260 REPERTORIO AMERICANO del Anáhuac fecundo son alientos y así los utiliza y los encierra.
En fin, la monja iguala porque a veces supera.
Tiene pulso montés, nervio de ala, y se lanza certera ¡Con qué primor Sor Juana desarruga la niebla, plancha el heno, y coloca el festón de la mañana sobre el albura casta de su seno!
Hija pues de Pirámides, la musa las transporta al Oriente, ya que la gloria azteca era confusa en el tiempo de Juana. es vidente a dominar un verbo con un Lacio. Qué delicia parlante!
Regola neologismos al espacio y al viento un adjetivo: ventilante.
En la noche su verso es tan absorto como sueño de herbosa, mas tiene el don inmáculo del orto y se moja en la rosa.
su trato con el símbolo, porque ella de la mano de Homeron remite la Pirámide a la estrella, cuerpo de piedra y boca de lucero.
Madre del logaritmo, cirujana del clásico beleño, la doctora del ritmo nos describe las vísceras del sueño. así, pasando al día desde los tenebrarios en detroche, ya miedo tamizando, ya alegria, la parábola inscribe de la noche.
Inicia el canto mágicos responses a la luz, y nos va comunicando su incógnita callando con un rumor de buzos y de bonzos El rey de los espíritus vitales su péndulo conforta, cuando discurre por sus manantiales esta lírica aorta.
La leo sol y luna y estas notas concierto, quedando en tal fortuna el mundo iluminado y yo despierto.
De fantasmas el ámbito se puebla, los pechos de las aves ya no laten, porque día y tiniebla a la orilla del sueño se combaten. los pulmones, remos de sus manos, deslizan el navío del cuerpo, sobre el río que va a desembocar en los arcanos.
Mientras que, lleno de ángeles y violas, el insomnio, perdido, diluye su gemido en un mar de mojadas amapolas, El foco alimenticio quema las energias. Sube el humo al cerebro patricio, y el pensamiento inicia su consumo.
Oh bella Xochitl pura, más divina que el formado carámbano en la nieve; grave más que la sombra de la encina que joven canta y centenaria embebe; igual en luz a aquella mies que, fina, a sojuzgar los ámbitos se atreve poniendo a la belleza por excusa.
Oh tú dos veces quinta nuestra musa!
el gigante de lirios y almohadas, distribuidor de oráculos, escucha el fragor de la lucha, y va fundiendo en versos sus espadas Pocas horas le quedan. En el centro del calor racional está nevando, y desde muy adentro los primeros alertas van sonando.
ENVIO MIGUEL CABRERA Oh demiurgo votivo, clarísimo diamante, en la tiniebla de la acción activo y en la ceniza llama vigilante: Hay que leer despacio. Este poema alcanza aquí su altura, grandísima diadema puesta sobre la humana noche oscura.
Quien en su lienzo inmortal de Sor Jua.
na (1750. hizo reclinar la mano derecha de ia escritora sobre un infolio abierto de San Jerónimo.
oh tú, por quien se rompen los arneses de la concava lógica, y se duermen caballos y cipreses en la mano astrológica: Las sombras ateridas de los campos apresuran su marcha, que ya en la tierra hay séquitos de lampos, nuncios de luz y epilogos de escarcha.
Como tras de volar desciende el trino a una vetusta rama silenciosa, la blanca mano de Sor Juara posa sobre el texto jerónimo, su vino.
ofreciste a la monja de la luna, si no visión total. ojos de loto, como al Principe Arjuna en la mayor trompeta de lo ignoto.
El cuerpo gozo tristede tutelares yedras rodeado, fácil a la costumbre se resiste a abandonar el piélago encantado; La mano de la monja duerme fino y esto es poner rocío junto a glosa, paloma sobre trueno y flor en prosa, porque se ha reclinado en lo divino.
Pues no quietud extática, si prisa, imagen intuida y no presente, diste a Juana mantisa, cuya fracción es unidad potente.
mas, ay, la misma hartura de reposo le vende, pues el cansancio quiebra su postura y con el movimiento se desprende.
Noche es el libro y luna este diamante de cinco lirios que el volumen sella.
Venid a ver la mano vigilante: Díganlo aquellas páginas finales en que describe el triunfo de la aurora, más firmes y totales que las de sus maestros en la hora.
del invasor tenaz. Con raudo trazo la vibración empieza luminosa, y hurgando luz, marchando a su regazo, la vista, viuda, torna a ser esposa.
tiene un rojo nebli por almohada, y la gracia del arte duerme en ella como en una Gioconda sosegada. más, la gracia oh normasdel imitar gozando, y ser original copiando formas que ella estaba creando. SELECTA El tímido venado, ya en Quevedo con primor olfateado, no alcanza a ser tan fino ni tan quedo como el que Juana pinta soñoleado.
No es sordo el mar: la erudición engaña. Engaña? No del todo. Que en sus puestos el maestro barroco, su montaña, los descuidos verá bien presupuestos: La Cerveza del Hogar ELECT EXQUISITA SUPERIOR Mudo la noche el can, el día dormido, grabó don Luis, y encima aparece de Juana esta gran Tima: el viento sosegado, el can dormido. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica