REPERTORIO AMERICANO 95 quieta y sofocante, se alargaba al infinito. Se espantaron los chiquillos correteando. No, qué va! Si nadita aprovechó! Si Croar de ranas; silbidos de pájaros nocturnos; hacia el patio y el más güiliche de todos daba más bien viene de juída, pos ni rancho tiene sombras y misterios del bosque que huyeron jalones a la madre, lloriqueando.
es tora. de la llanada y se treparon a la falda de una Jesús, qué muchachos más sapances: empezó el relato de aquella vida de loma.
como nunca ven gente e la villa, tuiticos se congoja, desde que pasé, meses atrés, por su No podía dormir. El cielo, de un azul os asustan y lo que hacen es juir pal monte! parcela, camino a la ranchería del puerto curo intenso, me enseñó un trazo por entre El humo del fogón llenó toda la casa. Es de Herradura.
los horcones del caidizo y empecé a pellizcar tampas de la Virgen y nuestro Señor Cruci La milpa se le dio mediana, y a costos, estrellas con los ojos.
ficado, adornaban las paredes, junto a varios con su mujer, logró cogerla. Algunos poquiMe desperté cuando el sol clareaba sobre cuadros de artistas de cine y de corridas de to tos de maíz salió a cambiar por dulce y café, la fila lejana de los montes, y resolví regresar ros, a colores.
pues con la baja del grano, resolvió guardarlo a Orotina.
Momentos después llegó la señora de mi en tusa, dentro del rancho.
Meses después, en funciones de mi cargo, amigo con un plato de hojalata en una mano Jornaleaba a ratos para que algo le cavolví a Herradura. Ya las milpas y los arro y un jarro de café en la otra.
yera como él mismo decía y así complezales habían rendido su tributo a los campesi. Ay perdone la confianza me dijo; tar sus menesteres. Además, se enjaranó con nos y llenaban las trojes de sus ranchos. tal vez le guste el venao y le traje un tasajo un chanchillo en la esperanza de engordarlo.
Humo, quemas, a todo lo largo del cami que asé en las brasas.
Marzo regresó tostando las hojas de los no. El Tárcoles. allá abajo iba resbalando Comí la carne mientras por las rendijas montes y agrietando el suelo. Trazos de cenisu corriendo cristalina por entre guindos y del rancho me espiaban curiosos los chiquillos: za en las laderas hablaban de las quemas que peñascales. Manuel. dónde anda? le pregun pasaron derribando los árboles resecos.
Llegué a la desembocadura de ese río y cru té, entre sorbo y sorbo de café.
Una noche, Rafael y su mujer, se metiecé en bote, a la playa. La playa es el camino Es qui ora está atariao con una rompida ron al camastro, tempranito. Carecían de cannatural, frente al mar y desde ahí hasta pegar de terreno aprovechó que Rafel Sánchez ve fín y velas y la oscuridad en el bosque es atecon Las Agujas. Luego quebré hacia el Es nía pa juera con la mujer, de allá de la He rradora. Las serpientes huyen cuando avanza te y al pasar por Quebrada de Ganado. me rradura.
el fuego, tirándole tarascadas a las llamas y se metí al derecho de un amigo de por allá. Idiai. le respondi la otra vez que esconden en los huecos o suben a los árboles. Upe ique si en esta posada venden estuve donde él, me contó su mujer que esta furiosas.
café!
ban muy hallados y que ni a pasear saldrían.
La noche fué metiendo sed en la garganta Pase e lante y se sienta me contestó la ah. pero ya acato: seguro van a vender el de Rosa, quien al fin, se apeó del camastro, a dueña y agregó: Voy arrimar la cafetera. maíz.
oscuras, a buscar agua en el tiqui que estaba sobre el tablón del moledero. Al pasar sobre el montón de maíz entusado, algo saltó de ahí Dos sonetos y le pegó en la enagua: precipitadamente corrió ella hacia arriba y despertó al marido.
de Edgardo Ubaldo GENTA Qués, qués. Jué com un conejo que me brinco del (En Rep. Amer. maiz le respondió, azorada.
Rafael trató de indagar y tocó al chanchiPOSTERID D llo con el pie, bajo el camastro; éste huyó refunfuñando hacia la cocina y al pasar, aquello Un día, más hermoso cuanto más del futuro, que asustó a su esposa, atacó con furia al ceresta patria versátil a mi amor infinito do haciéndole gritar y, luego oyó que el pobre cincelará mi nombre sobre triunfal granito animalejo pataleaba, en el suelo. Sigilosamencomo su corazón, eterno, frío y duro.
te se apeó, machete en mano y en el rescoldo del fogón, soplando, encendió unas tusas. Con Todos cuantos medraron con su favor seguro: ellas, en una mano, se volvió frente al troje.
el conductor, el cónsul, el juez, el favorito.
De pronto, con rapidez de rayo, se levantó en yacerán en el polvo del infiel manuscrito, el aire y contra el, una terciopelo enorme.
como todas las tristes grandezas de lo impuro.
Saltó hacia atrás, lanzando, de la impresión, las tusas que volaron hacia arriba y que desPero serán entonces los hijos de sus hijos pués cayeron iluminando el suelo. La serpienquienes en los unánimes, públicos regocijos te se enredó peleando, a tarascadas, con la lumcelebrarán el magno tesoro que les lego.
bre de abajo; pero arriba, el techo, empezó a crujir, envuelto en llamas. qué podrá importarme mi fosal sin decoro Un árbol abrigó esa noche aquellos seres si el sol, el sol de América, como un puma de fuego despojados de todo, sin esperanza de nada.
vendrá a besar mi lápida hasta volverla de oro!
sin un pedazo siquiera de tierra propia que los acogiera a ellos que ahora musitaban conELLE ON movidos: Padre nuestro Seguido de las hienas y los buitres feroces, que estáis en los cielos.
solo, como va el sol arrastrando vil coro, pasa herido el león de frémito sonoro Marco Tulio RODRIGUEZ que admiraron los bardos, héroes y semidioses.
Costa Rica. Por qué calla? No sé. Por qué ruge? Lo ignoro.
15 de agosto de 1948.
Reteniendo los ímpetus de sus garras veloces cruza pausadamente las arenas atroces Si quiere suscribirse al soberbio como el sol entre melenas de oro. Repertorio Americano Clavado de mil rosas con la más cruel espina, dirijase a por implacable piélago sin manantial ni palma FAXON CO desparramando pétalos mi corazón camina, Subscription Agents como el león herido que con sublime calma 83 91 Francis Str.
sale a medir con gotas de su sangre divina Back Bay la inmensidad estéril del desierto sin alma.
Boston, Mas.
Montevideo, 1949. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica