REPERTORIO AMERICANO 147 decia que estaba dispuesta a perdonar todo al editor Chertkoff y hacer las paces con el con tal de que no hubiese peleas y desacuerdos después de la muerte de Liovochka (diminutivo de León. Quiere Ud. buena Cerveza. Selecta 99 Tome No hay nada más agradable ni más delicioso.
Es un producto Traube La mesa del comedor se dividia en dos partes: la otra punta y la nuestra. En la otra punta. en la cabecera, estaba sentada la abuela Sofia Andreevna, a su derecha el abuelo y al lado de ellos los vegetarianos, pues para el abuelo preparaban comidas especiales, mientras que nosotros comiamos carne. la izquierda de la abuela generalmente se sentaban las visitas de honor, viajeros en su mayor parte. En nuestra sección estaban mi hermana Sascha y los jóvenes como yo; era la parte más alegre de la mesa. Solamente hacia el fin de la vida de León Nicolaievich empezamos a portarnos con más juicio, escuchábamos las conversaciones de los mayores. Después de la comida todos se iban sus correspondientes habitaciones y se ocupaban de sus propios asuntos. El abuelo se iba a su escritorio, pero a esas horas no escribia sino que leía, y muchas veces la puerta que daba de la sala a su escritorio quedaba semiabierta.
De vez en cuando el abuelo se quedaba en la sala conversando con alguien o jugando al ajedrez estas horas Sascha copiaba generalmente los trabajos del abuelo y si no tenia tiempo de terminarlos continuaba por la noche, después de ins nueve, que era la hora en que todo el mundo se reunia en el comedor para tomar el té. veces el abuelo salia de su pieza con un libro en la mano y ofrecia leer en voz alta algo que le habin gustado. Todo el mundo se sentaba, traian sus trabajos y León Nicolaevich con voz clara y agradable empezaba a leer. Al llegar a las sencillas descripciones de la naturaleza o lugares emocionantes se interrumpia, las lagrimas llenaban sus ojos y no podia seguir leyendo. Entonces entregaba el libro a alguien señalando con el dedo el lugar donde habia de continuar. Luego, después de tranquilizarse, tomaba el libro de nuevo. Desgraciadamente no recuerdo el nombre de los autores, sólo Cherjoy y Semenov se me grabaron en la memoria La música también impresionaba mucho al abuelo. Muy a menudo llegaban a Yasnaia Poliana artistas y nos regalaban verdaderos conciertos que el abuelo oía muchas veces llorando de emoción. León Nicolaievich con mucho placer oía el canto de mi madre y de la hermana de la abuela Tatiana Andreevna Kusminsky, que cantaba muy bien. Se organizaban velndas musicales; a veces me hacian cantar también y si habin gente extrana me sentia cohibida pero no podia negarme.
El abuelo nunca nos acariciaba, pero a pesar de su carácter reservado sentiamos su inmensa ternura hacia nosotros.
Una vez, sentados los dos en la sala, el abuelo me pregunto que papel representaba mi cuerpo en mi vida. Me senti cohibida por la pregunta, entonces León Nicolaievich me explicó que con los años el cada vez comprendín mejor la idea de la separación del alma y del cuerpo; que claramente sentia como el cuerpo lo retenia y le estorbaba y su alma ya estaba casi separada, que el cuerpo cra como si fuera un estuche, pero siendo joven uno no lo sentia y la sensación de la separación venia con los años.
Recuerdo también la noche del Año Nuevo en la Yusnuia Poliana, cuando se hacia una gran cena, se ser via champaña, todos estaban en vestidos de fiesta y corrian con pa cerme este momento. Felizmente todo resultó pelitos y lápices. las doce menos cinco se bien sentaban a la mesa y esperaban toques de campanadas del reloj. Con los primeros to Me senti muy molesta cuando en el año ques de campana habia que escribir un deseo 1908 llegué a Vasnaia Poliana ya casada, con y tragarlo antes de que el reloj terminara de mi esposo. Todos eran muy cariñosos y amadar las doce. El abuelo nos contemplaba con bles con nosotros. La abuela salió a nuestro una sonrisa de bondad y de condescendencia. encuentro, mientras que a León Nicolaievich no lo vimos hasta el anochecer. Le dolia una Durante toda mi vida me senti cohibida en pierna y estaba acostado en el sofá.
presencia del abuelo; con el habia que hablar El abuelo nos sentó a su lado. Antes de como si fuera consigo mismo, como con su preguntar algo nos dijo que en nuestras mapropia conciencia. Habia que contestarle siem nos estaba el cuidar nuestra dicha y que de pre como si se desnudara el propio yo. pues biamos mirar con gran respeto los deseos de el abuelo oia en la contestación no las pala cada uno, y sólo haciéndolo podiamos contibras sino todo el espíritu de la persona. Cada nuar llevándonos bien.
vez que Leon Nicolaievich se dirigia a mi, yo Con cada visita yo encontraba al abuelo sentia que era menester concentrar todo el más resignado y claramente me imaginaba caudal de la voluntad, del alma y de la in que, por su alma, estaba ya separado de toteligencia para darle la contestación das las emociones humanas y vivia completaTuve ocasión de cuidar al abuelo dos ve mente aparte, ensimismado, sin darse bien ces cuando estaba enfermo. La primera vez cuenta de la vida de nosotros todos y sin desucedió en el año 1902 cuando el volvia de sear ver la realidad.
Crimea, después de una penosa enfermedad. La vida de los viejos en la Yasnaia PoliaLeón Nicolaievich estaba en cama, trabajaba na estaba quebrada. El abuelo era viejo, déy leía muy poco. Me mandaron quedarme bil; los amigos que lo rodeaban no notaban cerca de él, para que pudiese alcanzarle algo la atmósfera pesada, de mentiras, hipocreo llamar a los mayores. Recuerdo que estaba sias, disimulo, a la cual León Nicolaievich, sentada leyendo un libro de Dostoievskyy por su naturaleza, no podia soportar. Sus me sentia muy orgullosa del encargo recibi amigos se alegraban de su deseo de irse, pero do. Ayudaba al abuelo a lavarse y le peina para las personas que estaban cerca de él era ba su blanca cabellera. Recuerdo cómo le claro que su alejamiento seria su fin.
desagradaba tener que pedir ayuda en algo y sufria sintiéndose viejo y al necesitar auxi El de noviembre (22 de noviembre) de lio, 1910. por la mañana temprano llegué a la esPor segunda vez tuve que cuidarlo en el tación Zaseka en un tren repleto de gente.
año 1908, cuando empezó a sufrir de desma El público estaba nervioso e intranquilo; me yos. El primer desmayo, que asustó tanto a di cuenta de que todos iban al entierro.
todos, tuvo efecto el sábado de la semana de Al salir del tren me quedé asombrada de Pascua, cuando nos preparábamos para ir a la tranquilidad y silencio que reinaba en la misa del gallo. El abuelito como siempre, torno vino a comer con todos pero no pudo hablar; El coche con el cuerpo de León Nicolaieconfundía palabras y nombres. Le suplicaron vich debía llegar unos minutos más tarde con que se acostase, le dieron algo para descon todo un tren de parientes y amigos.
gestionarle y trataron de tranquilizarlo pi Una gran muchedumbre rodeaba los camidiendo que no hablara y no intentara expli nos y parecia entorpecida cuando se acercó car sus deseos. El abuelo mejoró muy pron el tren. La locomotora se detuvo silenciosato, pero quedó débil por un tiempo y ya em mente y sólo el ruido de la puerta del vagón pezó a trabajar y llevar su vida habitual. de equipaje interrumpió el solemne silencio.
Unos dias después ya olvidamos el ataque y El sonido rodó, repitiendo su eco por el bos.
yo entré en su pieza para hablar de varios que y detrás de la quebrada.
asuntos. De repente vi que sus ojos estaban Vi a la abuela que salia del tren, y se apoturbios y me pareció que hacia esfuerzos pa deró de mi un espanto tan grande ante su ra hablar pero no podia lograrlo. Sali de la desgracia que me costó acercarme a ella.
pieza para llamar al médico del abuelo, Du Por primera vez en mi vida vi una muchechan Petrovich. Pero el facultativo no esta dumbre de varios miles de personas unidas ba; lo habinn llamado para ver un enfermo por el mismo pensamiento, por el mismo en el pueblo. Nedie estaba en casa y albuepesar lo me pidió le diera una inyección de morfi Llevaron el ataúd a pulso hasta la casa y na. Con la jeringa en la mano me acerque lo dejaron en la biblioteca. Mi padre salió a su espalda sin atreverme a hacer esta ope a la terraza y dirigiéndose a la muchedumración de tanta responsabilidad. hasta el bre pidió ésperar una hora para que se pudia de hoy na paedo recordar sin estreme diese despedir la familia. La tia Tania no se