Omar Dengo

254 REPERTORIO AMERICANO México, enero de 1952.
Sr. Académico Don Moisés Vincenzi.
Representante de la Academia de Costa Rica Ciudad México, Enero 10 de 1952.
Sr. Dn. Moisés Vincenzi, Representante de la Academia Costarricense de la Lengua en la Comisión Permanente del Congreso de las Academias de habla Española.
Muy señor mío y distinguido amigo: Como Presidente de la Comisión Permanente del Primer Congreso de las Acade.
mias de habla española y al acabar la primera etapa de las tareas que dicho Congreso nos encomendó, cúmpleme dar a Ud. las gracias más expresivas y sinceras por la asidua y celosa asistencia de Ud. a todas las sesiones de la misma, así como por la valiosa cooperación que a su labor nos ha prestado Ud. tanto con sus acertadas iniciativas, como con aquellas otras tan competentes y doctas intervenciones suyas en las deliberaciones y acuerdos adoptados sobre las muchas complejas materias que han sido objeto de los trabajos de esta Comisión.
Al tener el gusto de expresarlo me es muy grato igualmente saludarle y reite.
rarme por su Affmo. amigo y compañero Muy estimado amigo: Antes de que Uds. se aleje de nosotros temporalmente, quiero dejar la constancia del placer que he sentido al ser colega suyo en la Comisión Permanente del Congreso de Academias de la Lengua Española, Comisión en la que ha laborado Ud. con inteligencia y sumo decoro.
Ahora bien: como Ud. ha expresado el deseo de ir a diversas naciones hispanoamericanas a fin de hacerles ver de cerca lo que significa que todos nos unamos en la defensa de nuestra hermosa lengua castellana, no puedo menos que desearle éxito completo, porque él será el feliz coronamiento de sus labores en la Comisión Permanente.
Me es satisfactorio decirle, además, que en tanto que nos reunimos otra vez para continuar la tarea comenzada, Ud. puede contar con la sincera estima de su amigo afmo. y CARREÑO Delegado de México Pido la palabra (En Rep. Amer. Enero 27 1952.
Señor don Joaquin García Monge Ciudad Mi estimado amigo: Me dirijo a Ud. por su edad y prestigio el más destacado de los firmantes de una circular que solicita colaboración en defensa de los Derechos del Niño, para decirle que mi contribución fué dada ya, sin que haya merecido de profesores ni de periodistas, ni de obreros, ni de campesinos, una sola palabra de simpatía; quizás con la excepción de una carta de Omar Dengo que conservo.
El derecho del niño a la salud, que es de recho a la vida y que involucra todos los demás derechos inclusive, desde luego, el de la educación fué enfocado no en teoría sino en realidad al hacer durante treinta años la más intensa campaña contra los parásitos intestinales de los cuales los niños son sus víctimas principales; al dirigir durante el mismo tiempo gratuitamente la inspección médica de las escuelas; al crear las clínicas infantiles; al establecer los servicios dentales, oftalmológicos y de higiene mental; al estimular las clínicas maternales; al dar conferencias en toda la República; al redactar folletos de vulgari.
zación higiénica; al crear las Unidades Sanitarias concebidas como centros permanentes de higiene y educación y no como botiquines para dar píldoras y poner in.
yecciones (1. En una palabra, al sacrificar una profesión adquirida al través de inenarrables congojas sin la más leve protección del Estado, para dedicarla por entero a la defensa de la salud de la nación.
Mi parte está, pues, dada ya.
Atento servidor y amigo, Solón NUÑEZ (1) Al crear las colonias veraniegas y las cantinas escolares, etc.
Perdonen Ud. y compañeros el egoís.
mo de esta carta; este egoísmo es la única defensa de quienes no tienen defensores. f) Agustín González de Amezúa Siempre solo. En Rep. Amer. Oh Dios. Dime por qué está el hombre abandonado. Por qué lo dejan solo y se pierde su grito entre gélidas voces de fantasmas?
Hoy tropecé con él.
Estaba acurrucado junto al duro temblor de su conciencia y había un dolor de lágrimas quemadas en su mirada oscura. Por qué lo dejan solo. Cercado está de espectros!
y baja hasta su abismo, y sube a las estrellas y se desgarra el alma para oír la respuesta que le pesa en la carne.
Desde todos los tiempos siempre el hombre está solo.
Prometeo en la roca, Job en su estercolero, Sócrates y Jesús predicando en el mundo. Es su delito acaso buscar la luz total. Interrogar la sombra. Escarbar su silencio y sentirse las vísceras siempre henchidas de amor?
Aún no encuentra albergue para su voz que es recia y acusa la verdad. Qué pocos han sentido su férrea amargura y ese jadear caliente que atraviesa el insomnio!
Es inútil su grito.
Nadie quiere entenderlo.
Cada vez más lejano se le oye cabalgar en las crestas del aire. Ay de su acento humano. Ay de su queja antigua!
Desde todos los tiempos siempre el hombre está solo!
UNUPUD Colleen Ricardo Mora Fernández Esta es la columna miliaria del Repertorio Americano.
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Promotores de Cultura fueron!
México, 1951 Claribel ALEGRIA Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica