Socialism

110 REPERTORIO AMERICANU Agencia del Repertorio Americano en Londres Stevens Brown, Ltd.
28 30 Little Rusell Street, C1 New Ruskin House, London, England purifica en la acción. Ambos están acordes con el Gita en cuanto al desinterés de su conducta. Gandhi miraba hacia la Edad de Oro de los Vedas los Upanishads; Nehru hacia una utopía socialista de tipo fabiano o wellsiano. aquí volvemos a nuestro punto inicial. cómo siendo tantos y tan grandes los contrastes, llegaron estos dos hombres a entenderse tan perfectamente que uno fué discípulo, lugarteniente y continuador del otro? Quien haya conocido a ambos puede descifrar el secre.
to: Gandhi vió desde el primer instante en Nehru el inmenso valor moral, el corazón frío, la voluntad inflexible, la limpieza inmaculada de su alma. Nehru reconoció en el Mahatma el fascinante misterio de una fuerza superior a la suya, de una sabiduría eterna e inconmensurable, el poder de esa fuerza verdad amor cuyas fuentes secretas vienen de un incógnito pasado de su raza. El ímpetu de Nehrui se dulcificaba en aquella serenidad que el Mahatma decía beber en el Baghavad Gita, pero que en realidad venía de muchísimo más lejos. pese a las discrepancias, había entre ellos muchísimas cosas en común. Mencionemos únicamente ese amor apasionado por la paz, esa abominación de la guerra que ningún problema resuelve, sino que crea nuevos. según el decir de Nehru, ese pacifismo indio que tan mal interpretado suele, a veces, ser en las asambleas de las naciones del mundo. Ambos estaban también impregnados hasta el tuétano de un respeto absoluta por la verdad. Dios es amor y Dios es verdad. acostumbraba de.
cir el Mahatma. Nehru proclama: Gan.
dhi debemos la magna lección de no temer jamás el decir la verdad; a él también debemos aquello de que los medios son tan Importantes como el fin, que no puede haber un correcto fin si los medios fueron incorrectos. Ambos expresan verdades ancestrales de su raza. El aristócrata de Ca.
chemira y el aldeano de Guierat representan por igual ese conjunto de elementos morales que se llama induísmo y del que tan altos exponentes han sido, en tiempos modernos, Tilak, Bose, Aurobindo, Tagore y el Maharishi Ramana. Si Gandhi, como Buda, fué luz del Asia. Nehru hoy día es una potente dinamo en plena actividad.
Santiago de Chile.
Junio de 1953.
Ricardo Rojas, Maestro de Argentina (Viene de la pág. 104)
ses. Lo dice su obra anchurosa, erudita, Desde la Isla del Fuego y de la nieve, sólida. En el historiador; conviven el poe pájaro en libertad, lancé mi Albatros; ta, que aligera la severidad del investiga busqué al hijo de Ollantay y de Coyllur dor, y el matemático, que le presta su ri. y lo encontré en el Santo de la Espada, gor y su perfecta estructura. si dijo al y en el misterio de la Salamanca, guna vez que no son los triunfos sino los Cristo invisible se tornó visible.
esfuerzos lo que debemos celebrar en la vi Muchos entre mi gente lo entendieron, da. en su caso lo cabal es celebrar ambas y el mensaje quedó cifrado en mitos.
cosas.
Gesta de un mundo nuevo fué mi canto.
Imposible resulta, en el tiempo del cual dispongo, referirme a sus libros, sin que Aquí están, hábilmente reunidos, los tísalga de ello una mera enumeración de ti.
tulos de los libros fundamentales: Elelin tulos; y mejor que yo, lo hace Rojas mis poema dramático en verso, que alude a mo, en ese poema Los Presagios ya menesa zona fabulosa que los españoles buscionado. Tal poema fué escrito en ocasión caban dentro de la Pampa, suerte de El de la ceremonia que la Sociedad ArgentiDorado argentino; Eurindia doctrina del na de Escritores le tributara, por haberle mito creado por la migración intercontisino conferido el Gran Premio de Honor nental entre Europa y nuestras Indias ocde 1945 a El Profeta de la Pampa, trascencidentales, gestando una cultura que por dente alegato histórico sobre Sarmiento.
sus raíces se nutra de elementos europeos En Los Presagios, evoca Rojas los prime.
y americanos, hasta que se independice de ros augurios, los de Guido Spano y de Rusus orígenes para ser distinta de unos y bén Darío, los de Lugones y Alfonsina Storotros; Cervantes, valioso estudio acerca de ni, que vaticinaron la línea ascendente de los aspectos lírico, dramático y épico de la su talento, cuando era sólo un poesía del autor del Quijote. cuya lanza Adolescente ignoto, ingenuo, pobre, ve como símbolo del pensamiento en acción; Retablo Español, ofrenda del ameri.
pero dichoso de vivir.
cano que ha sabido recoger la herencia Era entonces el gladiador joven, que se espiritual hispana; Ollantay, drama, en veriniciaba en los grandes desafíos.
so, que narra el amor del héroe andino por ¿Quién era yo. Tal vez era un amauta? la ñusta Coyllur, del cual resulta el am¿Quizá un baquiano de las travesías?
biente mágico del mito, lleno de grande.
20 un expatriado aquí, en mi propia patria? za, como la tragedia griega; La Salamanca, Todo eso creía ser. Diréis si he sido.
en verso también, una pieza dramática que Yo, mensajero de los viejos Andes participa del clima de los misterios mediedi en el Plata el mensaje que traía. vales, donde triunfa al final el espíritu mís.
Por punas, valles, pampas y florestas tico sobre el demonio; El Profeta de la segui los rastros que dejó don Diego, Pampa, biografía de Sarmiento, que lo precaminos de Elelin, metas de Eurindia. senta en sus luchas íntimas y en sus tre.
Amenizó mi andanza el buen Cervantes, mendos conflictos con el medio, con los gran sabidor en ventas y aventuras. hombres, con el destino; Rojas plantea de En Retablo Español dejé mi ofrenda: modo irrebatible los módulos de aquella cinco estrellas de oro reluciente, existencia que acertadamente califica de sobre campo de gules encendidas. dionisíaca. El Santo de la Espada, relato blasón primero de la antigua estirpe. de la gesta sanmartiniana, fervoroso y lú.
Vi rutilar castillos en la noche cido, aúna la erudición del investigador con y hachas tajantes en la selva oscura. la maestría del estilo, confiriendo a San Para que no cediese en la derrota Martín la exacta dimensión de su leyenda me adoctrinó El Profeta de la Pampa. heroica. Hay más: La Argentinidad, La Restauración Nacionalista, Blasón de Plata, La Casa Colonial, además de los volúmenes de memorias y discursos. Conviene advertir aquí que Rojas se mueve holgadamente dentro del lenguaje del símbolo y el mito; y está bien que así lo prefiera, como medio de expresión de sus doctrinas; pues el mito y el símbolo fueron las formas primeras que asumió la poesía; y Rojas, el poeta, las escogió por su ductilidad para transmitir sus conceptos.
Por su vigencia sin desmayo, a través de cincuenta años de labor obstinada, infatigable y valiosa, la obra de un hombre apasionado por el destino de su raza repito Ricardo Rojas desempeña uno de esos magisterios morales que el tiempo acrece cada vez más, evadiéndose de sus fronteras para asumir su recio perfil continental. En este viejo león indomable se ha convertido el mataquito de antaño.
Cuando pienso en Ricardo Rojas, no veo su silueta erguida de septuagenario joven, cano el cabello y la mirada penetrante tras los gruesos cristales; ni a aquél, enhiesto y desafiante, que de cuerpo entero pintó el uruguayo Alejandro Márquez; sino al que emerge del cuadro nada más que la cabeza, como si ella atravesara un agujero de sombras; treintañero, pálido el ros tro contrastando con los cabellos oscuros, allí, en la tela misteriosa, sigue mirándonos desde su juventud, el Rojas de hoy.
en el retrato fascinante que le hiciera aquel extraño pintor húngaro que no comprendía el castellano pero que le adivinaba el pensamiento. el misterio se aviene curiosamente con este hombre de ideas tan claras, tan preciso en sus concepciones y tan riguroso en sus juicios; acaso porque su afán de conocerlo todo buscaba respuestas y solución de enigmas en el arcano de las ciencias ocultas. El exigente de hechos, no desdeñó la poesía que encierra el pensamiento filosófico de los pueblos de Oriente. El pensador moderno, volvió siempre los ojos al cielo milagroso de la cultura griega. Espíritu ecuménico, Ricardo Rojas sigue siendo el árbol del camino, firme y duradero, junto al agua que corre y pasa.
Empinado en su permanencia, todavía, como hace treinta años, puede decir: Tiempo que vas pasando como un río junto al árbol tenaz de la ribera, linfa constante de agua pasajera: Yo soy un árbol de tu cauce umbrío.
Yo te daré todo el follaje mío; guardame tú hasta la hora del invierno la fiel estrella del amor eterno, tiempo que vas pasando como un río.
Ni lo ha vivido en vano, ni ha dejado de serle fiel su estrella. El ilustre Maestro argentino continúa recogiendo frutos de es.
tío en jardines de invierno. su nombre se repetirá siempre en el continente con la unción que se debe a los grandes constructores de nuestra cultura americana.
Dora Isella RUSSELL.
Montevideo, 19 II 1953. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica