Imperialism

141 REPERTORIO AMERICANO y perdió turales de la economía, deja entrar en su relación entre la libertad y el progreso inciudadela mental al enemigo, a la guerra que ternacional. Aquí parece darle la máxima con tanto empeño ha expulsado hasta ahora, eficacia entre todos los factores que enumeporque el resorte maestro de la teoria inglesa ra: Pero ninguna fuerza trabaja con igual del librecambio es la libre competencia, es eficacia en el sentido de esa labor de unifidecir, la determinación automática de la es cación como la libertad de los pueblos, es pecialización nacional por medio de la guerra decir, la participación de los pueblos en la comercial entre productores rivales en mer gestión y gobierno de sus propios destinos cado libre.
No deja de mencionar Alberdi, por paraPero de la guerra comercial no puede salir dójico que parezca, entre los factores que la paz política.
militan contra la guerra a la guerra misma. Con sus inventos la guerra se suicida en El camino cierto modo porque agrava su crimen y confirma su monstruosidad. Pensamiento que En una de las pocas páginas en que ele ha consolado ya a muchos pacifistas antes de vándose por sobre sus múltiples y sucesivas la invención más espantosa amenazadora intuiciones, procura abarcar una vista de conde todas, que es la aviación militar con sus junto, Alberdi resume los factores de la evoarmas auxiliares quimica, incendiaria y baclución universal hacia la Sociedad Mundo y teriológica, y que seguirá sin duda consolanlos pasos que habrá de dar en el campo de dolos después de que por la estupidez hulas instituciones y de las costumbres intermana se hayan visto reducidas a humeantes nacionales. No deja de padecer, aun esta pácenizas las joyas de civilización que adornan gina sintética, de su tipico desorden y de su hoy el mapa de Europa.
tendencia a la improvisación, y asi no todas Tampoco olvida nuestro autor entre los sus ideas, expuestas al azar de su afloramien elementos que laboran por la paz internacioto a la superficie del pensamiento, figuran en nal el desarrollo de la neutralidad, que ha la enumeración sistemática que de ellas insido objeto en estas lineas de estudio espetenta hacer, ni las que recoge figuran en un cial.
orden rigurosamente lógico. Con todo, esta En cuanto a los pasos que la evolución hapágina es de gran utilidad para darse cuenta brá de dar, Alberdi señala primero la fordel conjunto de su modo de pensar. Dejadmación de grandes unidades continentales dice que trabajen en el sentido de una orque serán como las secciones del poder cenganización internacional del género humano tral del mundo. Añade que es natural cuanlos siguientes elcmentos conducentes a esa do menos que esas grandes uniones continenorganización espontánea. tales o seccionales precedan en su formación Su enumeración comprende en primer lua la constitución de un poder humano centra gar al cristianismo si no como dogma, al como ha precedido la unidad de cada nación menos como doctrina moral. Tiene no obs a la del todo universal. Aquí tampoco patante especial cuidado en consignar que el rece haber hilado bastante fino nuestro precristianismo ha de predicarse sin armas. Era cursor. Que algunos trozos de continente, coya aquella la época del misionero armado, y mo la Europa centro occidental, en algunas el hecho no se escapa a la perspicacia de situaciones históricas, puedan presentarsenos nuestro idealista pero realista autor. Viene en primera aproximación como bases natudespués el comercio. Alberdi ve en el comer rales de unión o federación, no ofrece duda: cio los siguientes caracteres de utilidad dipero el hecho no justifica la impulsiva generecta para la evolución internacional: ralización de Alberdi a todos los continentes a) El comercio es maestro de solidaridad. en una evolución uniforme y segura. El comercio ha hecho sentir a los pueblos La idea de que hayan de preceder las unioantes de que se den cuenta de ello, que la nes continentales a la universal, más que naunión de todos ellos multiplica el poder y la tural como Alberdi la proclama, es lógica y importancia de cada uno por el número de teórica, y por lo tanto, expuesta a fracasar sus contactos internacionales. en la siempre imprevista naturaleza. Asi, b) Es el principal creador del derecho inen este caso, hemos visto crearse la Sociedad ternacional, como constructor incomparable de Naciones, sueño, casi utopía para Alberdi, de la unidad y mancomunidad del género hual menos en su forma institucional, antes de mano. que cuajase otra agrupación continental que c) Es un gran estimulo a las comunicaciola Unión Panamericana. Por otra parte, no nes postales y telegráficas; parece haber meditado Alberdi en la posibid) Abre entre Estado y Estado conductos lidad de que se intentase utilizar la organizade comunicación de modo que tras él, se ción continental precisamente para estorbar precipitan las expediciones de la ciencia, las la organización universal y como un sistema misiones de la religión, las grandes emigra imperialista más o menos hábilmente adapciones de los pueblos y las masas de visitan tado a la ideologia moderna. por último, tes que por placer, por curiosidad y para educabe preguntarse si el concepto de continente carse se envían unas a otras las naciones mono procede de una visión en exceso fisica y dernas.
artificial, derivada de la contemplación de Figura en tercer lugar la ciencia, cuyo exa los mapas. Los mares unen a los pueblos más men como agente internacionalizador apare que los continentes. El propio Alberdi señace confusamente expresado a propósito del la la importante función unificadora del mar, comercio, no se ve muy exactamente si como pero sólo desde un punto de vista universal causa o como efecto de él, y no desde luego y casi abstracto: El mar, que representa los con el relieve que era de esperar, dada la dos tercios de nuestro planeta, es el terreno inmensa importancia del pensamiento cienti común del género humano. si bien en esfico como única forma verdadera y absolu te sentido general es el mar, sin duda algutamente universal de la vida humana. Otro na, una especie de solvente de nacionalismos, tanto cabe decir, mutatis mutandis de la cul y un terreno nato de la futura nación unitura en general, que no es objeto de toda la versal, los mares reducidos y más o menos atención que era de suponer por parte de cerrados, son a su vez, centros de vecindad, Alberdi.
dotados de mucho más poder de unión que Ocupa el cuarto lugar en su enumeración los continentes. El Mediterráneo y el Atlánla libertad. su debido tiempo hemos inten tico hacen inevitablemente europeos al Nortado analizar las ideas de Alberdi sobre la te de Africa y a toda la América oriental y a su vez hacen al sur y al oeste de Europa norteafricanos y oesteamericanos. Por todas estas razones, es la idea de la agrupación continental cosa que ha de tratarse con gran sentido del matiz y cierta cautela cuando de la evolución universal se razone.
Esta idea le sirve, no obstante, a Alberdi de apoyatura para introducir en su descripción evolutiva la de los congresos continentales, como los que se han reunido Europa y en América a principios de este siglo.
Alude sin duda al de Viena, y al que Bolivar convocó en Panamá. Alberdi apunta que, si bien de un congreso de este tipo, a la instalación de un poder común hay mucha distancia, ningún poder central existe en Europa o en América de carácter nacional, que no haya comenzado y sido precedido de congregaciones de representantes u órganos de diversas regiones, tendentes a buscar y encontrar un centro de unión permanente. Gran cautela, esta de referirse a poderes centrales existentes, ya que los pasados habían sido casi todos debidos a situaciones de hecho creadas por la fuerza. Para un argentino, cuya memoria resonaría todavía con la elocuencia de las primeras Juntas patrias, es lógica la argumentación, aunque si mal no recuerdo, la Junta del 25 de Mayo, nacida en Buenos Aires y de Buenos Aires, se dislocó su admirable Secretario Moreno, cuando los representantes de diversas regiones intentaron hacer valer su derecho a formar parte de ella. Pero aquí también es posible que Alberdi haya olvidado precisamente ese elemento natural que tanto maneja, y usualmente con tanto acierto. En el origen de los poderes centrales existentes cuando él escribia, había dos cosas: esas congregaciones de representantes u órganos de diversas regiones a que alude, y también una tradición intelectual y emotiva de unidad que al intentar constituirse, no se creaba, sino que tan sólo se manifestaba.
Alberdi, en efecto, considera aqui el naciente organismo representativo como signo suficiente de la aparición de la conciencia colectiva o de grupo. tal punto que da esta función a los cuerpos diplomáticos residentes en cualquiera de las Cortes europeas. Esta idea, algo optimista y más sencilla de lo que suelen ser las de Alberdi, le lleva a expresar la profecia siguiente: El dia que los miembros soberanos de esos cuerpos internacionales recibieran dobles credenciales, para la corte de su residencia común y para unos con otros respectivamente, esas cooperaciones podrían asumir, según las circunstancias, el rango de Cortes de Justicia Internacional llamadas a fallar en nombre del interés o del derecho interpretado por la mayoría de las naciones, los conflictos parciales que amenazdn la tranquilidad de todas ellas o los respetos debidos al derecho que a todas ellas protege. He aqui, pues, esbozada de antemano, desde 1869, la idea que ha inspirado las famosas comisiones de conciliación, que bajo los auspicios ya de la Unión Panamericana, ya d: ciertos tratados de conciliación, se han constituido y han funcionado repetidas veces con varia fortuna, Alberdi, pese su tendencia sistematizadora, no llega a soñar en lo que habia de acontecer antes de lo que en su época pudo haberse esperado: en la constitución permanente de un Congreso Internacional con su consejo y su asamblea su secretaria general. Ya veremos que en este terreno sus ideas fueron menos osadas en la forma, aunque ilimitadas en su generosa tendencia hacia la organización universal. Concluirá en la entrega próxima)