REPERTORIO AMERICANO 327 Como antes en tus regazos hoy, todavía peregrino, me refugio en tu recuerdo, vuelvo, madre, a ser tu niño en demanda del amparo a tu sereno amor que no ha concluído, aunque tú duermas en ese sitio santo, bajo un verde velo de luces, árboles, y no escuchados trinos.
Carlos Luis SAENZ.
Culiacán, Sin, México, a 28 de abril de 1952. Molcajete decorado con mazorcas de maíz. Cultura zapoteca. Maíz Versos míos (En Rep. Amer. COMO PODER OLVIDARTE. Cómo poder olvidarte!
si eres raíz viva de mi sed viajera. Cómo poder olvidarte!
si eres nostalgia erguida en la hora del silencio. Cómo poder olvidarte!
si eres angustia abierta al llanto del corazón. Cómo poder olvidarte!
si eres grito perdido en el fondo inmenso del corazón. ADIOS!
Adiós. dice el eco lejano en la soledad de rumbos silenciosos, donde la pena es angustia.
en las nieblas del dolor. Adiós. dice el eco lejano en el grito del alma, transida pena; como agua desatada en las arenas cansadas.
en los prados taciturnos. En Rep. Amer. Jean Aristeguieta.
Maiz, mi substancial amigo, tan presente en mi alma, su vigor, ella misma, desde pipiles y güetares, las dos oscuras sangres de mi caña.
Maíz, generador constante de la vida más pura y más sencilla en todos y en cada uno de mis años.
Verde señor del campo cultivado, niño de los abriles y los mayos, del buey que abre los surcos por los cielos, junto a los regocijos de oropéndolas y silbos amorosos del yigüirro en las primeras lluvias, y tus dos gemelas hojitas nuevas, renaciendo.
Ritual de todas las mañanas de mis madres: los metates de piedra, hojas de plátano soasadas, y las sacras tortillas al amor de la lumbre consolando, dorándose, volviéndose a la leche al pie de nuestras vacas, a las pláticas agrarias de los abuelos tan madrugadores, llenando con su olór, serenamente, el corazón de toda la familia, cuando aún no se había desgranado la mazorca.
Maíz, columna diaria, familiar blancura en la durable mesa de tres generaciones, sus ahijadas; resurrección perenne de mis padres de amor, los campesinos, en su reino de humus y bien labrada tierra, en su nivel de probos pequeños propietarios, en su llantar alegre sin pena por otras hambres.
Tu caña de mazorcas tan parida bendice a todo viento las esparcidas casas campesinas, sus toscas vigas lamidas por los humos de la leña, el verdin de sus tejas, sus paredes de barro, las carretas, timón (ai suelo, bajo el higuerón tupido y gigantesco, sus fiestas del domingo y sus ollas del sábado hirvientes de tamales. Qué alegrías de niño, desgranarte sonoramente, la tarde, en los canastos de bejuco. cuando tu dorado cuerpo de atahualpa tierno resplandecia en la fábula de las brasas. Los granos reventaban en azares tirando al corazón en inocencia el granizo caliente de su dicha casera!
Maíz de mis recuerdos y mi historia, me llego a ti con mi latina lengua. a tu substancia y tus metamorfosis. germinada en mis carnes de aborigen para tocar, un algo, tu entrañada virtud en el pasaje de siglos y de pueblos maternales, para dejar mi canto en tus mazorcas populares y religar mi sangre con los himnos sacerdotales de los viejos Mayas. Adiós. dice el eco lejano y mi pena va cayendo como abierta herida en el surco denso de la noche sin fin.
JUNTO AL SILENCIO El recuerdo es rocío en los pétalos temblorosos, de la noche triste de mi vetusto y eterno dolor.
Cae el recuerdo inmenso, a orillas del ensueño y es en el silencio de mi tristeza crepúsculo que se doblega en brazos múltiples y eternos.
Ruth LIGIA BRICEÑO.
Costa Rica. Mayo 1949.
Carlos Luis SAENZ.
Costa Rica. Enero de 1951. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica