REPERTORIO AMERICANO CUADERNOS DE CULTURA HISPANA Tomo XLVII San José, Costa Rica 1952 Martes 15 de Julio 19 Afio XXXII. No. 1139 Un espectáculo de la Inteligencia Por NIETO CABALLERO (Es un recorte de El Tiempo de Bogotá)
Ofrecimiento del banquete de trescientos cubiertos en el Hotel Granada de Bogotá, cuando el maestro cumplió noventa años.
Lo abraza, Lenc. 10 م Maestro: Aunque repetida a través de los siglos, no sé qué tan cierta sea la consoladora sentencia de Menandro, de que los amados de los dioses mueren jóvenes, porque los dioses no hablan sino en literatura. Pero lo que sí es verdad, más consoladora aún, es que los que se conservan jóvenes a través de la vida, para difundir su espíritu con el gesto del sembrador que arroja la semilla, bajo la luz de Dios, en los cam.
pos, son amados de los hombres, que en silencio los observan, sin aparentar darse cuenta del prodigio, pero que de pronto, con ocasión de algún aniversario feliz, se congregan, para hacerle sentir, al que tánto merece, la gratitud y el afecto.
Eso significa este homenaje, Maestro, en la hora precisa en que registra la clépsidra el paso de la gota que marca vuestro nonagésimo cumpleaños. Se me ha hecho Panuntuna el honor de confiarme la expresión del senpara il dumpi timiento colectivo, y aquí estoy, en nombre de vuestros amigos, casi me atrevería a Sanín Cano decir de vuestros compatriotas, porque no debe haber un solo colombiano a quien no cause júbilo el saberos en el pleno uso y deza o de desolación. La vida que se derragoce de vuestras facultades físicas y men ma por los calles es la consecuencia, feliz tales en una edad a que pocos entre los o desgraciada, de todo aquello que se ha humanos llegan, e interpretando también ido encontrando en el estudio. Podéis haa los incontables extranjeros que os ad ber dicho, con Anaxagoras, que la causa miran, porque os conocen o porque os han de todas las cosas es la inteligencia ordeleído, a manifestaros cuán sinceros son los nadora, y repetido, otra vez con Sócrates, votos que hacemos porque sean numerosos que os refugiasteis en la razón para mirar y plácidos los días que os siga deparando en ella la verdad de los seres. Grande imla fortuna y cuán profunda es la admira presión me hizo siempre en el último diación que nos liga a vuestra obra.
logo del maestro que se preparaba serenaComo en Francia se decía de Paul Adam, mente a tomar la cicuta, el consejo de no hebéis sido un bello espectáculo. Un es estudiar la vida a la manera de los que pectáculo de plena primavera, de constan contemplan los eclipses de sol directamente amanecer, en las colinas de la inteligen te y no en el agua, decía él, o a través de cia. No os habéis cansado de leer, de in un vidrio ahumado, como diríamos nosvestigar, de comprender, atento a todos los otros, por el temor de cegar, pues a semefenómenos de la naturaleza o del alma. Sin janza de lo que ocurre con los ojos del haber escogido, a la manera socrática, la cuerpo, se ofuscan y se apagan los ojos del enseñanza oral, aunque esa fué la de vues alma. no es que se renuncia a analizar tra iniciación y vuestro magisterio, habéis en sus operaciones cuanto interesa, sino podido, en cierto modo, hacer vuestra la que se reconoce la eficacia del estudiarlo frase que le escuchó Platón al Maestro de en imágenes. Indagaciones e imágenes Atenas: Me es de alto aprendizaje la vi. fue bautizado socráticamente uno de vues.
da que se derrama por las calles. Aunque tros libros. Pero en todos los otros se ve lo ha sido mejor la vida interna, la de la del mismo modo como habéis sid el hombiblioteca y la del laboratorio, aquella en bre que no mira directamente al sol sino que este insignificante y desgraciado sér a través del vidrio de la inteligencia.
que es el hombre adquiere dimensiones que Habéis seguido la marcha y el vuelo de lo acercan a la divinidad, como fabrican los escritores de fuera filósofos, noveliste de la luz y del rayo.
tas, críticos, gramáticos, economistas, disHabéis estudiado las primeras causas pa culpándoos de la acusada preferencia con ra seguirlas después en sus efectos de gran lo que un poco humorísticamente llamáis vuestra presbicia, o sea la necesidad de ver de lejos, agregada a otra, inventada también, de maduración durante muchos días del concepto, acerca de hombres o de obras, antes de expresarlo. Todos sabemos que, aunque lo podéis, no queréis pareceros a aquellos que, según vuestro juicio, leen por la mañana un libro y a la noche tienen listo el artículo de análisis para ilustrar al público al día siguiente.
Son tántos los autores a quienes habéis analizado o a quienes habéis hecho conocer entre nosotros, que la enorme lista, aunque posible de haber, constituiría una enumeración fastidiosa. En términos generales podría decirse que no hay clásico griego, latino, italiano, francés, inglés, español, ruso, escandinavo, o gran escritor de la América sajona o de la hispano lusi.
tana, que os sea desconocido. Muchos son los que figuran en vuestros ensayos, en vuestras comparaciones y en vuestras citas, para acrecentarse considerablemente con los modernos de los mismos idiomas y de los mismos países, destacándose por la frecuencia de vuestro comercio con ellos, Goethe, Leopardi, Dostoievsky, Ibsen, Carducci, Tolstoy, Nietzsche, Brandes, Renán, Flaubert, France, Faguet, Rémy de Gourmont, Ganivet, Fitzmaurice Kelly. Como Paul Bourget, a quien citáis, pudiérais decir, acaso con mayor propiedad o mejor autoridad que él, que os sentiríais avergon.
zado si cayérais en la cuenta de que hay una forma del arte o una manifestación de la vida que os sean desconocidas o indiferentes.
En una ciudad conventual, sin diversiones, pero con un pequeño grupo de seres privilegiados, en las postrimerías del siglo anterior, en que vinísteis de Antioquia, la tierra que se enorgullece de haber sido vuestra cuna, a buscar la ocupación que da el sustento en una empresa de transportes, os dísteis a la tarea de enriquecer vuestra mente en la lectura y en el diálogo con ellos, entre los cuales, para reciproco provecho y para un curioso estudio vuestro acerca de cómo un organismo se convierte en la más delicada y exquisita máquina de sufrir. vuestro interlocutor principal fué José Asunción Silva.
En este ambiente de Bogotá que, según lo afirmásteis, es uno de los más propi.
cios a la locura, concepto acerca del cual referíais ladinamente la anécdota de una hermosa austro hungara que había hablado con Silva, cambiábais con éste comentarios y noticias. Si él os hizo conocer a Flaubert, vos le hicisteis conocer a Nietzs che. de su predestinación hablástels en esta frase soberbia: Cuando sintió en la frente los estigmas del genio que se abrían en sangre, se pasó la mano con indiferencia e imaginó que era una simple neuralgia.
Otro día sonó un disparo. desde entonces os constituísteis en un guardián de su tumba, en un explicador de su talento y un Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica