130 REPERTORIO AMERICANO Poesía inédita de Oscar ACOSTA (Para el Rep. Amer. POEMA No tengo nada mío, nada, ni mis huesos heridos, ni mis sienes golpeadas, ni mi propia conciencia destruída por el hombre.
La muerte puede venir un día entre su niebla, cuando quiera, y ni mi corazón hallará intacto: está deshecho por el amor y el odio.
Todos los hombres esperan el naufragio y éste hace mucho tiempo martirizó mis penas, hurtándolas, sin dejarme el continuo y necesario río de las lágrimas.
Ultimo comprobante: Si hay algo bien manifiesto en la vida y personalidad del Libertador, dice el muy digno Obispo Ti.
tular de Usula, es su culto de un ideal trascendental que está por completo fuera de la mazquina finalidad materialista. Pasemos, pues, a examinar aunque suscintamente, la posición de Bolívar respecto al ideal de independencia que concibió y que se proponía consumar. Si damos crédito a la conminación exaltada por él proferida, palabras que se consignan en Recuerdos sobre la Rebelión de Caracas al efecto de que si la Naturaleza, al ocasionar la catástrofe en la Metrópolis y otros centros de población de Tierra Firme, manifestaba su oposición a los designios liberales, contra ella se lucharía hasta vencerla 9, no podemos menos que prever ya una inalterable voluntad, un curso irrefragable al respecto. nada y a nadie, individuo o colectividad, parécenos, podría permitirsele el menor obstruccionismo ni especies de componendas en la consumación de Independencia. nosotros nos interesa indagar en el momento, y motivados por un prurito histórico de curiosear, sobre los choques de carácter personal que se produjeron durante la obra emancipadora entre Bolívar y el clero, tal o cual prelado, o particular admi.
nistración eclesiástica. Dejamos aparte toda controversia que pudiera designarse Ofi.
cial o de Estado. Ultimamente, en La Po.
lítica Religiosa del Libertador 10, se elucidan en manera inconcusa y definitiva, todos los aspectos de este asunto. Analí.
zanse, entre otras materias, la Constitución de Angostura, la de Cúcuta, el diseur.
so de la boliviana, el Patronato, y el caso de Guayanas, primera gran intervención de Bolívar en arreglos de administración eclesiástica. Tras penetrante análisis, lle.
ga su expositor Mons. Navarro a la propo.
sición conclusiva de que: Pero en este desierto sobreviven aún elementos eternos y vitales: mis manos y mi espíritu.
Mientras otros le entregan a su pueblo húmeda sangre, hijos varones, decididas palabras, yo le doy a la humanidad lo que poseo para que recobremos la libertad que ahora es sólo una esperanza.
POEMA Por la música dócil que invade el tibio bar descubro que éste tiene similitud contigo: En los viejos manteles está presente tu blancura y en los sonidos claros aparecen tardíos ecos de tu voz, dilatándose en el cuerpo de la noche tranquila y advierto que en tus venas pretende viajar el licor que baja al pez redondo de mi corazón y lo enmudece.
Hasta los fríos muebles imitan vagamente tu actitud en las intrusas formas que los cubren.
Evidentemente tu recuerdo es asiduo mastín de mi pasado.
PRIMERA CERCANIA EN LA TIERRA EL MAR Aquí los parques son propietarios de otras plantas y las mujeres llevan un ademán extraño que les transforma el rostro. el Libertador no tuvo otra política en materia religiosa sino la que venía de la tradición gubernativa española, procurando éste su protección y favor a aqué.
lla para el desarrollo de su actividad, el adoctrinamiento de los pueblos y la recta disciplina de las costumbres, pero ejerciendo bastante poco canónicas intromisiones en los asuntos de orden sagrado: que esa política la observó el Libertador en todo el curso de su vida pública, sin que jamás le pasara por la mente la idea de separación entre las dos Potestades. 11 Es cierto que la alta niebla del mar, esta niebla que inunda lor jardines y hace más breves las barandas, difiere de los aires que mueven las hierbas y las olas, pero aún así encuentro en ella, para un feliz instante, una común presencia que ayuda a recordarte.
Todo, hasta la luz que rodea esta ciudad y la vigilia acerca a mi corazón tu soledad y diluye tu ausencia.
Sobre la tierra y la límpida arena que fallece en el agua tu nombre viene a mí por la bondad del amor y mi recuerdo.
Lima, Perú. 1953.
Prosigamos, pues, abordando los hechos cronológicamente según se dan desde su principio a la finalidad que tuvieron. En 1807, cuando el futuro Libertador regresaba a su patria, los hados habían ya vatici.
nado el penoso fracaso de los sueños de Miranda, quien a pesar de ello, ocuparía en los fastos de la emancipación americana la gloria merecida de abnegado Precursor. conocimiento de todos, dedicóse Bolívar a los quehaceres y cuidados de sus vínculos y haciendas. Sabíase además, que frecuentaba una especie de cenáculo lite.
rario donde se gustaban a los maestros en compañía de su antiguo tutor Bello, su hermano Juan Vicente, los del Toro, sus parientes, amén otros intelectuales de la flor y nata caraqueña. Lo que por un tiempo no llegó a oliscar el fino huronear de las autoridades fué el hecho de que Tácito, Virgilio, Voltaire y demás genios, sólo servían de cortina de humo tras la cual se formaba a sotto voce ia incipiencia de una erupción revolucionaria. Qué suerte de acontecimientos se desarrollaban en la Península en este interim?
Una vez consumada la pérdida de la casa de Braganza, maquinó el pujante Corso la abdicación de los inaptos Borbones para mayo de 1808. Levantose la Junta Suprema en guerra abierta al francés intruso, imitándose esta organización en el Cabildo Abierto en las capitales de la Colonia. Aquí se vacilaba entre la fidelidad a Fernando VII y el definitivo rompimiento con la madre patria. En Venezuela, el mixtifori po.
lítico hubo de culminar con la deposición del Gobernador Emparán, constituyéndose la Junta de Caracas el 19 de mayo de 1810 para establecer un gobierno autónomo.
Sigue ahora una concatenación de sucesos en los cuales hallamos al futuro Li.
bertador fervorosamente activo: su misión en Londres, la separación tentativamente completa de Venezuela, el catastrófico terremoto, la capitulación de Miranda a Mon.
teverde, y tras ello, la pérdida de Puerto Cabello; pasa Bolívar a Curazao, luego a Cartagena: estamos en 1812, tiempo cuando expiraba la primera República; frisaba Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica