REPERTORIO AMERICANO 165 CARLOS SALAZ había que RONDAS CANCIONES Precio del ejemplar: En Costa Rica: 00.
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de esta vertiente y las precipitaciones continuas de esta zona. Al día siguiente por la noche, a las 22 horas, observamos un fenómeno al que no encontramos la causa, que consistió en una luz fluorescente de una potencia inmensa, que iluminó el espacio durante un par de segundos, dejando en la atmósfera un penetrante olor a azufre. Seguimos, siempre costeando, con buen tiempo hasta la altura de Cayena donde nos cogió un temporal que nos hizo pasar de Cayena, que es donde yo quería hacer escala. Una vez pasado el temporal y ante lo costoso que resultaba ir hacia otros, continuamos hasta Les Isles du Salut, que son como sabéis un grupo de tres islas (Royal, Diablo y José) bajo la soberanía francesa, donde fondeamos durante un día. Bajé junto con el patrón, uno de los dueños dos marineros (me pongo en primer lugar por ser el promotor) como remeros, al puertecito de la isla Royal Estas islas se han hecho célebres como los penales más duros del mundo. Son muy pequeñas, hoy, están deshabitadas excepto en la Royal que hay unos cuantos negros, tres reclusos de perpetua a punto de ser libres, el farero y el comandante del puerto. Vosotros sabéis por lo que he pasado, he conocido la cárcel y he visto los martirios, pero lo de estas islas es horroroso, mejor dicho, debió ser horroroso, un espectáculo macabro en un marco delicioso porque las islas son un edén. Decíame el comandante del puerto que estas islas eran tierra yerma y que la vegetación es obra de las distintas generaciones de reclusos; que el nombre si bien en francés salud es santé, deben su nombre a que en 1890 la inmigración en tierras de Guayana, tierra baja y pantanosa, tuvo epidemia de palúdicas y algunos que se trasladaron a las islas, tierra más alta, sanaron rápidamente.
Después de cargar de cocos, bananos, mangos y otros frutos, continuamos viaje, pero habiendo visto una gran cantidad de camaleones y la lucha de un tiburón y una tortuga, que después de varias acometidas, seguramente debió el tiburón darle un coletazo en la parte inferior a la tortuga, puesto que luego de izarse la tortuga a una altura de unos dos metros del agua, desaparecieron en el fondo ambos.
Continuamos la ruta siempre costeando y yo siempre pegado a los gemelos. Ya vamos notando la influencia de estas zonas en los fenómenos atmosféricos. Vamos continuamente por agua colorada y poco fondo. De esta manera cruzamos la Guayana Holandesa, que por las malas referencias no queríamos tocar, debido a que la hélice de la corredera la había mordido un pez, dejando los dientes marcados y no marcando con exactitud la distancia reconida; decidimos fondear para informarnos en la Guayana Británica (conocíamos la aproximación por la desembocadura de los ríos. Se veían casas separadas y muchas chimeneas muy altas de fábricas de azúcar. Fondeamos por la noche y a la mañana siguiente nos encontramos encallados por el descenso de la marea.
Como se veían algunos barquitos con negros que estaban pescando, propuse coger la barca auxiliar e ir a su encuentro yendo con este motivo uno de los dueños, el hijo del otro, el patrón, dos marineros y yo; resultó difícil, pues la corriente era fuerte, poco fondo y pantanoso, pero al fin dos negritos fijaron su atención en nosotros y vinieron a nuestro encuentro. Me puse a hablar con ellos en inglés y me dijeron la situación y la hora de la pleanar, pero como yo quería conocer aquello, luego de preguntarles si podíamos ir a tierra, les dije a los compañeros que no entendían algo, que teníamos que ir a tierra a informarnos, ya que se brindaban los negros a llevarnos; que se podían volver los que quisieran.
Nos quedamos en la barquita de los negros los dueños y yo. Era una barca sin quilla y con dos velas, a propósito para aquellas zonas, pues desde la zona que moja la pleamar hasta la que moja la bajamar es terreno pantanoso. Subimos a la barquita y mientras los demás se volvían al barco nosotros nos fuimos hacia tierra. Llegamos a un puerto en que la barca tocaba fondo ir esperando a que fuese llegando la marea: la marea nos iba empujando lentamente hacia tierra y por fin llegamos a una distancia de unos 100 metros de la tierra y nos negros me dijeron que esperáramos en la barca mientras ellos llevaban el pescado y pedían permiso al Jefe de policia para que pudiésemos bajar. Acto seguido pusieron el pescado en unas cajas, echando unas tablas al agua encima de las cuales pusieron las cajas y así con un pie en las tablas y empujando con el otro en el fondo huidizo, vimos cómo se iban alejando. Interin esperábamos el regreso, me dió por bromear y con este fin, empecé a insinuarles que en aquellas tierras solía existir el canibalismo, la antropofagia y demás tonterías, que veía iban causando su efecto. Influía en mi favor: el pantano con sus espejismos y la selva en la que no se veía casa alguna a más de que la espera se prolongaba. Por fin apareció el simpático negrito y metiéndose en el agua vino hacia nosotros con gran destre.
za, pues se hundía hasta las ingles; sacó de un bolso que traía una docena de plátanos y otra de bollos dulces y nos hizo un refresco de limón; todo exquisito. Yo continué la broma diciendo que nos estaban cebando. La ventaja mía era que yo podía entender a todos y ellos no. Mientras tanto había subido la marea, así es que continuamos hacia tierra introduciéndonos por un canalito. En la orilla del canalito había unos negros pescadores muy desaliñados, vestidos de harapos y algunos con una especie de cimitarra, arma muy frecuente en estas tierras; desde luego, el aspecto era deprimente. Como a unos 100 metros de distancia en el repetido canal, había una pequeña presa de madera para recoger la coca que las precipitaciones van tirando hacia el mar y al preguntarme los compañeros qué era, y luego de preguntárselo yo al negrito, les dije que era donde daban suplicio a los que iban contra las costumbres de los indígenas. Yo iba regocijándome con el estado de ánimo de los compañeros, que no dejaban de echarme la culpa de lo que ocurriese. De repente, vimos entre los árboles unas casas parecidas a las de los pobladas de las selvas africanas, visión que le pone a uno predispuesto al terror. Pero imaginaos la impresión al llegar al poblado y ver una carretera de primer orden y un par de co ches último modelo, un poblado de unas 40 casas con central eléctrica, teléfono, neveras eléctricas y radios en las casas. El poblado es Qarentine. Sólo me resta deciros que abundan los tigres, que nos metimos al regreso por el pantano y mi reconocimiento al negrito que nos acompañó al barco.
Estamos continuando el crucero, pasamos frente a New Amsterdam y Pergetown y llegamos a tierras venezolanas, se hace de noche y le digo al patrón que la carta señala un bajo, que tengan mucho cuidado con el escandallo; pasamos un gran peligro, pues hemos estado navegando por encima del bajo a braza y media. El bajo está en la desembocadura del Orinoco y desde allí he marcado el rumbo para pasar entre la isla de Trinidad y Tabayo.
Avistamos Trinidad y en vez de enfocar el Este a tiempo dice el patrón que es preferible ir al centro de las islas y la consecuencia es estos tres días ensenados por la corriente y el viento. Por fin le digo al patrón que vista la imposibilidad de pasar por el Este, sería prefe.
rible meternos por el Oeste y cruzando el golfo de Paria salir al de Venezuela; se acepta y entramos por la Boca de la Serpiente en el Golfo de Paria; una vez cruzado este estrecho, marco rumbo, pero el muy estúpido al llegar a la Boca del Dragón, salida del Golfo de Paria, se ensena otra vez y así pasamos tres días más, por la imposibilidad de vencer corrientes y vientos. Bajamos a una finca venezolana llamada Güinimiti y decidimos quedarnos en esta parte de Venezuela. Partimos al día siguiente para Carracedo y de allí nos remolcaron hasta Güiria, población en que nos encontramos.
Estamos aquí pendiences de la legalización de nuestra estancia en Venezuela. responde de mi moral económica mente. Estamos esperando.
El Gobierno nos pasa un bolívar diario (nada. Estoy dando clase de Aritmética y Geometría y Algebra a un estudiante de 49 de Magisterio, él en cambio me da habitación; a otro Cultura General e Inglés, que me da bolívares a la semana.
Ya veremos como voy saliendo. Mi intención es traeros a los que queráis venir. Tiempo al tiempo. Esta carta corresponde ir dirigida al papá, pero por si se da el caso de que esté ausente la dirijo a Repito que es para todos. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica