NazismPopular Fronts

308 REPERTORIO AMERICANO SELECTA ENCIA La Cerveza del Hogar SELECT EXQUISITA SUPERIOR habían pasado semanas desde que ocurriera la tragedia, todavía encontré el ambiente de Santiago conmovido por los ecos de la matanza, cruzado por toda clase de rumores y amenazas veladas contra el Presidente Alessandri.
Von Marees tuvo la audacia de llamar a una concentración de nazis para protestar contra el gobierno en un teatro de Santiago.
Alessandri, sin embargo, le había quebrado el espinazo al movimiento nazi en Chile.
Los mismos matones que unos meses antes recorrían el país acuchillando y baleando a los militantes del Frente Popular se escondieron ahora ante la ofensiva implacable del anciano Alessandri, y abandonaron a su Jefe quien, declarado insano por la Justicia, fué a parar a un manicomio (hoy, si no me equivoco, es figura destacada en el propio partido de Alessandri. Un día encontré al Presidente en uno de sus periódicos paseos por Parque Forestal. Le acompañaba, como siempre, su gigantesco perro danés y un retabila de agen.
tes de seguridad. En dirección opuesta venía un camión cargado de nazis uniformados que regresaban de una concentración. Cuando vieron al Presidente detuvieron el camión y se acercaron al paseo para insultarle. Alessandri les contempló un instante, sacó su revólver y camino hacia ellos con gesto amenazador. Los nazis, echados de bruces, huyeron en su camión antes de que el Presidente tuviera que disparar una bala.
La matanza del Seguro Obrero le costó a la derecha las elecciones de 1938. Toda la ciudadanía consciente del país votó por don Pe.
dro Aguirre Cerda y condenó así la reacción fatídica que representaba el señor Gustavo Ross, candidato de don Arturo Alessandri.
Más o menos olvidado este episodio, don, Arturo Alessandri volvió a la vida pública.
Era Presidente del Senado cuando le sorprendió la muerte.
Todo esto, naturalmente, es un puñado insignificante de hechos extraídos sin mayor esmero de na historia que, narrada metódicamente, se leería como la genuina crónica civil de Chile en la primera mitad del siglo veinte. Hay en la vida de Alessandri anécdotas para llenar varias novelas. Hay en su ca EL GREMIO ANTONIO URBANO TELEFONO 2157 APARTADO 480 rrera política lecciones que servirán durante mucho tiempo a los Presidentes de Hispano América que se vean amenazados por enemigos demasiado ansiosos o demasiado audaces. Cómo ha utilizado estas lecciones el actual Presidente de Chile. Alessandri fué maestro en dividir para derrotar a la oposición, fué ini.
mitable en el arte de dar un puesto para desarmar a un adversario ya sea contentándole en sus ambiciones de gloria y posesión económica o para exhibirlo fracasado ante el pueblo, en toda su mediocridad. Dueño de una oratoria que sabía manejar en todos los tonos imaginables la oración académica, la arenga popular, la conferencia universitaria o la simple y bonachona conversación de sobremesa se ganó la admiración y simpatía hasta de sus rivales. Fué querido y odiado. perdonado, cosa que no a todo gobernante acontece.
Quinientas mil personas se reunieron el día de su entierro a rendirle un postrer homenaje. Pequeño número comparado con las generaciones de chilenos que pronunciarán su nombre con veneración y en su vida estudiarán con asombro la tragicomedia del político hispanoamericano por excelencia!
San Salvador, El Salvador.
Setiembre de 1950.
Almacén de Abarrotes al por mayor San José Costa Rica Si no es así, no vuelva Es un cuento de Ermida CANOSSA MORA (En Rep. Amer. Don Julio sonrió sastifecho frente a su alli. no se atrevia a mirar, escritorio, mientras frotaba sus manos una con Algunas veces que valientemente lo inotra, con ese gesto de cura bonachón, como tento, encontraba la imagen de su padre redecía su padre. La sonrisa se le cortó al acor pitiendo. Lo que no tiene buen principio, darse del viejo. Por qué se le vendría a la no tiene buen fin.
memoria con tanta frecuencia en estos últi La verdad, era mejor seguir leyendo carmos días?
tas y más cartas de felicitación, e irlas ponienCon un gesto de indiferencia desechó los do en la canasta de los papeles para contesrecuerdos, y comenzó a ver la corresponden tar. Dentro de tres días entraría en funciones, cia. Lo hizo distraídamente, porque no podía y tendría secretaria que le hiciera ese trabajo.
arrancarse aún de los homenajes recibidos, de De pronto, se fijó en una carta. Parecía las pompas hechas en su honor, de la alegría no entenderla. Miró varias veces, se pasó la tan grande de ser ministro.
mano por los ojos y la frente, y con los deMinistro del Estado.
dos entre el pelo rizoso que ya plateaba alguBello fruto de sacrificios, y estudio, e in nas canas, leyó de nuevo: cansable labor. Verdaderamente y desde el fondo de tu Cerraba los ojos y se miraba hacia aden alma. te sientes satisfecho, hijo mío. Tu tro. murmuraba: padre. Sí, lo merezco. He trabajado con alma Su padre. Sí. Claro. Esa era su letra. Querida letra gruesa y dispareja de hombre de Pero allá en el fondo, en el puro fondo, trabajo. Cuántos años que no la veía! Desen los primeros pasos de su carrera política, de que estuvo estudiando en el extranjero.
Pasó sus dedos sobre el papel, como para convencerse de que realmente estaba allí, y otra vez sintió miedo de mirar hacia adentro.
Miedo de averiguar si en verdad estaba satisfecho, o no.
Cuando yo entré, tenía la mirada lejana.
Casi no contestó a mi saludo. Otro anónimo. pregunté aludiendo a la carta que aún tenía en la mano. No. Cómo me enojé ayer con el intento de chantaje. Ya te pasó. Pues, la cólera sí. Pero siento. no sé si es miedo o amargura, y un enorme deseo de volver a casa.
Lo miré con asombro. tu casa. mi casa. No esta residencia lujosa, pero mi hogar; allá en el campo, donde mis viejos. Tus padres. Viven? Pero. Sí. Comprendo que te admire, y hasta es posible que te resientas. Tú, mi amigo intimo, mi hermano casi, nunca me oíste hablar de mis padres. Viven. Sana y honradamente. Tienen una granja, donde yo nací y crecí. Un día salí lleno de entusiasmo y buena voluntad. Vieras como deseo volver. Hay algo que te lo impida?
Sí. No lo puedes remediar. Así lo creo. Como que Dios me está iluminando. Hace días no hago más que recordar y revivir escenas hogareñas, consejos de hace años. Así lo crees. Apenas crees. Es difícil. Mucho. suspirando agregó. Porque amo los honores. porque tenía grany vida. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica