Hitler

REPERTORIO AMERICAN 165 sólo hecho en común con nosotros la más sagrada de nuestras esperanzas. Todo lo que los humille y los segregue empeque ñece al mismo tiempo el valor de su aporte y el tamaño moral del país al que han venido a dar todo lo más preciado que tienen: el don de su vida y de su trabajo. Perón, pedagogo (En El Tiempo. Bogotá viii 51)
hombre mirara a todos los demás hombres como sus iguales y hermanos. Como los hijos de un mismo Padre la mara.
villosa revelación del humanismo consis.
tió en proclamar la identidad fundamental de todo lo humano. En afirmar con creadora emoción que nada que fuera humano podía ser ajeno para ningún hombre.
Detrás de la piel distinta, envuelto en la palabra que no comprendemos, lo que hay siempre es un sentimiento igual al nuestro. Un sentimiento que una vez revelado proclama la identidad humana de los que recelosamente podían mirarse como extraños.
Todo este complejo de la actitud ante el extranjero se ha estado revolviendo en Venezuela en los últimos años ante la llegada de inmigrantes en un número que empieza a ser considerable. No sólo en las ciudades sino aún en las más apartadas poblaciones tropieza uno con nume.
rosds extranjeros que han venido a este país a trabajar y a rehacer sus vidas. En un español matizado de los acentos de las más variadas lenguas de Europa hablan a los sorprendidos vecinos de los pueblos y se ponen a trabajar esforzamente con el empeño de quien quiere recuperar el tiempo perdido.
La gente venezolana que ha sido siempre abierta y acogedora los mira al comienzo con curiosidad y sin antipatía. Pero poco a poco esa desprevenida y humana ac.
titud comienza a convertirse en recelo y hostilidad. Es el desempleado que cree que se ha quedado sin trabajo por culpa de alguno de esos laboriosos extranjeros.
Es el chofer de plaza de la ciudad grande que piensa que gana menos porque hay muchos extranjeros disputandole la clientela. Es el periódico que cuando publica un suceso señala siempre de modo llamativo la condición de extranjero del extran.
jero que aparece envuelto en él. Es el comerciante que oye y repite que las ven.
tas bajan porque los extranjeros ahorran mucho y gastan poco. el que cree que los dólares escasean porque los inmigrantes los adquieren en grandes cantidades para enviarlos a sus familiares en el país de origen.
Todos estos prejuicios van envenenando el ambiente y creando un sórdido sen.
timiento de hostilidad hacia el inmigran.
te. Un sentimiento fácil y superficial que estalla en afirmaciones grotescas de nacionalismo, en palabras injuriosas para el inmigrante y en odio negativo y destruc.
tor.
Hace pocos días oí a un niño que se peleaba con un compañero a la puerta de la escuela, gritarle a guisa de injuria: por.
tugués. Sentí en aquella palabra inocen.
te tan viva la llaga del odio irreflexivo, que estuve tentado de acercarme a ellos, para decirle, en el tono más suave y convincente de que fuera capaz, lo siguiente. Haces mal en emplear esa palabra pa.
ra molestar a tu compañero. Al hacerlo, injurias sin ninguna razón a millares de hombres que no conoces y que no merecen tu mal trato. Esos portugueses que a veces te habrás tropezado en la calle, son hombres tan buenos, tan honrados. tan dignos de respeto y simpatía como tu pa dre, como tus tíos o como los señores que visitan tu casa. No se les llama portugueses por nada indecoroso, sino por el contrario, por haber nacido en un país que se llama Portugal que es uno de los más bellos, más heroicos, más laboriosos y cul.
tos del mundo. La humanidad toda y en especial nosotros los americanos debemos gratitud y admiración a los portugueses que enseñaron a Europa a navegar el mundo y que han enseñado a todos los pueblos cómo la virtud de una pequeña nación puede hacerla grande e independiente en medio de codiciosos rivales. Esos hombres han abandonado su país, sus ami.
gos, sus costumbres y a veces hasta sus familias para venir a hacer su vida a fuer.
za de trabajo honrado en este país nuestro.
Es triste y doloroso salir de la propia tierra. Sería triste y doloroso para nosotros tener que abandonar la nuestra y lo sería peor si tuviéramos que llegar a un lugar donde se nos mirara con odio y donde se pretendiera injuriarnos llamándonos ve.
nezolanos. En lugar de eso, lo que debemos es agradecerles que hayan escogido nuestra tierra para venir a trabajar, para venir a poner su trabajo y su vida junto a los nuestros para contribuir al progreso de la que es hoy nuestra tierra y que ganados por el amor y la generosidad de nosotros, será también mañana la de ellos y la de sus hijos.
Yo estoy seguro de que el niño me habría oído con interés y con comprensión, y habría sentido profundamente toda la verdad de lo que quería hacerle enten.
der.
Palabras semejantes y explicaciones parecidas las necesitaba aquel niño, y millares de otros niños y millones de venezolanos. Todos los que creen que Venezuela necesita de inmigrantes y que el aporte de esa sangre nueva es útil para el país, deben de ocuparse no sólo de asegurar trabajo y colocación para esos inmigrantes, sino además preparar el ánimo de la gente para recibirlos y convivir con ellos.
Los que vienen a unir su destino al progreso de nuestro país, tienen por ese El dictador argentino Juan Domingo Pe.
rón, está irrevocablemente decidido a no dejársela ganar de su extinto colega Adol.
fo Hitler. Después de lograr, por métodos igualmente violentos, el control de los sindicatos, del parlamento y de la prensa, el señor Perón en nuevo gesto de servil imi.
tación del fuehrer ha resuelto revisar to.
dos los programas educativos, desde los que rigen en los jardines infantiles hasta los que se siguen en los colegios.
Efectivamente, a la legislatura provincial bonaerense íntegramente controlada por el peronismo acaba de ser presentado un proyecto de ley encaminado a elimi.
nar la educación neutral. porque y son palabras textuales principiando por la escuela primaria, todos los planteles de educación tienen que definirse y optar por un bando en materia de cuestiones políti.
cas. Es posible y la imposibilidad de suministrar una información concreta al respecto tiene que ser atribuida a los factores y a las limitaciones de rigor en las dictaduras es posible, repetimos, que ha.
ya sido aprobada en la última semana de!
mes pasado. Se trata según el comentario del corresponsal estadounidense Herb Clark de contribuir a la perpetuación del régimen de Perón, mediante la reiterada ponderación a los escolares y colegiales de algunos detalles de la historia argentina anterior a 1943, cuando Perón llevó al poder el militarismo. Los nuevos planes de estudio argentinos serán eminentemente nacionalistas, como lo fueron los alemanes bajo la dictadura nazista. Desaparecerán, como es obvio, ciertos principios educati.
vos básicos, ya que el nuevo plan promete que la revolución suplantará la educación enciclopédica con un método de enseñanza que haga hincapié en la formación de ciu.
dadanos buenos y patriotas. En este sentido, el plan surge de la lección dictada por Perón al iniciarse en abril pasadoel año escolar. Dijo entonces el dictador argentino que el país está mucho mejor en manos de hombres buenos, aunque me.
nos capaces, que en las de individuos inte.
ligentes pero malos. Todos los periódicos oficiales, que son la abrumadora mayoría, celebraron el nuevo úkase peronista. Sólo La Nación comentó, discreta pero muy significativamente, habida cuenta de las onerosas restricciones de que es víctima. Una de las características del estado to.
talitario, es la identificación del partido de gobierno con la educación. aquí sí cabe repetir un estribillo que no por lo conocido y manoseado deja de tener sus repercusiones y demás: Se ad.
vierte que esta fábula es muy vieja y no tiene ninguna moraleja. Sin que se trate en el caso de la reforma educacionista ar.
gentina, de una ingeniosa salida, al estilo de las de Esopo, Fedro o Samaniego.
De los Sonetos recién cortados (En Rep. Amer. LVI Adiós, adiós, regresaré mañana sin sonetos, con otra poesía. Con otra. Todo cambia bajo el día, y aunque yo solecillo y tú ventana no hay hora que no nazca una campana.
Haya luz, y no tanta simetría.
La liebre triunfe, nunca la jauría. buena entendedora una manzana.
Venga el amor y envuélvame en un grito rojo, de todos, lleno de perdones. arenas doctoradas en ciclones escriban a la madre del granito: no hay que rimar, hay que remar, y tanto que el mar agote y que nos venza el canto.
Alfredo CARDONA PEÑA México, 1951.
11 Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica