Democracy

REPERTORIO AMERICANO 329 Lo presento (En Rep. Amer. Malos tiempos han corrido últimamente en América en la nuestra para la democracia: por doquiera que observamos a los veinte pueblos hijos de España, contemplamos dictaduras, totalitarismos, traiciones y cuartelazos. La generación actual crece, por eso, bajo el signo de la desilusión y de la angustia. No cree en nada ni espera nada.
En ninguna de las repúblicas hispanoamericanas se puede advertir ese estado de espíritu tan patentemente, como en Colombia; por eso, el político más sagaz de los últimos tiempos Jorge Eliécer Gaitán se propuso ganar a su causa a los jóvenes, porque pese a la atmósfera de pesimismo en que crecían, entrañaban reservas de energía aprovechables.
Me toca hoy presentar en esta columna qu: honraron antaño Jorge Zalamea, Rodolfo Usi gli, Lisandro Villalobos y Raymundo Aguirre Agudelo, al adalid estudiantil hoy Doctor en Derecho. Gustavo Melo y Cepero, que desde los bancos universitarios colaboro con el doctor Gaitán en su cruzada redentora.
Melo y Cepero no vió nunca, como tantos otros, en su carrera un modus vivendi, sino que desde el principio de sus estudios quiso ser un defensor de los débiles, los explota.
dos y los oprimidos. Todos los dolores humanos los recogía su alma generosa, como recoge el caracol los rumores asordinados del mar.
De ahí que sus camaradas sintieran su influencia y le proclamacen líder de la muchachada universitaria, no se conformaba con Co lombia fuera explotada por un grupo limitadísimo de las familias privilegiadas. La patria decían era de todos y para todos.
logró mantener en respeto a los gobiernos y a las oligarquías imperantes. Cuando no hay quién se agache, no hay quién se trepe. parecía ser el lema de los batallones estudiantiles que lograron entonces conquistas en el régimen interno de la Universidad, que perduran to.
davía.
No había recibido aún su grado, cuando el Directorio del partido, sin tomar en cuenta su juventud, lo llevó a un puesto de combate y de confianza, al nombrarlo Secretario del partido liberal en el Departamento de Cundinamarca y luego, Tesorero del mismo en la ci.
tada entidad geográfica. Pero lo que más puede enorgullecer a Melo y Cepero, es que sus propios condiscípulos le ofrecieron la jefatura de las izquierdas colombianas.
Como todo colombiano que se estima, ha sabido hacer honor a la tradición de nuestro país, que quiere que cada uno de nosotros sea humanista y poeta, porque en esta Atenas de América, no se concibe que la vida sirva para algo que no lleve en mira la exaltación de la belleza y el cultivo de la inteligencia; por eso Colombia está orgullosa de sus Caros, sus Silvas, sus Valencias y sus Suárez, como antaño durante la guerra magna lo estuviera de los proceres Santander, Nariño, Córdova, Ricaurte, que le dieron patria y libertad.
Para su presentación en Repertorio Americano, Melo y Cepero escogió una prosa lírica, en vez de un ensayo sociológico o jurídico.
porque en él la poesía prima sobre todas las otras actividades, formando así un fondo de bella inquietud vigilante y combatiente a su personalidad compleja, exultante y dinámica.
Mario SANTA CRUZ Bogotá. 1950 BrixENCE Gustavo Melo y Cepero (1950)
Llevó sus inquietudes, inconformidades y protestas no sólo a las tribunas callejeras sino a revistas de avanzada que fundó y sostuvo, ayudado en tan ardua empresa por algunos compañeros entusiastas. Allí están para testificarlo Rutas de Arte, la Radio Revista Esfera y Espera, que vieron la luz en Bogotá, en tiempos en que la lucha contra el oscurantismo y la reacción era más ardua. Melo y Cepero le tocó continuar también la página universitaria de Jornada, dia.
rio de combate que fundó Gaitán, que nunca se vió tan bien servida, como durante la etapa a que aludimos, en que la rebeldía estudiantil rubios, uno de los cuales, el mayor, de 17 años, acaba de abrir su primera exposición de pintura en Guadalajara. De sus propias confesiones se deduce que su vida entre los yanquis no fué el amor dorado por la entrañable lumbre del hogar, sino la sumisa maternidad incubada a la luz de un neón biológico y frío, mentira del día en la noche invariable del alma.
En los cuatro nocturnos de espejo y luna Lilian Serpas resume los tránsitos que van desde la soledad del amor terreno a la posesión del divino amor que en las poetisas toma un acen.
to elegíaco. Dios, como último recurso del sér atribulado, es más un refugio de invierno que un remanso en pleno frutecer cuando se enciende el verano amor, en saciedad si es lujuria, o en plenitud si es ternura.
La poetisa vive tan sólo en su monólogo que para no perder conciencia de sí mismo instala el inevitable espejo donde se repiten su presencia desolada y la inevitable luna que juega con la magnolia de su vientre. Sus mismas imágenes pueden contarnos sus tránsitos.
Lilian Serpas encontró en el espejo, con sus brazos de hierba, una angustia pequeña. Lunas de arena y de ceniza apresan en el espejo su esperanza desierta. Porque ella está sola con su amor, quemándose bajo la noche inmensa. Está desnuda con su pena y su cielo de tierra. Bajo sus venas la lujuria se vuelve canto: a batalla sensual, lirios de plata. dice con lengua gongorina. Bien pronto el espejo se limpia con las formas puras de la soledad que da la tierra porque ya la esperanza está en su cielo como la estrella de la tarde. Más allá de mi voz y de mi canto Dios y mi corazón caminan juntos. Así termina Lilian Serpas sus nocturnos de espojo y luna.
La salvadoreña encuentra su sombra perdida, centra en el ojo místico las potencias desajustadas y conecta el engranaje lírico a los altos destinos del sér en el universo. Entonces aparecen sus meditaciones poéticas en el escarpado terreno de la filosofía y en las claras llanuras de la mística con poemas de fino acento clásico a lo fray Luis, no igualados ahora por los raros poetas metafísicos de nuestra lengua.
En Cántico a lo Providencial del Alma. preludia la poetisa su adivinación de lo eterno: alcanzo por mis éxtasis el cielo.
Bajo esa estrella existo y en mi profundo sér la luz alumbra.
En mi existir he visto fulgor que me deslumbra, transparencia de Dios en mi penumbra.
En la cantera surcada de filones poéticos que es Huésped de la Eternidad, lo más noble corresponde a lo filosófico. Esta mujer singular en la poesía americana contemporánea por la pureza y elevación de sus voces, ha tallado en El Corazón y la Esfera lo que la lleva, por una celeste escala de pensamiento, desde las congojas del sér a la divina contemplación.
Vasconcelos celebra la llegada de Huésped de la Eternidad diciendo que está cargado de no.
ble, alto y claro pensamiento filosófico. He aquí una poetisa añade para quien todo tiene sentido superior, voz de eternidad, densidad de espíritu. Los veintiún poemas, en su mayor parte sonetos, que abarcan las esferas filosóficas de este interesante libro, se hallan precedidos por pensamientos de los más famosos filósofos desde Pitágoras hasta Nietzsche, pasando por Aristóteles, San Agustín y Santo Tomás. Esta antología de epígrafes filosóficos podría atribuirse a ostentación si el conocimiento de la filosofía no fuera tan acendrado en la obra de Lilian Serpas. Cualquier poema cogido al azar da la clave de lo que ha conseguido la salvadoreña, sin el árido conceptismo de quienes frecuentaron en otras épocas bispánicas tan peligroso ejercicio. En el soneto ¿Qué mano está escondida tras el velo celeste y estrellado de la noche encendida de un número olvidado que transfunde a mi sér, lo recordado?
Siglos ha que este mundo geometria sideral ausculta, y del pensar profundo siempre a la mente oculta el enigma inmortal que lo sepulta.
Yo sólo sé de un signo providencial que existe tras el velo: por el que a Dios designo, y en dimensión de vuelo Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica