DemocracyImperialismJoaquín García Monge

74 REPERTORIO AMERICANO Dr. García Carrillo CARDIOLOGIA (Radioscopía y Electrocardiografía. METABOLISMO, VENAS VARICOSAS.
en ambientes de superior vida espiritual.
En algunos de los diálogos mantenidos entre él y yo, en Guatemala o aquí en San Salvador, confidencialmente me dijo no es tar de acuerdo con el orden de cosas político, prevaleciente en Costa Rica en aquellos días. Lo hizo en esta forma no por cobardía, ni por sofistica actitud, sino por sentirse temperamentalmente inclinado ha.
cia el análisis, el raciocinio, la serenidad, sin restar impulso a los ideales redentores.
Transcurridos pocos meses, los periódicos publicaron la noticia de que don Roberto había sido capturado, después de una intentona revolucionaria. Presto recordé las conversaciones anteriores y me expliqué su conducta beligerante. No he de hacer examen, ni comentario, ni crítica, acerca de esta participación en la política de su país. No cumpliré con ese menester. Uni.
camente afirmo: no era esa la trayectoria de su actividad intelectual. La alta docencia, como la ejercida durante prolongados años por Sanín Cano en América, le estaba señalada por designios ineluctables. la ejerció encendidamente, salvo los casos en los cuales arriesgó la pureza del pensamiento doctrinario. Igual que Masferrer entre nosotros; Vasconcelos, en México; Valencia, en Colombia; Gallegos, en Venezuela; don Roberto Brenes Mesén militó en la política con mucho de Quijote. Estos varones lucharon por la democracia, la libertad, la cultura, la justicia social. Dentro de ese campo siguieron erguidos como conductores de hombres y de pueblos. Si fracasaron fué un divino fracaso el de ellos, puesto que sus personalidades quedaron in.
tactas. Creyeron de su deber aventurarse en la lucha colectiva, como tantos valores lo hicieron, en vista de las realidades tremendas. Nadie les disputa el pedestal de ideólogos integérrimos.
El humanismo de don Roberto Brenes Mesén, nutrido del saber copioso y tanizado y del don de sentir generosamente, iluminará a las nuevas generaciones centroamericanas, en la búsqueda de la verdad, para no sucumbir en el minuto trágico.
San Salvador, El Salvador. 1953.
Sus teléfonos: 1254 y 3754 Lic. Aníbal Arias Abogado y Notario Apartado 2352 San José, Costa Rica Puerto Rico pide Plaza en homenaje a José Martí Por José ENAMORADO CUESTA Fué en el número correspondiente al 15 de junio próximo pasado de Repertorio Americano, ese gran periódico nuestro, publicado bajo la ilustre y sabia dirección del maestro del periodismo americano, don Joaquín García Monge, donde primero tuve noticia del propuesto homenaje al Apóstol Martí, por un artículo del escritor cubano Félix Lizaso. precisamente, lo tardía de éste escrito, es resultado de la misma causa que me impele a escribirlo. Porque ese número de Repertorio por el que me enteré yo del propuesto homenaje sugerido por el señor Lizaso para tener lugar en el centenario del Apóstol, en enero del próximo año, llegó tarde a mis manos debido al mismo motivo central, que no es otro que el hecho de permanecer mi patria, Puerto Rico que lo es mía por nacimiento y lo fué de José Martí por vocación apostólica sujeta al carro del triunfo del imperialismo norteamericano, en calidad colonial, no empece que ésta se encubra bajo la máscara de un absurdo e imposible status político.
Había que tener las manos limpias dijo alguna vez Martí durante su epopé.
yica brega libertadora para oficiar en el ara de la Patria. La República que hemos de hacer dijo y repitió él muchas veces no es para una casta ni para una raza, sino para todo el pueblo de nuestra Patria. la Patria no era, para Martí, sólo la isla madre, donde tuvo el privilegio de ver la luz el Apóstol. ¿es que Martí habló nunca de la independencia de Cuba sola, sin referirse a sus hermanas Antillas? Yara y Lares eran, en efecto, nombres gemelos en la obra tribunicia y escrita de Martí.
En su artículo en Repertorio, el señor Lizaso recaba y obtiene el beneplácito para su proyectado homenaje y, especialmente para su proyecto estatuario, de dos figuras tan destacadas e ilustres de nuestra América como las de don Baldomero Sanin Cano, decano de las letras continentales por edad y por calidad y, la gran poetisa y educadora chilenà Gabriela Mistral, nom.
hre que hace tiempo fué ya muy ancho (En Rep. Amer. Envío del autor)
para la estrechez de la frontera geográfica de su patria. tratándose de nombres de tan alta alcurnia, nadie hay que pueda en.
señar nada a esas dos cumbres morales de nuestro Nuevo Mundo en lo que a Martí y su obra respecta.
Pero es posible que aun figuras de tal prosapia puedan olvidar, momentáneamente siquiera y, llevados en la marea ascen.
dente de un tan noble entusiasmo como el que les mueve a responder a la llamada del señor Lizaso, aspectos que a éste, como antillano y cubano y a nosotros, los antillanos que hemos aspirado al honroso calificativo de martianos y que, tratando de merecerlo hemos dedicado ya una vi.
da entera muchos de sus años a la sombra de las mazmorras imperialistas a la defensa y sostén de los ideales del Apóstol, no podríamos encontrar justificación para olvidar.
La mayoría de la masa cubana migratoria residente en la urbe norteña, tiene, no hay duda, no puede haber la menor duda de ello, las manos limpias para oficiar en el ara martiana. Porque ella no ha re.
nunciado ni ha de renunciar de su condición antillana. Porque esa masa ha seguido pensando y sintiendo en antillano.
Más aún, ha seguido actuando no ya sólo en antillano. sino también en martiano.
Testimonios: su honrosa actuación en el reciente conflicto en el que fué sacrificada la libertad republicana en suelo de la madre patria española y su clamorosa respuesta, cuando para ello ha habido ocasión, en favor de la liberación política de la hermana Antilla, Puerto Rico, sacrificada por manos impuras o incapaces a la codicia imperialista del monstruo que anargó la vida del Apóstol.
Quisiéramos ¿quién hay que lo dude?
que pudiera decirse lo mismo de la masa ignara y, en mayor parte insensible, de la población anglo norteamericana neoyorqui.
na, que es la que en mayor número, va a desfilar diariamente ante la estatua del hé roe en el Parque Bryant. Quisiéramos, pe.
ro es que podemos? Desgraciadamente, no.
Día llegará, cierto, en que pueda contestar.
se la pregunta afirmativamente. Pero mientras ese día llega y, mientras Puerto Rico tenga que seguir forzosamente ausente en homenajes como el que se intenta rendir, nos cumple a nosotros preguntar si en el Departamento de Estado en Washington y en el Ministerio de Relaciones de La Habana, brilla también la limpieza de manos necesaria para oficiar en ara tan impoluta como la martiana.
Para ornar el pedestal de la propuesta estatua, nuestra Gabriela sugiere símbolos americanos y chilena, es justo nos habla del cóndor de su Ande nativo. el propio Lizaso, sugiere la aportación de símbolos norteños por parte de Estados Unidos, es decir, del Departamento de Estado nor.
teamericano. Naturalmente que, si va allí a tender el ala poderosa el cóndor andino, ha de tener sitio a su lado el águila norteña, con su haz de flechas puntiagudas bajo el talón acerado. Habrá quién se atre.
va a sugerir, me pregunto yo, la presencia del cordero pascual Agnus Dei del tra.
dicional escudo colonial puertorriqueño en tan augusta presencia y bajo la pupila fulgurante de las grandes aves de presa, mientras no se abroquele al manso símbolo isleño con la protección de la libre nacionalidad. Ah, señores, qué triste condición la del nativo de isla pequeña en la flamante reunión de grandes naciones continentales! si llegase allí súbitamente el Apóstol. qué mirada habría allí, en el rumboso ho.
menaje, que pudiese sostener la suya?
No, señor Lizaso: queda aún un home.
naje por rendirse a José Martí en Amé.
rica, antes de levantar su estatua en el Par.
que Bryant, en el corazón de la Avenida de las Américas. en la propia entraña del monstruo. Queda por rendirse el homenaje del pueblo no del Departamento de Estado norteamericano, reconociendo, con nobleza que honre sus orígenes, la ple.
na soberanía republicana, es decir, sin dejar lugar de ambajas a la traición, la in.
dependencia política de Puerto Rico, sin Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica