284 REPERTORIO AMERICANO Il Canto del perenne exilado Por Amparo Casamalhuapa (En Rep. Amer. Tierra de un solo mar, yo te recuerdo con la punzante angustia del ausente.
Qué harás lejos de mí? qué puros oídos lanzarás tu gemido ancestral y solitario; en cuáles manos goteará tu llanto, sobre qué surcos, dejarás tu germen?
Yo diré cuándo, contesté: Les quitaré mi sombra, para darles my luz. aquí estoy, bajo extranjero cielo, herida en el costado por la lanza cobarde, pero también lavada, con el Agua Lustral.
La misera calumnia no triunfa contra mí, porque soy fuerte y clara como la luz del sol Mía es la hora sencilla y complicada, junto a criaturas propias y extrañas.
El tiempo ha de llegar en que se vea, quién guarda la Verdad.
Con ansiedad filial incontenible pongo en suspenso el cotidiano afán y el eco de tu vida me penetra, como gama orquestal.
Mi acorazada soledad se yergue al infinito para captar las ondas ignoradas de tu pulso vital.
Veo a las gentes que te aman y reconozco a las que mal te quieren, siento a los que se esfuerzan y trabajan, sufro con los que débiles fracasan.
Oyes mi voz acariciar tu oído, patria mínima y dulce como el Santo de Asís?
Mis labios besan tu dolor antiguo en el sudor del pobre que trabaja; en la tortilla y el frijol sagrados, en los descalzos pies encallecidos y en el tugurio que a Hogar no llega.
Voy por cien caminos y veredas asistiendo al boyero, al chofer que domina su volante más allá del peligro y de la muerte; a la espalda curvada por la carga y a los niños que aprenden su lección.
Están en mi, tu grama indestructible; tu escobilla tenaz, con sus pequeñas flores amarillas los blancos candelabros del izote y el seguro cobijo de tus ceibas.
Recuerdas patria, la mañana aquella. 1946)
cuando un joven soldado se me cuadró con el fusil al hombro?
Dsperaba lo peor. y sin embargo, oi decir con labio emocionado. Señorita, no se acuerda de mi?
Sorprendida y feliz clavé los ojos en aquel semblante y dije: tú eres Juan, mi alumno de otros tiempos.
Cómo creciste tanto. eres ya un hombre!
Por qué llevas fusil con bayoneta, quién torció mi lección?
Has disparado contra tus hermanos, vive tu madre aún?
Cuánto daría por poder abrazarte en plena calle, como al niño de ayer. Señorita, yo querría conversar con Ud. contarle mis problemas como antes; si Ud. se queda, todo será mejor.
De nada sirve que me tengan lejos: soy de tu barro acrisolado y fino; mi voz corte en tus vientos, mi energía en tus aguas y mi alma se entreteje con la tuya, como el hijo en el vientre maternal.
Guardas en lecho cálido a mis muertos, sus cenizas te rutren y mantienen.
Yo muero y vivo en i!
Recuerdas, patria, mis primeros vagidos, mi niñez disciplinada y estudiosa, mi adolescencia en marcha? qué te supo, mi juventud de yodo y flor en conjunción perfecta?
Reconociste en ella la pervivencia de tu recia estirpe, las páginas quemantes de tu historia, la esencia de tu Ser?
Yo no tengo la culpa de esas cosas: Tú me enseñaste a Amar!
Tú ne diste los ojos y la boca, el oído y la sed.
Pero los vientos eran contrarios para mis anhelos, la voz del pueblo fué silenciada por anónimos garfios y dejando atrás, niebla y tormenta, volví al exilio que impuso el vencedor.
Patria mía lejana, después de tantos años, qué abrazo extraño y traicionero te separa de mí?
La balanza deberá medir por siempre.
Qué culpa tengo yo?
México, Agosto de 1953.
En paréntesis fugaz y doloroso, he respirado tu aliento espiritual. Cuándo se va. Dijeron los ignorantes de lo indivisible y del Excelso Amor. Excelsior de México, me calumnió a su gusto en julio del 53 y con eilo dió origen a este Il Canto del Exilado Perenne. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica