REPERTORIO AMERICANO SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA Tomo XXXII San José, Costa Rica 1936 Sábado de Octubre Núm. 12 Año XVIII No. 772 Brenes Mes Rioseco Manuel Azaña España rediviva El Dr. Palacios pide la palabra y vuelve contra la moral del interés y el imperio de la fuerza El nbuelo Good Bye, Panama. Amanda Labarca SUMARIO Baltasar Drumondo Jose Maria Souviron Reseña de libros La revolución en España y la prensa norteamericana Con los cavernicolas de por acá Un llamamiento a los escritores hispanoamericanos Carlos linesia La lectura de los clásicos.
Leon Felipe Un decreto memor Luis Torres Un conservador. Arturo Torres Juan del Camino Luis Santallano Angel Osorio y Gallardo revolución.
Manuel Azaña educación. Waldeck Rousseau, el anticlerical en el fondo a los jesuitas que le educaron y por excelencia, no dejó nunca de agradecer los que odiaba) el ejercicio lógico de la escolástica, que decía servirle insuperablemente para su actuación en el Parlamento frances. Asi, Azaña, que nunca estuvo confor me con los frailes que le educarch, y que saco de aquel convento escuela una aversión indudable hacia el clero, no puede por me ros de dar a conocer, directa o indirectamente, a lo menos dejar traslucir en muchos de sus actos, la estancia de largas temporadas en el Escorial.
Abonando esto, un escritor nada sospecho so de clericalismo, pero sincero, ha hecho comentarios recientes sobre Manuel Azaña. Hace poco tiempo estuvo en Madrid Jean Cossou, escritor comunista francés. su regreso escribió un estudio sobre la personali dad del Presidente de la República. Decia, entre otras cosas: Cuando la foc El caso de Manuel Azaña, que asciende desde un puesto burocrático cernido de obscuridad, a la Presidencia de la República Española, en el transcurso de pocos años, se Por JOSE MARIA SOUVIRON prestaría, más que ningún otro, para excitar De Presente, semanario de cultura contemporánea.
la novelesco en quien no supiera ya de los Santiago de Chile, 24 de julio de 1936 contornos exactos, serios y rigidos de esta figura.
Nada más lejos de la noveleria que el carácter y la vida de Manuel Azaña.
la vez, pocos tipos tan interesantes y de más incitación al escudriñador psicólogo que el de este hombre de apariencia tan rectilinea y grave como las piedras cuadradas del monasterio del Escorial. la sombra de este monumento, y en un colegio de frailes agustinos, pasó el político la iniciación de su vida.
El paisaje castellano, de tanta influencia en el temperamento personal, ha rodeado a Manuel Azaña toda su vida. Nació en Alcalá de Henares (la patria de Cervantes)
el año 1880. Sus ascendientes, de origen manchego, por lo tanto, tan castellanos como los alcalainos. Soy español como el que más lo sea. dirá el propio Azaña en uno de sus eseritos. Nace en una casona vieja, situada entre dos calles tipicamente castellanas, cuyos mismos nombres tienen una evocación tradicional extraordinaria.
familia decide enviarlo a un colegio, pasa de un lado de la provincia de Madrid al otro, atravesando en una visión fugaz e infantil, la ciudad que después había de merecer uno de sus más discutidos y originales ensayos.
En El Jardin de los Frailes cuenta cómo se determinó entre los familiares el mandarle a un colegio de curas. Tú vas a ir con los frailucos, nieManuel Azaña to me dijeron al acabarse aquel ve Dibujo de Juan Carlos Huergo rano. Fué más grande la sorpresa que.
disgusto. Frailes, yo no los había visto.
ceses que azuzaba a los voluntarios reaAlcalá fué en otro tiempo copioso vi listas contra los negros. una caterva vero de insignes religiosos. En los míos.
tan bravia abría escuelas. Dura cárera un pueblo secularizado, abundante cel me prometian! Pero el llanto era en canónigos pobres y sin demasiado al dresprenderme del orbe estrecho en celo proselitista, adscritos a la nómina, que solia imperar; donde fuese a dar que iban a ganarse el sueldo cantando en el coro de la Magistral Deus in con mis huesos me importaba menos. Los parientes me dijeron adiós coadjutorium meum intende.
mo si emprendiera la exploración del otros empleados iban a la AdministraAmazonas o tiraban a consolarme de ción subalterna o al archivo. Habia aquel a su entender ilustre infortunio: capellanes de escopeta y perro, o que Es por tu bien. Cuando seas hombre imitaban al pie de la letra la vocación lo agradecerás!
de los apóstoles, pescando barbos en el. Si tu abuelo levantara la cabeHenares; curas de rebotica y algunos za. murmuro uno, acordándose de goliardos. De los frailes quedaban los la ejecutoria doceañista de mis mayoconventos reducidos al cascarán, el res.
nombre de los pagos más fértiles, que suyos fueron y las memorias frescas aun He aquí la mezcla esencial que se realiza de sus luchas por el rey neto en la era fernandina. Para la gente moza, el en Azaña desde sus principios. Por una fraile era un tipo corpulento, con barte, la aridez castellana, la educación frailubas y sayal, rasurado el cráneo, que lona (de la que, a pesar de su rebeldia, le quemismo asestaba un trabuco contra fran dan resabios aprovechables, como de toda Hoy día el hijo ingrato y endurecido del Escorial, ha llegado a ser uno de los jefes del Frente Popular y Presidente de la joven república española. La España que fumaba y contemplaba las musarañas se ha visto arrastrada a un torrente de acción El impaciente razonador se ha visto esta vez frente a frente con las multitudes. Hasta que punto ha tomado conciencia de sus necesidades radicales y ha consentido en encarnar sus trastornadoras fatalidades? Es el secreto del porvenir.
Este porvenir se acerca, ahora, a pasos agigantados Cassou continúa: como En todo caso, lo que se le debe reconocer a Azaña es una intuición extraordinaria del destino histórico de su pueblo, un verdadero instinto nacional. Ahí está su fuerza también su su posible límite, en un tiempo en que la economia se despoje de las leyes que sobrepasan la originalidad nacional. En resumen, puede parecer más psicólogo que sociologo. Todo esto forma una figura singular y de una irónica y pesada tranquilidad. Recientemente he vuelto a ver a Azaña en el fondo de un jardin, no ya del jardin clerical, sino en el de su residencia de verano en el Fardo, en un fondo de encinas verdes, árboles rechonchos y erizados que aparecen sin cesar en la poesía lirica española y en el áspero y saludable paisaje de la meseta castellana. Decorado admirablemente hecho para subrayar la soledad de Azaña y también, su participación en las cosas caracteristicas de su país.