Carmen Lyra

REPERTORIO AMERICANO 149 QUÉ HORA ES. Lecturas para maestros. Nuedos hechos, nuevas ideas, sugestiones, incitaciones, perspectivas y rumbos, noticias, revisiones, antipedagogia.
OIV DIN Ocios mentales Por Victor LORZ (En Rep. Amer. Hoy me propongo echar una cana a libros. mil años. nadie se le ocurre calentar su marSoy ya muy rico de ellas y puedo darme el mita con un Voltaire, o un Homero. El caso gusto de derrochar algunas en mis orgías. Ca de un Séneca que fué quemado. y por Baroda uno es como es y habla de lo que entiende. ja) un dia que subió al monte y tuvo frío, no yo que he sido un poco insociable con los es corriente. Había que llegar a la Inquisición hombres, he sido un buen ciudadano de la re para que la quema de libros fuera un deporte pública de los libros y he pasado lo mejor de mi corriente. la Inquisición no ha muerto. Con vida en la compañía silenciosa de tan buenos Franco y sus frailes ha hecho quemas de liteamigos. Desde hace un cuarto de siglo he com ratura inmortal que deshonran al género hupartido con ellos mi amor a la tierra, tomando mano. Franco no está solo. Quemar libros ora la azada, ora la pluma. con un libro ba o cerrar las aduanas para ciertas ideas. qué jo la almohada he de morir. Pero ipor Ra más da? No importa que en la Asamblea Gebelais! no será un libro al gusto de los duen neral de la UNO y en la sesión del de sedes. Oh, no. Palabra de honor! Lo digo para tiembre de 1948, hayamos hecho la Declaracurarme en salud y para no llevar alarma a mis ción Universal de los Derechos del Hombre.
devotos. ahora. cuál es el criterio que guía a los compradores de libros. Por cuál misterioso hilo de Ariadna se guían para adentrarse por Dime lo que comes y te diré lo que eres. los laberintos de ese mundo infinito de las dijo Brillat Savarín, el filósofo de la mesa.
ideas que es un libro? Por regla general cada Nosotros corregiríamos: dime lo que lees y lector compra libros cuyo texto esté conforme te diré quién eres. Este diagnóstico es más con una ideología previa. En ella se cierran seguro que el primero. El del gastrónomo sólo como ostras dentro de sus conchas y no se explora y descubre las posibilidades del bolsiabren a ninguna solicitación ideológica extrallo y las del gusto: pero deja en la sombra las ña, contra la cual están defendidos por una zonas superiores del ser humano: el sentimiencoraza de prejuicios y reservas mentales. Se to oy el intelecto. Se puede ser muy rico, de gustrata de fanáticos que han anclado en una fito muy refinado, y a la vez un filisteo, un homlosofía religiosa insuflada en sus mentes, y bre vulgar sin necesidades superiores y viceque se la tragaron sin el más ligero examen, versa. La dimensión verdadera de un hombre sin hacer una mueca. No tratéis de convencerestá dada por lo que sabe, y ésta por lo que los: son hombres piedras.
lee, porque cada uno lee y digiere lo que se Ahora bien. Desde que todas las doctriajusta mejor a la potencia digestiva de su cerenas están bajo el signo de la contradicción, lo bro. Por esto hay libros y libros, como hay racional sería que cada cual eligiera la suya desvinos y vinos. si todos los vinos no son pués de someterlas todas a la prueba del fuego iguales, lo mismo pasa con los libros. Qué mediante un proceso dialéctico. Con un critedecir de la literatura de hoy? Yo creo que (en rio ecléctico o sincrético, el catador de libros su mayor parte) es mediocre y superficial. Pueiria probando y eligiendo lo mejor de cada docde afirmarse que no hay una sola trivialidad, trina para construírse con el material de selecuna sola tontería que no aspire a hacerse eterción su hombre nuevo. Nada más incapaz que na en las páginas de un periódico o de un liel hombre de un solo libro. Hasta san Agustín, bro. Esto nos trae a las mientes Cartas Persas.
En la LXVI nos habla Montesquieu de las tonterías de los hombres. Estas (dice) debían ser olvidadas: pero vienen los libros y In memoriam las inmortalizan. Un tonto (prosigue) debía contentarse con haber hecho sufrir a los que (En Rep. Amer. vivieron con él. Pero coge una pluma y todaEscribo tarde para Carmen Lira: vía tiene el valor de fastidiar a las generaciomujer de pluma de oro, en fin maestra.
nes futuras. Quiere que la posteridad sepa que Filón fue su cultura proa y mira, él vivió y que fué un tonto. Cuando uno no y su armadura dióle la palestra.
tiene nada que decir, concluye) lo mejor es Fué un prisma su cerebro de mujer, Creo que casi todo lo que se escribe hoy tal fué su fantasia cromo y vida; es con vistas a matar el tiempo o el spleen. sus cuentos son un bello amanecer, Observad lo que lee la juventud: novelacas. y sus versos el alma florecida.
deporte, cine. Un desconsuelo! La literatura corriente actual es de una cantidad y de una Tú fuiste también una jardinera; calidad que da espanto. Para llegar a este resul tu delantal acopio hizo a tus flores, tado, no había necesidad de destruir tánto bos que a los niños trajiste sin espera.
que, tanta belleza, tánta poesía. Pero toda esa producción es flor de una hora. Tras una lec Tu fibra maternal y protectora, tura rápida, pasa a las sepulturas de las biblio creció. Cuánta dulzura a tus amores!
tecas, o a servir de paquetes comerciales o a Tú diva: eres maestra y escritora.
calentar el puchero doméstico. En cambio, los libros buenos, son inmortales. Hoy se lee a José Saturnino ROJAS.
Horacio con la misma devoción que hace dos Quepos, 31 de julio de 1949.
e! horrible inventor del pecado original y de la predestinación, temía al hombre de un solo libro. Llámese éste Veda, Corán o Biblia, el hombre de un solo libro carece de la agilidad necesaria para perseguir y captar la Verdad.
que ningún hombre ni ninguna religión tiene en depósito, sino que es la resultante de una continuidad de operaciones libres que efectúa el conocimiento. En caso contrario, toda filosofía sería una teología. No. La Verdad es una hermosa fugitiva que juega con nosotros al escondite y hay que sudar mucho para atraparla.
Pero en fuerza de sencillez y por falta de complicaciones, el hombre de un solo libro está encerrado en él como en una torre de marfil.
forrado de una capa aisladora que lo insensibiliza contra toda reacción externa. Yo sé que, para la mayoría de los hombres, eso de crearse su auto filosofía, que viene a ser su auto religión, es un trabajo imposible. Problemas inaplazables de vida o muerte solicitan y monopolizan su atención sin tiempo material para menesteres más altos. si es cierto que, parte de este trabajo puede hacerse sin libros y con el solo uso del cerebro, pero esto supone el hábito de pensar y meditar con libertad ilimitada y con abstracción total de la herencia impuesta. Supone también el valor moral de estat dispuesto a tirar por la borda toda esa herencia cuando la razón lo mande. Pero ¿dónde está el gigante del cerebro y de la voluntad, capaz de echarse a la espalda esta tarea? Sólo el pensar en asomarse desde la propia pequeñez a ese mundo infinito del pensamiento, es algo que causa vértigos al más valiente. Qué decir de la inmensidad del rebaño humano cuyo cerebro rudo y simple apenas puede digerir una papilla primaria? La vocación al conocimiento puro entraña dolorosos sacrificios. Todo aquel que se sienta con vocación a este destino, debe saber por adelantado que, sobre estropear un poco los sesos, ese destino le exige manumitirse un poco de los hombres y otro poco también de las tentaciones del dinero. si sabiendo esto, asume su destino con corazón alegre, es un iriciado. Ya no le falta sino encender su antorcha y correr a llevar unos granos de incienso al altar de los dioses y darles las gracias por haberle hecho elegir el camino mejor. Aunque otra cosa piensen los argonautas del día que en incontables caravanas van camino de la Cólquida en son de buscadores del Vellocino.
alfa y omega, principio fin del hombre actual. Este tiene prisa de llegar pronto, en tanto que el buscador de conocimiento, por ser rico de tiempo. lo derrocha locamente practicando el proverbio chino de no precipitar lascosas, que es un vicio occidental, porque la felicidad está en el pasado mañana. La felicidad.
es decir, la dicha interior y pura que trae la posesión de la sabiduría. Lo creo. En la prisa por llegar puede estar la explicación del hecho curioso de que, la lectura siendo hoy más extensa que nunca, es menos intensa que en cualquier época. Se lee en el tranvía, en el avión, en la playa: por espantar el tedio. Por una paradoja incomprensible, el tedio es la gran enfermedad que atormenta a un hombre que está colocado en el centro de un mundo infinito de solicitaciones capaces de atontarle los sentidos. en la medida que este mundo exterior se hace más rico de creaciones materia.
les y de formas artísticas, aumentan las tentaciones externas que le restan a ese hombre posibilidades de introspección de su yo, a efecto de construírse una arquitectura mental a tono con su jerarquía. La juventud de hogaño antepone las piernas al cerebro. Quizá sea esto un signo de los tiempos. Pero me atrevo a decir que, una de las mayores ignominias de la époque se calle. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica