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REPERTORIO AMERICANO 21 Mi corazón ya es hombre.
Alta fronda en el viento, raiz honda que escucha desde debajo el eco más puro y soterraño, habla con el silencio, etc. que al despertar dijera. Dios, qué hermoso es todo eso que oi que le decía la golondrina al granillo de trigo que nacía. etc.
Dr. García Carrillo aquí la inefable dulzura de unos versos que conmueven, ingenuos, finos y en los que parece adivinarse la voz del místico de Asís: CARDIOLOGIA (Radioscopía y Electrocardiografía. METABOLISMO, VENAS VARICOSAS.
El caso de Fabián Dobles, único en Cos.
ta Rica y quizás no me equivoque si digo que en toda nuestra América único por lo profundamente subjetivo en el plano cósmico que elige; y por la flexibilidad admirable del verso, no obstante lo difícil del plano, verso que cautiva cuanto más hondo es, nos hace pensar en que la poesía del centro a la periferia, o sea: de los dominios del espíritu hacia la materia, se está imponiendo en forma definitiva sobre la poesía cerebral.
Solia, por las mañanas conversar con las gotas de rocío. en las tardes, a veces reir de cualquier cosa que le contara el viento.
Sus teléfonos: 1254 y 4328 Podia suceder que en mitad de la noche se durmiera una pequeña estrella por almohadahasta el amanecer. EL GREMIO ANTONIO URBANO FCO VILLALOBOS ROJAS.
Zapote, San José, setiembre de 1950.
TELEFONO 2157 APARTADO 480 Arte, vida y humor en la obra de González Vera Por Leopoldo CASTEDO. En la revista Occidente. Santiago de Chile. Almacén de Abarrotes al por mayor San José Costa Rica bien vale un oportuno punto y aparte. Por último, y a modo de postre en tan sistemática producción literaria, están los dos tomos de biografías que, como antes hemos señalado, lo califican en esta especialidad como figura continental.
Valga como justificación de estas líneas una frase qué, haciéndome honor actual, repite con cariño desde hace tiempo Mariano Latorre en presencia de amigos comunes, cuando nos encontramos fortuitamente en alguna esquina callejera. Dice el novelista, a modo de esquematica y paradojal presentación, señalándome con la mirada: Este es el joven español que considera a González Vera como el mejor escritor chileno. De inmediato, luego de agradecerle el piropo y parapetado en para mí tan grata afirmación, comienzo a enristrar entusiásticos razonamientos. La polémica arde cuando repito, con vehemente contumacia, que la literatura hispanoamericaan es verde rama de la española y que, aceptada esta premisa, es González Ve.
ra el escritor chileno de más alcurnia. Al llegar al punto crítico de la cuestión, luego de escuchar la eterna cantinela de que González Vera ha escrito muy poco, el encono sube de punto cuando espeto la teoría de que el hombre tema de nuestra lid estimativa, es el único que en el continente de habla española domina la dificilísima técnica de la biografía y el único también, incluyendo las dos ramas del tronco castellano, que puede considerarse como verdadero, humorista.
La actualidad del Premio Nacional, sorprendentemente acertado y merecido, me mueve ahora a ordenar un tanto aquellas ideas, completando así la intención en el resumen de estas notas.
Prudente me parece comenzarlas rectificando el obstinado latiguillo de que González Ve ra ha escrito poco. Cierto es que su obra aparece como la menos abundante en la moderna literatura chilena. Pero no es menos cierto que otros escritores (Alberto Edwards, Federico Gana, ayer; Marta Brunet, Manuel Rojas, hoy) no han llenado gruesos volúmenes y sus nombres se respetan con veneración. Por otra parte, es a todas luces falso constreñirse, como lo han hecho casi todos los panegiristas de última hora y, por supuesto, los incalificados detractores, a sus dos libritos Vidas mínimas y Alhué, el último de los cuales bastaría para nimbarlo de la aureola que en justicia le corresponde. González Vera ha escrito un libro de memorias, Cuando era muchacho, que completa 300 páginas, algunas de las cuales han sido publicadas en Babel (1. Escogidos Ensayos figuran asimismo en las páginas de esta revista (2. a la vez que cinco cuentos magis.
trales, muestras de una faceta singular en el creador que rompe su uniforme trayectoria de memorialista (3. Cruz del Sur prepara la estampa de Eutrapelia, honesta recreación y sus Normas para heterodojos esperan editor, capítulo este de sus relaciones con los editores que De su obra impresa la que, a nuestro juicio, tiene menos valor es precisamente la más citada y ensalzada en estos días. Vidas mínimas (4) reúnes dos novelas cortas que describen, con prolijidad meticulosa, la vida miserable de los desposeídos. La primera, El conventillo.
urde una trama sincera, no exenta de an tia, en que lo humano, lo personal, está anegado en un medio sórdido, deprimente. En su mismo contenido está implícita la en jundia de su defensa, porque si lo que pretendió el escritor fué retratar un medio de que él no participaba, el éxito es completo. Tal vez el ácrata puro escribió su primera obra embebido en las esencias de un nihilismo militante a la moda.
Lo descriptivo, la pintura de caracteres, es ya magistral, así como en la segunda novela corta Una mujer. que se lleva a Valparaíso, no para decorar un nuevo ambiente (pues no lo fotografía meticuloso como el pueblecito de Alhué) sino para completar la sórdida ima.
gen anterior con un vaho de crimen cruda.
mente vivido. La circunstancia, esa poderosa palanca que Ortega y Gasset hace eje del mundo, premió al parecer a Vidas Mínimas con una aceptación general muy propicia al clima del año 20 chileno. Sus posteriores relatos del asalto a la Federación de Estudiantes, sin conocer por nuestra parte la intensidad del momento, nos parecen mucho más directos, más definido ses y concluyentes.
Con sabroso sentido autocrítico, el propio escritor ha estampado su leal opinión frente a. Leopoldo Castedo, cursó sus estudios de Filosofía y Letras, en la Universidad de Madrid. Nacionalizado chileno, ha dirigido la revista Antártica y desempeñado durante varios años el cargo de Jefe de Publicaciones de la ex Dirección General de Informaciones y Cultura. Colabora actualmente con los Servicios de Difusión Cultural de la Universidad de Chile. En 1949 fué invitado a dar conferencias por las Universidades de Belo Horizonte y Río de Janeiro. Colabora periódicamente en el Suplemento Dominical de La Nación, de Buenos Aires. 1) Estudiantes del año 20 (NO 28. Mis relaciones con la religón (NO 35. En el Club de Septiembre (NO 37). Aprendiz de barbero (NO 39. Cuando era muchacho (NO 40. Vuelapoco y otros (NO 42. Patancha y el vegetariano (NO 43. Maruri esquina de Cruz (NO 45. En el liceo (NO 46. Las sastrerías (Nº 47. Los anarquistas (NO 49. Casa de remates (NO 52. Cronista de Diario (NO 54. 2) La voz en el desierto (NO 17. Buenos Aires, ida y vuelta (NO 20. Escala mística (NO 23. Los buscadores de Dios (NO 24. Marginales (NO 50. 3) La incógnita (NO 22. El terremoto NO 27. Certificado de supervivencia (NO 25. La copia (NO 33. Extraño expropiador (NO 30. 4) Primera ed. Cosmos, con un excelente prólogo de Alone. Santiago, 1923. Ed.
Ercilla, prepara aceleradamente la tercera edición. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica