Anarchism

126 REPERTORIO AMERICANO Canta abuelita. En el Rep. Amer. Abuela, abuelita del dulce mirar: canta, muy quedo, abuelita, ipara cantar!
Yo quiero esta noche de verde cristal. Ay, cántame, abuelita, iyo quiero amar!
Yo quiero este día de plata y marfil.
Cántame, abuelita, Yo quiero esta noche de negro fulgor. Ay, mi abuelita, canta y aduerme imi corazón! para reir!
Yo quiero este día de oro y de paz.
Cántame, abuelita, ipara triunfar!
Abuela, abuelita del saber sutil: canta, muy quedo, abuelita: iyo quiero morir!
Carlos de PRADA.
Yo quiero esta tarde de perla y de azahar. Ay, cántame, abuelita, ipara soñar!
Olga, Wash. 1950. La producción intelectual está en peligro. Es un editorial de La Prensa de Buenos Aires. IX 49. dad ha terminado el deporte de subir y empieza el de bajar, distinguiéndose, entre los más avanzados, los santos de globito de los de paracaídas. La santidad negativa, la santidad femenina, cede el puesto a la positiva, masculina, haciéndose recordar, en buena hora, que el término virtud está íntimamente relacionado con el término viril, indicando fuerza, vigor, temple, decisión, valor. También la virtud de la santidad en boga implica todas las virtudes: de Etica, de Estética y Lógica, y así, los mismos santos amaron tanto la Bondad, como la Verdad la Belleza, por lo mismo habrán de ser, a más de comprensivos, justos y sencillos en la Lógica, artistas en la Belleza.
Pareciera paradojal esta manera de razonar. Pero al meditar un poco se descubre, al par que lógica, sentido humano en el pensamiento de Salarrué. Ciertamente, dentro de nuestra desconcertante dualidad ha terminado el deporte de subir y empieza el de bajar, distinguiéndose, entre los más avanzados, los santos de globito de los paracaídas. Antes expresó: No hombres angelizados, sino angeles humanizados, necesita el mundo. Qué nueva y honda concepción de los destinos del hombre. Qué positiva y consoladora filosofía del ser en relación con los demás y en relación con la vida y la naturaleza! Los homLres negativos por inmaculados, por rebacios a la lucha, por temor de perder prestigio de santidad, no seducen ni interesan a Salarrué!
El los sueña y los quiere quemándose todos los días por la realización de los ideales de perfectibilidad, y éstos, naturalmente, le atraen porque son ángeles humanizados. quiénes ha de necesitar más la batalla ideológica de post guerra, a los hombres angelizados o a los ángeles humanizados. Estos últimos construirán el mundo nuevo porque afianzarán, poco a poco, pero firmemente, la verdadera paz. Doctrinas con sobra de sabiduría, de bondad, de valor para descubrir al hombre, e formarlo con arcilla fresca, necesita el mundo de mañana. El término Virtud está intitamente relacionado con el término viril.
Esto es, atreviéndonos un tanto, inédito concepto de Virtud. Esta debe ser afirmativa, re.
cia, aún flexible dentro de la austera rigidez y no blandengue, convencional y tornadiza.
La virtud irradia fuerza, serenidad, así conce bida y así sentida por los hombres. La virtud, a base de varonil impulso y a base da verdad filosófica, conforma vigorosamente la vida de los individuos, como la vida de las colectividades. Además, es de origen biológica la virtud, que no sólo es fruto de especulaciones y disciplinas.
La virtud según Salarrué resume principios de Etica, Estética y Lógica: es diamantina, bella y verdadera. Por esta razón los santos serán, a más de comprensivos, justos y sencillos en la Lógica, artistas en la Belleza. no serán pasivos, por tanto negativos, sino seres dinámicos, constructores, para que la humanidad se encamine eficazmente hacia la perfección por ahora utópica y huidiza.
Original Salarrué en el arte y en el pensamiento; en la vida y en la abstracción. Grande en todo, porque su interior bulle en inquietud y en principios nacidos en él, para él y para los demás. No ha menester de asideros exteriores, ni su mente es receptiva, sino creadora. El es la perfecta, la rotunda encarnación de las verdades eternas.
Antes de ahora a nadie se le había ocurrido formular semejante pregunta. Muchos incicios favorecían la creencia de que nuestro país se iba aproximando, si no al siglo de oro de las grandes civilizaciones históricas, por lo menos a un período en el que serían adecuadamente valorados los frutos de la inteligencia.
Tuvo el país, joven, nuevo y curioso de sabi.
duría, un pasado con el que se honraban las clases y en el que podía hablarse, sin asomo de jactancia, de Córdoba, la docta, y de BueICS Aires, la Atenas del Plata. No habíamos resuelto todavía nuestros grandes problemas no habíamos organizado constitucionalmente la República ni contábamos con cuantiosas riquezas materiales. Pero la inteligencia era respetada. El escritor, el poeta, el profesor universitario, el filósofo, el librero erudito y hombre de sociedad, eran bienquistos en la ciudad pobre y aldeana. Faltarían cómodos pavimentos, luz profusa, higiene pública, todo cuanto abunda en las urbes modernas, pero no faltaban libros para los estudiosos y tertulias familiares donde brillaban el ingenio y la gracia.
Es de notar que cuando en nuestra patria el hombre se siente libre es cuando más fulgura su inteligencia. Con la opresión todo se vuelve lúgubre y se entenebrece. El temor no inspira ningún acto noble ni favorece los vuelos líricos. Con el temor cunde el recelo y el si.
lencio apaga las voces varoniles.
Un crítico eminente, sin duda el hombre de letras más perfecto que haya existido en la República Argentina, Juan María Gutiérrez, en el erudito ensayo que le dedica a Juan Cruz Varela, recuerda que las puertas de la Ciudad de los Reyes se abrieron para la libertad el día 10 de julio de 1821. Los triunfos de los ejércitos libertadores despertaron al unísono las energías cívicas que vacilaron en las horas de desconcierto. correspondióles a los poetas la misión de avivar con la rima y el ritmo los sentimientos populares, porque haLia, según afirma Gutiérrez, entre poetas y scldados, relaciones recíprocas que se compleaban con su contacto: El poeta daba formas bellas y palpables por las imágenes a las aspiraciones vagas de la masa popular, que es en las repúblicas el instrumento de sus propios destinos, y contribuía al mismo tiempo a secundar poderosamente las miras de los poderes públicos. Refiérese el crítico al Canto litico a la libertad de Lima, de Esteban de Luca y a la oda de Varela también dedicada a exaltar a la misma ciudad libertada.
No tardaría en llegar para bien de los intelectuales argentinos la histórica administración de Rivadavia. Qué importan sus erroTis cuando se los compara con sus aciertos, inspirados, unos y otros, en el deseo de que eus conciudadanos fueran cultos y libres? Aunque muchas veces Rivadavia fué víctima del escarnio, nunca miró con ojeriza la libertad de pensamiento y de expresión. Allí están los considerandos de sus inmortales decretos para atestiguarlo: La publicidad es la mejor gatantía de la buena fe de los actos, mayormente en aquellos cuya decisión está sujeta a una atbitrariedad necesaria. No hay instituciones nue contribuyan tanto a la civilización de un oueblo como las que inducen entre los indiviHaos respeto recíproco en maneras y expresiones. No hay modo ni secreto para dar permanencia a todas las relaciones políticas y soiales com el de ilustrar y perfeccionar tanto a os hombres como a las mujeres, a los indiiduos como a los pueblos. La ilustración púplica es la base todo sistema social bien reclado, y cuando la ignorancia cubre a los haLitantes de un país, ni las autoridades pueden con suceso promover su prosperidad, ni ellos mismos proporcionarse las ventajas reales que esparce el imperio de las leyes. Es preciso decía finalmente que los pueblos se acosiumbren a ser celosos de sus prerrogativas.
La administración de Rivadavia fué llamada la del progreso de las luces y de la gran filosofía. Caído él, la República volvería a sumergirse en la anarquía y en el choque de las pasiones tumultuosas e ignaras. Con el Estadista superior, camino del destierro, se ausentaron los más preclaros espíritus nacidos en el país. los justificados orgullos de la Atenas platense desaparecerían sin protesta: la Universidad, el Colegio de Ciencias Morales y Políticas, para dar paso a la escuela servil que Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica