Democracy

REPERTORIO AMERICANO 325 Dr. García Carrillo CARDIOLOGIA (Radioscopía y Electrocardiografia. METABOLISMO, VENAS VARICOSAS.
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conseguir una suscrición al Repertorio Americano dano, condiciones requeridas para un propicio mestizaje racial y cultural.
Para alcanzar estos fines, México ha señalado el camino que debe seguirse en lo cultural y en lo económico. Sus investigaciones arqueológicas han dado a conocer los ricos tesoros de las civilizaciones aborígenes, prueba elocuente del talento artístico, de la capacidad organizadora, de la imaginación y de la industria del indio.
La pintura muralista de Diego Rivera, de Clemente Orozco, de Alfredo Siqueiros y de los continuadores de éstos ha servido para de nunciar las injusticias de que ha sido víctima el indio y para despertar entusiasmos por su causa. Más que ningún otro vehículo cultural, la pintura mexicana ha servido para difundir las ideas de reforma que son esenciales para la rehabilitación política, social y económica del indio.
Igual propósito, naturalmente, ha tenido la literatura indigenista de Hispanoamérica, pero debido al enorme número de analfabetos y de semianalfabetos que existe en nuestros países, su influencia no ha sido muy eficaz, a juzgar por la indiferencia con que se contem pla el problema del indio en casi todos nuestros países.
En lo que México sin duda ha señalado mejor el camino para la rehabilitación del in dio, es en los esfuerzos económicos y educa tivos que ha hecho. Lo lamentable es que no se haya insistido con la suficiente convicción en los programas lanzados con estos fines pa.
ra verlos realizados en su totalidad, o siquiera para que se hubieran podido observar sus beneficios de una manera convincente.
Como ejemplo de lo dicho, tenemos la reforma agraria, la cual se ha llevado a cabo solamente de una manera parcial, esporádica y sin que haya dado los resultados que podrían esperarse, precisamente porque ha sido una reforma incompleta, a salto de mata, a la que le ha faltado decisión y empuje.
Después de cuatrocientos años de abandono, de explotación y de servidumbre, no se podía esperar que el indio se convirtiera de buenas a primeras en un agricultor, administrador y negociante competente por el sólo hecho de entregársele unas parcelas de tierra.
Pero aunque la reforma agraria de México no haya alcanzado de momento un éxito arrollador, no por eso deja de constituir un ejemplo de lo que tarde o temprano tendrá que hacer toda la América Latina. El reparto de tierras al indio que la trabaja y de quien fueron usurpadas es un requisito indispensable e ineludible para devolver al indio su dignidad social. Si este reparto se hace en parcelas individuales o en forma de cooperativas agrícolas es asunto de experiencia local. Pero de una manera u otra, el latifundismo semifeudal y anacrónico debe destruirse en su totalidad para dar lugar a la democracia económica, sin la cual es en vano aspirar a la democracia política.
Otro ejemplo de lo que se ha hecho en México para rehabilitar al indio, lo tenemos en las misiones culturales. Fueron éstas una tentativa excelente a la que le faltó persistencia. Su fracaso no desdice, sin embargo, las posibilidades que tenía. Los métodos empleados por las misiones culturales, tal como se llevaron a cabo, no habrían sido tal vez los más adecuados para llenar su cometido. Pero no se puede negar que los propósitos que tenía de instruir al indio que vive aislado de la civilización en el manejo de herramientas, en los métodos modernos de agricultura, en la prevención de enfermedades y en cien otros proyectos a fin de que él mismo mejore sus condiciones de vida, son pasos que con tenacidad y con amor deben tomarse para sacar al indio de su atraso y de su miseria. Es una deuda que la altura del blanco le debe.
La campaña de alfabetización que México y todos los países hispanoamericanos tienen emprendida, con todo lo laudable que es, adolece del defecto de que, a no ser que esté acompañada de otras campañas de alimentación, de sanidad y, sobre todo, de mejoramiento y de reforma económica, de por sí es impotente para resolver los problemas básicos del indio y de las poblaciones hispanoamericanas en general.
Estos esfuerzos económicos y culturales encaminados directa o indirectamente a devolver al indio su categoría de persona y de in dividuo responsable son proyectos conscientemente emprendidos por algunos gobiernos, a instancias y con la colaboración muchas veces de artistas e intelectuales. Hay una fuente de cultura, sin embargo, que no proviene de intelectuales, ni tiene origen en ningún gobierno, sino que es espontánea expresión del sentimiento popular y que por esto mismo es de gran valor en el papel que urge desempeñar en esta idea de devolver al indio su aprecio social.
Esta fuente es el folk lore indígena.
Gran parte del folk lore actual de la América Hispana es de origen español. En México, pongamos por caso, país indio y mestizo por excelencia, fuera de algunas excepciones, la música y el baile populares son de origen español. No cabe duda que en este país los conquistadores lograron extirpar las manifestaciones del arte popular. No fué así, en cambio, en el Perú, Ecuador y Bolivia, a pesar de que las Crónicas nos relatan que se hicieron enormes cerros con los instrumentos musicales indígenas que luego se quemaron. La música y los bailes de origen incaico y aymará se han conservado en las comunidades indígenas de esos países. Ahí están los yaravíes, los huaynitos, los cachullapis, los cashwas, los sanjaanitos, en los que no se notan ritmos eu ropeos y que con tanto entusiasmo como sen timiento se tocan y bailan en los valles andinos. La música es triste, expresa dolor y an.
gustia, pero tiene dejos tiernos, como de quejas de amor. Los bailes tienen humildad, gracia y súbitos entusiasmos. Son bellísimos, en tusiasmos. Son bellísimos, encierran emoción auténtica. Representan el alma indígena con fidelidad.
Hasta hace apenas quince años, esta música y estos bailes no habían invadido las ciudades, centro de las poblaciones de blancos, donde se cultivaba exclusivamente el vals, el pasodoble, el foxtrot, el tango. Hoy día en Lima, ciudad de costa, fundada por Pizarro.
orgullosa de su linaje virreinal, se escucha esta música india y se bailan estos bailes indios en los mejores círculos sociales, indicio irrefutable de que el espíritu de lo indio está penetrando e influenciando la cultura blanca.
Esta es la fecundación bienhechora que es necesaria para lograr lo único que puede ser auténtico, porque es lo único verdadero en la América Latina: el mestizaje racial, cultural y espiritual Connecticut Collage New London, Connecticut, 1950 Tatica Kuasram (Leyenda brunca. En Rep. Amer)
Allá arriba, en el Cerro del Volcán. solitario con sus ganados innúmeros, vive un anciano topoderoso. Frecuentemente se le ve, a lo lejos, bañarse en las quebradas vecinas o caminar lentamente por las lomas. Lleva un raro bastón de mando en la derecha, y su pre.
sencia infunde respeto y silencio. Algún indio lo ha encontrado de improviso en su camino y entonces ha sentido la necesidad de clavar los ojos en la tierra y de continuar su marcha en silencio.
Aunque raras veces, Tatica Kuasram baja de sus soledades montañesas para visitar a sus protegidos, los silenciosos brunkas. Nadie lo identifica, sin embargo. Cuando la chicha exalta los ánimos, provoca contorsiones y enturbia las miradas, se ha visto a un extraño anciano caminar por las irregulares calles del pueblo, llegar hasta los ranchos enfiestados y pedir como cualquiera su guacal de yubuj. Es posible que el venerable anciano quiera estar en contacto directo con los suyos, conocer sus tristezas y alegrías y, como simbólica expresión de cariño, compartir la chicha de sus fiestas.
Una vez en Kuasram, durante la fiesta de los kabruk, demostró de una manera original su entrañable cariño por los brunkas. Vivió un violento idilio con una de las más hermosas hijas de su pueblo. La india no sospecho que se tratara del sagrado abuelo. Consumida la chicha, es decir, finalizada la fiesta, el desconocido amante se despidió con tan misterio sas revelaciones, que no quedó duda de su na turaleza sobrehumana. Con voz firme y casi indiferente advirtió el extraño a su compañera que concebiría un hijo de ambos, a quien él se llevaría una tarde en los brazos poderosos del viento. Pensativa quedó la mujer desde entonces, mientras el tiempo discurriendo veloz confirmó la profecía del extraño amante, quien no se volvió a ver en Boruca desde el día en que hizo sus revelaciones.
Nació y creció el niño, orgullo de su madre. Sus facciones eran evidentemente brunkas; pero tenía una singular inteligencia y cierto Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica