World War

196 REPERTORIO AMERICANO EL GREMIO ANTONIO URBANO TELEFONO 2157 APARTADO 480 Almacén de Abarrotes al por mayor San José Costa Rica lar. ha inducido a muchas gentes pensantes desconfiar de esta forma nada saludable de proceder y a desear alguna otra de índole más práctica para realizar la faena. Me tomaría mucho tiempo si me pusiera a describirla; por eso me contentaré con deciros que el más notable trozo de lectura que os puedo recomendar para que tratéis de estudiarlo es un libro escrito por Goethe, una de sus últimas obras, que escribió cuando ya estaba viejo, a los setenta años más o menos y que es una de sus más bellas producciones, llenas de humilde sabiduría y de tierna emoción para quienes poseen ojos que disciernen y corazones que sienten. Es uno de los trozos en Los Viajes de Wilhelm Meister. Yo lo leí hace muchos años y, por supuesto, tuve que leerlo con gran cuidado cuando estuve traduciéndolo, y se me quedó grabado en la mente como la pieza literaria más notable que se haya producido en estos últimos siglos. menudo he dicho que, si la ambición fuese mi única guía, hubiera preferido escribir diez de las páginas de ese libro a todos los trabajos que he dado a la luz pública desde que vine al mundo. Profundo, profundo es el significado de lo que se dice ahí. Se relaciona con la religión cristiana y los fenómenos de la vida cristiana, esbozados en la forma más etérea, graciosa y delicada, a fin de mantenerse al margen de las controversias callejeras o de plaza pública, para indicar lo que ha sido el resultado de largas cavilaciones sobre el asunto. Entre otras cosas, el autor introduce aquí y allá, de un modo aéreo y vaporoso, alguna pincelada que crece para formar un bello cuadro, un esquema que educa por sí solo, expresado con las palabras que son absolutamente necesarias para el propósito.
Tres de los hombres más sabios se congregan para considerar cuál es la función que trasciende a las demás en importancia para formar la joven generación, que habrá de librarse de todo el peligroso fardo de materias que ha pesado sobre nosotros dificultándonos el paso, y que ha de ser la única cosa que esperaríamos continuar haciendo si es que deseamos dejar el mundo un poco mejor y no peor por haber estado nosotros en él, a fin de trasmitirla a los que nos siguen. El más anciano de los tres sabios dice a Goethe: Usted da por naturaleza a los niños bien formados que trae al mundo muchos dones preciosos y, con frecuencia, éstos se desarrollan espontáneamente con poca ayuda cuando ésta resulta sabia y provechosa o a menudo sin ella por parte de los supervigilantes del proceso de la educación; pero hay algo que ningún niño trae a este mundo y sin lo cual todas las demás son inútiles. Wilhelm, que está a su lado, pregunta. Qué es eso. Todos los que vienen al mundo la desean. dice el anciano. Quizás usted mismo. Wilhelm responde: Está bien, digame lo que es. Es agrega el mayor la reverencia, ehrfurcht. Reverencia! Es el honor que se rinde a quienes son más grandes y mejores que nosotros, sin miedo; completamente distinto del miedo. Ehrfurcht: el alma de todas las religiones que han existido o que existirán entre los hombres. Luego procede a sus aplicaciones. Distingue de un modo práctico todas las clases de religión que hay en el mundo y saca de ellas tres formas de reverencia. Los niños son educados a ejecutar ciertos gestos, a juntar las manos sobre el pecho mientras miran al cielo y a tributar las tres formas de reverencia. La primera y más sencilla es la reverencia a lo que está por encima de nosotros.
Es ésta el alma de todas las religiones paganas y no hay nada en el hombre mejor que eso.
Sigue la reverencia para todo cuanto nos rodea o está próximo a nosotros, reverencia por nuestros iguales y a ella el autor le atribuye un inmenso poder en la formación de la cultura.
La tercera reverencia es dirigida a lo que se encuentra debajo de nosotros: aprender a reconocer en el dolor, el sufrimiento y la contradicción, hasta en lo que le es odioso a nuestra carne y sangre, que ahí se esconde una inapre.
ciable bendición. a esta reverencia la define como el alma del cristianismo, la más alta de todas las religiones; una altura, como dice Goethe, lo cual es literalmente cierto según mi entender, una altura a la cual la especie humana estaba predestinada y capacitada para alcanzar y de la cual, una vez alcanzada, nada la puede hacer descender. No es posible bajar de esa altura permanentemente de acuerdo con la idea de Goethe, Con frecuencia se piensa que es bueno cener una fe de esa indole, la fe de que siempre, aun en los tiempos de más abyección, bajeza y descreimiento, se encontrarán algunas pocas almas que reconocen lo que esto significa y que el mundo, una vez que lo ha aceptado, no hay temor de que pueda degradarse. El autor nos explica luego la manera de enseñarles a los jóvenes aquellas ciencias para las cuales están capacitados. Wilhelm dejó su propio hijo alli con la esperanza de que lo convirtieran en un Licenciado en Filosofía y Letras o cosa parecida y, cuando regresó para buscarle, vió una rugiente polvareda que se arremolinaba sobre la planicie sin razón que él entendiera. Resultó ser una tempestad de caballos salvajes arreaos por una partida de jóvenes que se solazaban con ellos. Entre los mozalbetes estaba su hijo y averiguó que para lo que tenía talento era para domar potros. esto Goethe lo llama Arte, vocablo cuyo significado no aclararé por medio de una definición si no lo habéis captado ahora mismo. No trataré de definirlo como música, pintura, poesía y actividades similares. Tiene un sentido más alto del que se le da corrientemente y el cual la mayoría de nuestros pintores, poetas y músicos me temo que no tomarían en cuenta. El considera que esa es la nota más aguda a que puede llegar la cultura humana y vigila con la atención más cuidadosa como la lograrían producir hombres que tengan aptitudes para ello.
Muy sabio y bello es todo esto. Nos da la idea de que algo verdaderamente bueno está al alcance del hombre. Confieso que se me aparece como la sombra de lo que está por venir, a menos que el mundo haya llegado a la con clusión de que es perfectamente temible un sistema de educación como ese, dirigido por los hombres más santos y sabios que puedan en contrarse para vigilarlo desde cierta distancia, un ejercitamiento práctico, sin otros discursos que los necesarios para la acción, porque ésta ha de ser la regla entre ellos. El hombre debe hablar poco a menos de que sea para decir lo que debe hacerse y quien lo ejecute hágalo nada más y guarde su lengua. No hay nada er el mundo más difícil, a primera vista, que organizar un grupo de hombres, gentes recías, rudas e ignorantes, ponerlos juntos, ofrecerles un chelín por día, alinearlos, ejercitarlos con precisión y severidad y, por medio de un bombardeo incesante, ejercitarlos porque el ejer.
cicio parece ser el procedimiento que los fuerza a aprender. para que aprendan lo que deben aprender. He aquí el hombre, una má quina animada, una maravilla de maravillas.
El irá y obedecerá a este hombre y marcbará derecho a la boca de un cañón por él y llevará a cabo todo lo que le ordene su oficial superior. Creo que muchas cosas podrían realizarse si se les diera la misma clase de atención.
Mucho podría ser organizado y disciplinado según este sistema mudo de educación que Goethe evidenetmente vislumbra aquí. Pero, yo creo que cuando las gentes se enteren bien de él, encontrarán que no es necesario esforzarse mucho para adoptar el método y que, la economía de trabajo humano y de miseria humana ahorrada, serían incalculables si se le tomara en serio y se pusiera en ejecución aunque fuera en parte.
Los hombres prácticos y negocio de la guerra Escribe Antonio ROBLES (En Rep. Amer. Hay hombres prácticos, graves, enemigos terminada esa primera guerra mundial, habían de todo romanticismo. enfocan la guerra pagado sus deudas y se habían convertido en como un negocio: si trae mayores ventajas, acreedores de unos 000 millones de dólares.
mejores precios, más empleos, más salarios, más una cosa más importante aún: durante la ganancias, entonces es buena la guerra. La guerra lograron construir una poderosa planta consideran, en esa suposición, como un ins industrial que los elevó a la condición de imtrumento provechoso, como una necesidad del portantes competidores en el mercado munhombre.
dial.
Lo peor de todo es que hay guarismos, ci. Que quedaron algunas colonias de difunfras que como en todo negocio humano, sir tos allá en los campos en donde hacía estragos ven tanto para un fregado cuanto para un co la guerra? Eso no cuenta. Las viudas, los huércido; y esas cifras, esos números pueden ser ci fanos, el hambre, la muerte, todo eso no cuentados en apoyo de los hombres prácticos. ta: es el precio que se paga por el progreso.
Efectivamente. Acaso no ha hecho el hombre su civiliLos Estados Unidos de Norteamérica en zación escalando las cumbres sobre los cráneos 1914 eran deudores de Europa en el tanto de y las tibias de la propia especie humana?
unos 000 millones de dólares. En 1918, Es más, a pesar de las violentas sacudidas. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica