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60 REPERTORIO AMERICANO Que su llama nos queme Dr. García Carrillo Por Fernando CAMPOAMOR (En Rep. Amer. Colaboración)
CARDIOLOGIA (Radioscopía y Electrocardiografia. METABOLISMO, VENAS VARICOSAS.
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Ya medimos nuestra voluntad de nación con cuadrícula de siglos. Somos ya hechos de tiempo. cien años de José Martí serían pobre certificado de senectud si nos ciñéramos a abrir unas comillas para repetir su formidable prosa. Por suerte, toda vía es un viento fuerte que impulsa las velas. Más que reliquia, punto de mira; más que mito, consigna, y más que pedestal, mi.
licia.
Además, Martí no necesita medium pa.
ra hablar, porque no es muerto común. Los muertos a su manera siguen en diálogo con los vivos y en alta voz. Creyó la hora oportuna y canjeó su sanguíneo corazón de apasionado por una rosa blanca de ce.
nizas, pero las cenizas se aventaron y Martí permaneció en continuidad, empujándo.
nos con su índice hacia la adultez de patria.
Si algún pecado venial de adolescencia cargamos es la inercia. Limitados indolentemente a leer de corrido el mensaje martiano, tanto repetimos como autómatas sus palabras, ayunos de autocrítica, que se hicieron esa especie de aroma habitual que acaba de borrársenos del olfato. Nos quedamos con el Martí de oídas para las veladas de fecha nacional, mientras la República crecía en cuerpo y sus músculos juveniles dormían su pereza. Fué la siesta que creíamos ganada luego de salir foguea.
dos de la guerra del 95 con una bandera fresca en el mástil y un himno inefable en la garganta.
Martí estaba demasiado cerca, muy al alcance de la mano. Todavía la pólvora mambisa era una especie de neblina de bajío que bloqueaba el horizonte. Su estatura vendría con la distancia histórica. Con la distancia claréó su luminoso perfil de montaña. Hasta entonces casi hasta las vís.
peras de un siglo del parto en la calle Pau.
la nos bastó con los pequeños mármoles de la estatua del Parque Central habanero, tan mezquina como él vió la de Lincoln en el Union Square de New York.
El puro tedio de vivir, que paladeaba Baudelaire como una copa de ajenjo, se nos hizo pavorosamente trágico. Ni los des.
files con himno y bandera alcanzaron a curarnos las heridas de una economía colonial que gangrenaban por haber cerrado en falso. Aquéllo era externo y ésto muy interno, aunque aquéllo nos nublara los ojos con lágrimas románticas. no fué hasta ayer, o hasta antier no más, que jugamos con la salud de Cuba como quien deportivamente se devora a sí mismo.
José Martí llega hoy, en su primer siglo de inmortalidad, para invitarnos a examen. Por desventura, no es demasiado pronto. Por ventura, no es demasiado tarde.
Llega con su aval, como una transfusión de sangre pura y antigua a los que nos dise.
cábamos, ávidos de su plasma milagroso. La vena está abierta para los cubanos, y rato lo estará, pero no la desperdiciemos con sangrías.
Los objetivos nacionales están por de lante y lejanos. Ensanchando un poco el compás sobre el tiempo, pudiéramos fijar los. Casi son los mismos con que estrena.
mos el inocente grito de libres. Había que estar sordo de la peor sordera, sordo por dentro, para desconocer que Martí advir tió y presintió las esperanzas y los peli.
gros republicanos. Era un grande poeta, género de hombre que camina la vida al duplo, porque tiene suficiente caudal para bifurcarse sin perder el torrente. Poeta por.
que sazonaba versos con legítimo candor y porque al mirar y traducir con impulso lírico su circunstancia, usa además el sentido de la adivinación que le descifra el porvenir. Misterioso desdoblamiento de los que, abrazados a su estrella, contagiados con la inquietud de su época, la fecundan y siembran hasta que el pueblo la retoña para hacerla tronco de su historia. El celo destructivo como gustaba contar un ácrata insigne. se hace celo creador. las puertas de la República, cuando había echado por delante a los otros que convenció con su palabra de pasión razo.
nada, montó su caballo de soldado raso y fué a que le fusilaran en el tibio paisaje de Oriente. También por delante había ido un manual de gobierno en el programa del Partido Revolucionario Cubano, en el Manifiesto de Montecristi y en los papeles de intimidad epistolar a Gonzalo de Quesada, Manuel Mercado y Federico Henríquez Car vajal.
Hacia adentro y hacia afuera nos dibujó las vías el eminente fundador, porque de adentro nació y de afuera regresaba sin que las pupilas geniales le mintieran una interpretación rotunda, inerrable, que nos entregaba en relevo como doctrina para la República.
Sabía mucho más, Por ejemplo, bien sabido tenía que éramos un estrecho río desembocando en mar libre, y que la infancia nos esperaba como un remolino de aguas turbias. No le temblaba el pulso para escribir: Lo que tengo que decir, antes que se me apague mi voz y mi corazón cese de latir en este mundo, es que mi patria posee todas las virtudes necesarias para la conquista y el mantenimiento de la libertad.
Los puntos sobre las íes van puestos con infalible ortografía cuando define la democracia, los ingredientes raciales de la Isla, el desarrollo de industrias propias y originales. la servidumbre del país sometido al monocultivo suicida y la sombra feudal de latifundios. Tenso y avizor, anticipa la etapa imperialista del capital financiero yanki y la codiciada ubicación de Cuba en el mapa donde luego la Geopolitica nos sitúa como batiente de la estrategia norteamericana.
Cuando Carlos Baliño, pionero socialista, le preguntó más a fondo, Martí fué ra.
dical. La Revolución? La Revolución no es la que vamos a iniciar en la manigua, sino la que vamos a desarrollar en la República. Adónde estamos, cubanos? Martí le avergonzaba no estar donde debía. Por supuesto, estuvo siempre útil y en su sitio. esta generación, y a la anterior, nos caen encima las interrogaciones. Responder hoy, a presencia de Martí es deber intransitivo.
Tenemos culpas y disculpas. Quién que sea nuevo no las tiene a la par? Es el saldo normal del aprendizaje. El propio Martí nos amortigua el aguijón de las faltas: Todo hombre en la tierra ha caído una vez.
Los pueblos se hacen de hombres. Tam.
poco nos pedía madera estoica capaz de sanar en un cincuentenario lo enfermo en un dilatado tramo de colonia.
Nos acusa desde afuera la invasión de un pueblo que compra y manda para decirlo con letra de Martí y que matriza la economía insular en los límites precarios de la materia prima. Por las guardarrayas, típicamente antillanas, se nos va el azúcar, y detrás, en comparsa dramática la propiedad de la finca, de la mina, del ferro.
carril, del avión.
Nos acusa desde afuera la ola de analfabetos, el bohío indígena, el guajiro sin tierra, la cifra de desocupación, el tiempo muerto entre zafras y los niños parasita.
dos que duermen a la intemperie. Nos acu.
sa el descenso de dignidad en las costumbres públicas, la ausencia de valores tabulados, la conspiración frente a la cultura, las manos metidas en los dineros públicos y el saldo de pistoleros inmunes.
Por obra y gracia de ser como somos, la obra y desgracia de las restas no han podido con las sumas. Cuba es el más ale.
gre pueblo de América: sabe hacer humo.
rismo hasta de sus reveses; la acción téc.
nica, la iniciativa criolla por los más nue.
vos modelos de la economía y su despier.
ta interpretación civil son testimonios de permanencia. No dimitimos ante nada ni nadie; no bajamos cabeza en las horas ne.
gras. Creo que no es frívolo contar las an.
tenas de televisión alzadas a lo largo y an.
cho del mapa como agujas sensibles al olor del aire.
Sería antimartiano pronunciar la palabra fracaso. Lo que está por hacer, se ha rá. Martí todavía está haciendo. De su mi ga nos alimentamos como pan de cada día porque trae la levadura de nuestro desti.
no. Tenemos tradición libertaria y ciudadanos alertas. Tenemos hijos no envileci.
dos, sin erosión de vicios, que apuntan al futuro, que cantan glorias del abuelo mambí y estimulan al padre, que cruzó con hue.
llas de lección por el otro combate de un país en minoría de edad.
Hecho balance veraz del examen ajustemos las cuentas con los propósitos. Las cuentas son a repartir con todos, porque Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica