REPERTORIO AMERICANO 135 paldo consciente y unánime de todos los dos democráticos que defienden ahincadaciudadanos e instituciones nacionales re mente, junto con el derecho de los pueblos presentativas.
débiles a ser escuchados en pie de justi.
No otra cosa cabe esperar de la cita con cia y equidad, sabrán atender los clamola patria que con tan buen acuerdo se ha res de este pequeño país en un plano de concertado para despedir a los negociado comprensión elevada y justiciera. De tal res, hombres jóvenes, como el propio Pre modo afirmarían ante la conciencia munsidente Remón, en quienes la conciencia dial, con una autoridad moral que de buen de la nacionalidad ha madurado durante grado y merecidamente sería preciso reel transcurso de nuestra vida republicana, conocerles, la imponderable misión que la empapándose del hondo dramatismo de los balanza del poder ha colocado en sus maproblemas panameños y sintiendo aguda nos, de señalar rumbos a una buena canmente la necesidad de procurarles una so tidad de las naciones del orbe, en esta hora lución digna.
de dramáticos estremecimientos que vive Esperamos que el gobierno y el pueblo la humanidad.
de los EE. UU. de Norteamérica, haciendo valer ante el mundo su fe en los postula Panamá, 26 de agosto de 1953.
El cultivo de la tierra (En Rep. Amer. EL DESMONTE LA SIEMBRA En los primeros meses del Estío, el rudo agricultor tala los montes, en unión de labriegos que le prestan la fuerza de sus brazos musculosos.
Carente de recursos pecuniarios, recurre al sistema de las juntas. para poder cultivar así la tierra que ha de dar el sustento de su vida.
de la independencia, que los supuestos de esa política, basados en la posibilidad de mantener indefinidamente en el Istmo una actitud de sometimiento a causa de nues.
tra débil condición, sumada a la escasa capacidad de oponerles una robusta defensa, de suficiente poder como para inclinar la balanza en favor de la causa panameña, tocaban ya sobre terreno falso y era preciso adoptar fórmulas adecuadas a las nuevas circunstancias.
Pero hay algo más: esa política de los Estados Unidos frente a Panamá ha partido también de una radical equivocación: la de dar como bueno y aceptable, para mantener a toda costa sus puntos de vista, el Tratado de 1903, repudiado con tan visible repugnancia por los panameños todos. Una comprensión inteligente del problema habría exigido, por parte de la gran nación del norte, el razonamiento orientador de que sobre la base de las onerosas condiciones impuestas a nuestro país por el convenio en referencia, nunca podrían contar con un clima favorable en Panamá para pedir cordialidad y trato amistoso. No se puede solicitar a un pueblo lesionado por tan grandes agravios que demuestre abierta simpatía hacia la nación que le hace sen.
tir, a cada momento, el peso de concesiones arrancadas con grave desgarramiento de su dignidad e intereses vitales.
Cuando se han suscitado en Panamá manifestaciones de nacionalismo exacerbado, calificadas en Norteamérica de hostilidad hacia ellos, en realidad no estaba obrando en la actitud de las nuevas generaciones, responsables en gran parte de estos brotes de exaltación, sino el fermento psicológico acumulado en largos años de trato desigual con los Estados Unidos, que ha provocado, como es natural, un desequilibrio emocional en el patriotismo dolorido de los panameños, sin que se advierta en la otra par.
te una creciente disposición en el sentido de hacer desaparecer radicalmente las cau.
sas de tales desajustes, con el fin de crear el clima propicio a un entendimiento cordial.
No es odio ni hostilidad contra los Es.
tados Unidos lo que existe, como estado latente, en el ánimo de los panameños, sino el sentimiento de la frustración y el res.
quemor producido por el despojo. Ellos ha: brán podido comprobar, con todo, que este pueblo es noble y generoso; que cuan.
do se le trata con decoro y recibe demos traciones evidentes de buena voluntad por parte de otro, reacciona en forma inequívo.
ca, con gratitud y sinceridad. prueba ma.
yor aún de que ello es así la tienen los Es.
tados Unidos de Norteamérica en el hecho notorio de que nunca han encontrado en los hijos de esta tierra enemigos ni elementos hostiles que hayan hecho peligrar en forma alguna la magna obra del canal.
Se desprende de todo lo anterior que la política norteamericana con respecto a Panamá necesita con urgencia remover los obstáculos interpuestos en las relaciones de una nación y otra, para ganar en el pueblo panameño el mejor de los aliados, el más generoso de los colaboradores.
El Presidente Remón, actuando patrioticamente al plantear en forma franca el problema, y los negociadores panameños que en estos momentos se disponen, asu.
miendo la representación de los anhelos de sus compatriotas, a emprender una ges.
tión de la cual pende en gran medida el futuro de la República, pueden abrigar la seguridad de contar para ello con el resAbril, con su invierno tenue prodigioso, ha inundado los suelos por doquiera y a su influjo benigno y milagroso, demuestra su vigor la tierra entera.
Es el tiempo de siembras; en los plantios el viejo agricultor ara las eras y en los surcos angostos de esa tierra esparce áureas semillas lisonjeras.
Cuida de que sus plantas se conserven libres de malas hierbas y de insectos, que sus bellos sembrados estén verdes y correspondan al fin a sus proyectos.
Con sus hijos, mujer y familiares, su mirada escudiña y se recrea en los pródigos huertos invernales que solícito atiende en su tarea.
Confía que han de darle la holgura y brindar la paz que tanto ansía; por eso les profesa gran ternura y consagra atención todos los días.
Cooperan los amigos; la mutua ayuda hace posible que el pobre campesino pueda realizar sus agrícolas labores y prosiga bregando en su camino.
Es el día de la junta. en la granja los peones se aprestan a la labranza y después de un copioso desayuno desfilan jubilosos y sin tardanza.
Se inicia el desmonte; los labriegos derriban altos árboles y malezas y tras ímprobas luchas, sin sosiegosalcanzan ver cumplidas sus empresas.
LA COSECHA IV LA QUEM La cosecha está próxima; agosto ha de volcar su cornupia en breve y regará por los extensos ámbitos el don divino de sus frutos de oro.
II Marzo con su canícula imponentees el tiempo apropiado de las quemas y por eso el labriego competente se esmera porque salgan siempre buenas.
El sembrador prepara los pañoles que han de guardar la espléndida cosecha.
y espera impaciente los labores del advenir augusto de esa fecha.
Con algunos vecinos y su gente habiendo antes hecho guardafuegos el labrador experto y diligente cual un grato solaz efectúa el fuego.
El sol baña de luz a los cortijos; la esbelta campesina hacendosa, cuida con fiel amor sus tiernos hijos y es la mujer sufrida, cariñosa.
Prende el monte en todo su contorno; el voraz incendio en poco extingue las grandes palizadas y hojarascas y deja el campo entonces limpio, libre.
El rústico labriego encanecido en las duras jornadas del trabajo al colectar el grano apetecido, se siente renacer en su destajo.
Montones de cenizas ahora quedan en la gran oquedad del bosque inmenso pero, tan pronto ese fuego ceda, el plantador despejará su huerto.
Ama la vida agreste y apacible, regida por la armonía del Universo, que hace al ser más digno, comprensible, mediante la virtud del propio esfuerzo.
Está ya el campo de cultivo listo; sólo espera abril propio, ameno, cuando la Diosa lluvia riega amante las linfas refrescantes de su seno.
Mauricio VERBEL Fausto)
Panamá, verano de 1953. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica