REPERTORIO AMERICANO 63 Otra página sentimental de Laura DA VINCI (In Rep. Amer. MI DESEO Este atardecer azul de terciopelo, despierta en mi alma, reminiscencias de un pasado de amor que ya no existe, y las gotas de lluvia, al llamar a los cristales de mi ventana, me kan hecho soñar con una sinfonía de invierno.
MOTIVO Mi deseo es una pobre mariposa con las alas rotas.
que ya no puede remontarse al cielo para aletear.
Mi deseo fué hecho de espuma y de vácar: de los dulces amores y ternuras que soñó mi juventud enardecida. Lo truncó, el cruel mutismo de tu vida inexorable, porque tu frívolo corazón, no sabe de dulzuras, ni grandezas; porque el alma tuya no pudo nunca comprender el alma mía.
Mi deseo es como una pobre mariposa con las alas rotas, que jamás podrá aletear, porque el fuego de mis ilusiones, lo extinguió tu indiferencia. allí en el césped, con sus alas rotas, poco a poco morirá de dolor. MI OBRA Mi inspiración eres tú.
El motivo está en tus cabellos de albura de nieve.
En tus ojos celestes de jirones de cielo.
En tus ojos a veces verdes como las olas del mare En tu boca divina de labios ardientes.
En tu voz siempre dulce.
En tu acogedora y franca sonrisa. Está en tu cuerpo arrogante y altivo.
En tus manos varoniles y suaves.
En tus brazos cariñosos y fuertes. En tu noble y gran corazón.
Mi inspiración la llevas tú. Eres en mi vida, el paisaje soberbio de un motivo de amor. a manera de un bello arcoiris, vas rodeando el paisaje de mi alma con ensoñación. El castillo que formé con mis ilusiones, tuvo sus cimientos en tu cariño inexplicabl; lo contruyó mi pasión enardecida y sus sólidas paredes, fueron pedazos de mi alma que fuí juntando con el alma tuya. cuando lo hubo edificado el ansia de mi amor ardiente, cultivé vergeles de rosas y claveles que fueron creciendo bajo nuestra infiaita pasión.
Allí te amé de verdad, en cuerpo y alma. Erigi, con mi cariño, en su interior, un podestal para adorarte siempre.
El castillo que formé con mis ilusiones, lo derribó tu olvido. mis lágrimas de desencanto, serán las únieas que refresquen el vergel frido que llevo en el alma de tu recuerdo. AMADO INMOVIL INOLVIDABLE La noche se ha metido por la oquedad del horizonte y en mi corazón melancólico, la sombra de la congoja también transpasó la tela sutil del recuerdo de amor. es que no he vuelto a oír tu voz maravillosa, pia contemplar el fulgor de tus oscutos ojos, remanso de promesas sin fin.
Estaré lejos de ti, muchos días y muchos años quizas, pero no habrá distancias que logren borrar el recuerdo bendito de tu imagen, de mi corazón, ni la remembranza feliz, que mitigó el profundo dolor, que tu separación causó en mi vida como un castigo.
Te amaré siempre y en silencio musitaré tu nombre adorado y cuando las lágrimas surquen mi rostro, alli estará el recuerdo sacrosanto de tu amor como en un consuelo, en el sendero de mi vida. Lo recuerdo siempre; en los ratos de inmensa alegría y de amarga tristeza. Erigí a su imagen adorada, un altar en lo recóndito de mi corazón. han pasado tantos años desde entonces. Pero el dulce recuerdo de él, resplandece cada día más hermoso en mi interior. Es para mí, la aurora permanente que con su luz, va iluminando el cielo de mi vida.
Más. un día será el amado inmóvil. Entonces no hablará; de sus labios no brotará jamás la dulce música de su voz y sus ojos claros, llenos de ternuras, no tendrán fulgores, ni su vida escuchará mis palabras de amor. Su boca fresca, de labios de grana, tampoco sentirá la suave caricia de mis besos.
Estará muerto y frío. Pálido y yerto. Inexpresivo para aquellos que no supieron amarle como yo.
Muerto, como estoy yo en su interior, porque se fugó el espíritu mío que pudo haber en él. en mi, en tanto, queda rasgándome de inquietudes el alma, su recuerdo, su divino recuerdo que me acompañará por el infinito como una sombra. SUPLICA SINFONIA DE INVIERNO Llueve en este melancólico atardecer invernal y el chasquido leve del agua, al llamar a los cristales de mi ventana, me ha hecho soñar con una sinfonía de invierno.
Las gotas de lluvia parecen ejecutar, como en un sueño, una rara y bella melodía; son los acordes de un piano que solloza o el arpegio dulce de un violín que vibra y se estremece.
Las rosas blancas de mi vergel, adormecidas, se han inclinado para mirar los pétalos dehojados en sus corolas de nácar, que dauzan en el agua con la música de mis sueños.
Qué he de hacer, Señor, para borrar su nombre adorado de mi corazón?
El recuerdo sacrosanto de sus palabras de amor, que me colmaron de dichas y de anhelos tantas veces, bajo la maravillosa música de su voz y el suave aliento de su boca fresca al juntarse con la boca mía?
Qué he de hacer, Señor, si lo pusiste en mi camino, como un rayo de luz en la oscura noche de mi vida?
Para olvidar los instantes supremos en que fué mio su cuerpo arrogante y altivo? si debo dejarle porque su pasión es impía y su desdén irremediable, dame fuerzas, Señor, para borrar su nombre adorado de mi corazón. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica