemana, en 1889, para convencer con la observación directa de sus preparaciones. Reunió sus escasos recursos, cargó con las preparaciones y el microscopio y marchó a Berlín. En la sesión destinada a demostraciones, logró que una de las más altas autoridades de la Histología, el profesor Koelliker, las viera y se convenciera; convencimiento que propagó en Alemania, trabajando con el método, tal como lo había perfeccionado Caja. y confirmando sus descubrimientos.
El Dr. Marañón alaba en Cajal sus dotes de claridad, el dón del dibujo didáctico y su falta de elocuencia. No hay dón artístico más admirable que la elocuencia.
Pocas cosas satisfacen más gratamente al espíritu como escuchar una oración elocuente. Pero la palabra brillante es como un dulce anestésico para el cerebro del que aprende. Es mucho más fácil seguir la idea cuando ésta es expresada por una palabra exacta, pero natural y escueta y aun leve.
mente premiosa. El secreto de la enseñan.
za oral reside en que la palabra del maestro sea tan llana que ni sirva de obstáculo al pensamiento ni de nube fastuosa que embote el perfil riguroso de cada idea. No hablo de otros géneros de oratoria, sino de la lección. de la lección puede asegurarse que cuando el auditorio sale del aula lleno de entusiasmo artístico, sale también vacío de conceptos. Yo recuerdo, y tantos otros como yo, una a una de las lecciones de Cajal; de ninguna de las cuales se nos ocurrió encomiar la elocuencia.
Sobre la atribución del codiciado Premio Nobel a Cajal cuenta de Castro lo siguiente: Cuando en 1932 e! Instituto Carolino galardonó con el Premio Nobel en Un ilustre compañero le reprochaba cierto día en la tertulia del café Suizo el precio tan módico que ponía a sus obras, aduciendo la circunstancia de ser don San tiago la personalidad más destacada, la figura cumbre del profesorado español. Con aquella socarronería baturra, de que algu.
nas veces hacía gala, le replicó: Pues si yo soy todo eso que usted supone, con doble motivo debo hacerlo así, para dar ejem.
plo y ver si le siguen.
El doctor De la Peña desentraña así la lección de Cajal: Cajal, dedicado total.
mente a la investigación de materias ex.
trañas aun para gentes cultas, pronto ad.
quiere una popularidad que en la ciencia médica sólo alcanzan los grandes clínicos.
El pueblo, con esa intuición peregrina que a veces poseen las masas, adivina la signi.
ficación de la obra que el sabio realiza y se siente identificado con este hombre, que tuvo un origen humilde, que sufrió los aza.
res de la guerra en la manigua cubana, que fué un atleta impresionante y vencedor de la tuberculosis que luego abatió su pode roso organismo; la multitud adoraba a es Santiago Ramón y Cajal te tenaz investigador, que repartía su dina.
mismo entre el estudio de la vida celular y su vida externa, inquieta y apasionante, que se desbordaba y daba pábulo al curio Fisiología a los profesores Ch. Sherrington so anecdotario cajaliano. La gente admi.
y Adrian, en el panegirico pronuncia raba todo esto y se encontraba muy cerca do por el profesor Liljestrand, declaró de un hombre cuya grandeza universal no de entrada que el haber llegado a obtener lograba empañar su devoción por los proun concepto claro de los engranajes de la blemas morales y físicos de la capa social complicada máquina del sistema nervioso de que provenía. El público se entusiasy de sus elementos integrantes, se debía maba con lo externo de Cajal, pero también a dos genios: Golgi, el iniciador e inventor intuía qué consecuencias reivindicadoras del instrumento de trabajo, y Cajal, proiba a tener su obra en el resurgimiento to.
yectador del plan y artífice.
tal de la cultura popular española. Ape.
Dos anécdotas sobre el sabio. La prime.
nas se iniciaba la gloria del maestro, cuan.
ra la cuenta su nieta mayor al ser inte.
do ya la simpatía que despertaba en las rrogada: masas era como un anticipo a las compen. Marquesa, dígame ahora algo que a saciones que él sabría dar a sus conciuda.
él, en la intimidad del hogar, le halagase danos; y una infinita ternura acompaña en cierta manera.
a su estampa clásica de sabio distraído, cuando pasaba por las calles de Valencia. Ah! Pues é! mismo lo decía con escon la chistera encasquetada y sus piezas tas mismas palabras: He descubierto el de estudio mal envueltas en papeles, deba.
gramófono al mismo tiempo que Edison.
jo del brazo. Gramófono?
Mas si estos aspectos menos hondos apa Lo ideó y encargó que se lo construsionaron al vulgo, para el médico, el cienyesen con arreglo a sus planos. Era un distífico y el investigador, Cajal pasa de la co de cristal revestido de cera y otras suscalidad retórica de sabio a la de genio. Tie tancias donde se grababa la voz. Aquel ne de común con el hombre genial aquella aparato registró las voces de Romero Ro.
inquieta vitalidad, sus turbulentos comien bledo, de cantantes célebres de la época, zos, su humilde extracción, su inclinación políticos.
literaria, su honradez y modestia cientí.
La segunda la refiere Alvarez Sierra: ficas, su desdén por toda vanidad o triun fo material; su empeño, en lo nacional, por la movilización absoluta de todos nuestros valores, y en lo universal, por una cien.
cia realmente cosmopolita, que viniera a ser el verdadero instrumento de aproxi.
mación entre los hombres. Poseía también la inquietud por la permanencia de su obra, CARDIOLOGIA (Radioscopía y Elec porque él era el primero que tenía fe en trocardiografía. METABOLISMO, las aportaciones que había hecho a un progreso basado en la labor paciente y en la VENAS VARICOSAS.
movilización indiscriminada de los cere.
bros; y así, para los hombres del mañana, Sus teléfonos: 1254 y 4328 lega normas de conducta técnica y filosófica, igual que hicieran Leonardo de Vinci, Claudio Bernard y Luis Vives.
Dr. García Carrillo Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica