REPERTORIO AMERICANO 31 Todavía!
te preocupada, y en sus contraídas cejas giendo el rostro en un almohadon, dió rien. que apartando las cortinas, anuncia a su se adivinan los sombríos pensamientos que da suelta a su dolor, llorando su inapoten jefe. poco llega Marco Antonio, la esla torturan. Sus crispadas manos acarician cia. Entonces oyéronse a lo lejos, confusos, pada en la diestra, marcial el talante y con el cincelado pomo de un puñal, pendiente apagados, los sones de un clarín. Cleopatra aire de vencedor, mas al ver a Cieopatra, de su rico cinturón y nerviosa, clava la vis. enjugó su llanto, serenó su rostro, murmu se apaga en sus labios la altanera frase de ta en el camino real, que partiendo de la rando: Aún es tiempo.
triunfo, y ofuscado inclina la cabeza murciudad viene a terminar en su palacio. Des.
murando respetuoso: pués, de un cofrecillo cercano, saca un roEn apretado pelotón, destellando al sol las bruñidas armaduras, avanzaba una collo de papiro, lo desenvuelve, y al concluir. vuestros pies, señora!
horte romana, escoltando a Marco Antonio.
su lectura quédase pensativa, fija la vista en la flota romana que blandamente me.
Instantes después, apeábase en el vestíbuMientras que de la ciudad, traído por cían las ondas del Mediterráneo.
lo, haciendo resonar con sus pisadas las la brisa, llegaba a sus oídos como un rebaldosas del pavimento.
proche, el ensoi decedor clamoreo de las Marco Antonio no disimula sus propó turbas egipcias que vitoreaban a los rositos; venía por la corona de Egipto. Ella, Entre tanto, la reina de Egipto, de pie, manos.
aunque bastante animosa para defender su majestuosa en su corte, radiante la miraJesús Lorenzo GUERRA.
cetro, no contaba con súbditos leales. da, espera al general romano, jugueteancada instante los mercenarios se insurrec. do con un pequeño cetro de oro. Sin con Lima, Perú.
cionaban. Entregarse, abandonada por tomoverse escucha los pasos del centurión, Principios de diciembre de 1951.
dos? No. al pensar esto se sonreía; era bastante hermosa para subyugar sin necesidad de ejércitos. solapadamente, fingiendo resignarse, solicitó una entrevista con el orgulloso jefe romano. Esta cita era (En el Rep. Amer. para ella su batalla decisiva. Si triunfaba no temía a Augusto, pero si fracasaba su ¡Todavía! Es alegre y es triste el senti. importancia que el tiempo mismo. Es verplan, entonces la muerte antes, que la es do de esta palabra. Su sentido es el mismo dad que desde el punto de vista metafísico clavitud.
de un reloj de arena. Todavía somos, to no deja de estar en razón ese proceder. El Impaciente veía transcurrir las horas, davía vivimos, y por ello nos alegramos. tiempo, la duración, existe solamente porsin que llegara el general romano. su Pero, precisamente, el empleo de esta pa que existen seres y cosas sujetas a la duizquierda, el Nilo manso y límpido se deslabra todavía nos indica que un día ya ración. Sin esos seres y esas cosas el tiemlizaba espejeante y murmurador, lamienno seremos. Y, precisamente también, el po no existiría. El tiempo no existe como do las cultivadas orillas y las escalinatas empleo de la palabra todavía indica que entidad absoluta, separada de los seres suque rizaban su brillante superficie. Recliese un día ya no seremos no está lejano. cesivos.
nada contemplaba al través del boscaje de Para los jóvenes no existe el término Pero, de todos modos, el tiempo es el las fachadas y techumbres, el descenso del todavía. Todavía es un término de tiempo. El tiempo es una de las dos gransol, que tenía con tonos de oro palido, todo preocupación, de ansiedad y la juventud des dimensiones de nuestro existir: el tienel paisaje. trirremes, amarrados a la ori no conoce preocupaciones ni ansiedades. po y el espacio. Vivimos dentro de esas lla, se columpiaban, haciendo inflarse los La juventud no alcanza a ver el término dos grandes ilusiones del tiempo y el espopabellones de seda. Ahí también estaba su todavía. Está muy lejano para ella. Para cio, porque el espacio tampoc existe sepatrirreme de bandas argentadas, todo de ver ese término, esa linde, hay que tramon rado de los seres extensos. El tiempo es coébano, con su camarín forrado de ricas tetar el horizonte. Pasado ese horizonte ya mo la caja de Pandora dentro de la cual las recamadas de pedrería. Algunos ibis se ve, aunque a distancia, el término toda está nuestra vida y también todas las ale.
posados en los escamosos dorsos de los covía. Según caminamos ese todavía se va grías y todos los dolores.
codrilos, alisaban con el pie su espléndido acercando, como si fuera una piedra miliáplumaje. lo lejos, borrosas, confundiénrea en el sendero. Cuando llegamos a él Vivimos dentro del tiempo que pasa sin dose con el vaporoso azul, veíanse las gi.
sentimos la emoción, la ansiedad del tocesar y por él se acabará nuestra vida. Un gantescas pirámides.
davía.
hombre que viva un siglo y casi nadie lo vive vivirá solamente treinta y seis mil De pronto, en la galería que daba acceEl tic tac del reloj, que había pasado in quinientos días. Es poco; terriblemente poso a sus habitaciones, sintiose ruinor de advertido, ahora lo sentimos con creciente co. Un día es así parte considerable de voces, ruido de armas, como si se empeñaalarma. Los días, las semanas, los meses, nuestra vida. Y, sin embargo. qué es un ra una lucha, luego un grito de agonía. nos parece que pasan con más rapidez que día para nosotros? Valoramos el día por poco, apartáronse bruscamente las cortinas antes. Ayer fué Navidad y ya estamos en lo que hayamos ganado en el día. por lo y un hombre jadeante precipitose en la esvísperas de Navidad. nos decimos cuan que hayamos hecho en el día. Empero, el tancia. Sobresaltada, irguióse al punto Cleodo se acerca la fiesta sacra. La juventud día en sí mismo es más importante que lo patra empuñando el puñal: mas el intruso, no se hace esa reflexión porque esas refle que hayamos hecho por grande que haya antes de que ella hablara, murmuro incli.
xiones no se han hecho para la juventud. sido. Lo grande que hayamos hecho entonando la frente: Nos damos entonces cuenta de que un blecerá el día; pero este será siempre acdía no tiene ningún valor para la genera Perdón, Cleopatra. Tus servidores me cidental al día; accesorio al día. Lo esenlidad de la gente. Vemos entonces que el cial es el día mismo. Lo esencial es el Ser impedían la entrada; grandes nuevas tenía día mismo es lo que menos vale en el curque comunicarte; ellos no escuchaban mois en el tiempo, ya que no en la eternidad y so del día. Por ejemplo: si un hombre ga mientras llega la eternidad. Lo esencial es razones, y entonces, espada en mano, tuna cuatro dólares al día le dará más valor la conciencia, la aprehensión del Ser en sí ve que llegar hasta ti, a esos cuatro dólares que al día mismo. El mismo. Lo esencial es la percepción de la Cleopatra, indiferente: día será solamente el medio para ganarse luz solar y sideral en el tránsito misterio Habla.
esos dólares. pesar de que ese dinero le so. Lo esencial es la contemplación porservirá solamente para sostenerse ese día. Tu pueblo, a la vista de los romanos, que es en ella itan fecunda, tan fructuoel día será menos importante que el dinero.
se ha sublevado pidiendo tu cabeza, vitosa. que se verifica la aprehensión, la perrea a Marco Antonio. En las piazas y caEl tiempo es el continente, el receptacu cepción, la conciencia del Ser.
lo, por decirlo así, en que están contenidas lles gritan ebrias las chusmas.
Luis VILLARONGA.
nuestras cosas, nuestros actos. Pero esas Que mis mercenarios asalten a esos cosas y esos actos tienen para nosotros más San Juan, Puerto Rico. 1952.
perros. Imposible! Ellos secundan el movi.
Entérese y corrija miento. Sólo te quedan fieles los nubios y etíopes.
En el soneto Mirando tu retrato, por Rafael Ortiz Al instante ve a la ciudad y a la caCéspedes, en la página 12 del número anterior, el pribeza de ellos ataca a los insurrectos.
mer terceto debe leerse así: Una vez sola, cesó de fingir, cayendo Que nunca te evanescas. ni siquiera desfallecida en el triclinium. El pueblo por cuando voy a encontrarte en nuestra cita Marco Antonio! Estaba perdida. sumery en mis pupilas llevo. tu quimera. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica