REPERTORIO AMERICANO 219 sa.
trabajo. Hay 600 obreras. Almorzamos sa de la Ciudad. Preciosa y severa al miento de arte surgió en la masa huma con ellas, sabemos que la fábrica ha lo mismo tiempo. En las paredes, en dora na, una inquietud, un sentimiento reno grado muchos éxitos; que su directora do, frases de los encendidos discursos de vado, un refinamiento de los nervios y Luise Ermisch, es heroina del trabajo: Tomás Müntzer. Si, aquí está la sala de la mentalidad americana.
que su métodos han sido implantados donde él predicó su gran cruzada por la en muchas otras fábricas; que hay una libertad de los siervos, por la tierra paMiramos con deleite la página de un gran unidad entre las trabajadoras y la a los campesinos, por la justicia. Visi códice; el penetrar en la selva sentimos dirección. Qué joven parece esta Luitamos el recinto en donde funcionó el la emoción de lo desconocido; al tocar se Ermisch!
Cuenta cómo, de simple Concejo Permanente (Eterno. Hay las piedras del camino donde los antece obrera sin calificar, ha podido gracias a sores se sentaron alguna vez a contemplar frescos en las paredes representando los su esfuerzo y a las oportunidades que se landgraves y los burgraves de aquel las crepúsculos serenos de la patria co le han brindado, ascender a directora de tiempo.
mún, proyectamos y realizamos un via la fábrica, en la que continúa siendo Lo más puro, lo más revolucionario je mental para encontrar aquella vida una amiga y colaboradora de todas las de la Reforma nos ha salido al encuenfastuosa de la época, y ella nos señala obreras. Al despedirnos, los obreras nos tro encarnado en la vida de Tomás Müntesa raiz ancestral de los que vivieron, entregan un regalo: unos delantales pa zer y de sus seguidores en amaron y murieron en la tierra genero su heroica ra niños, con el encargo de enviarlos a muerte. nuestra mente vuelve la apalos niños de algún lejano país. Con el sible aldea de Magdala, las aldeas de Ahora la Tenochtitlán de arregalo, una tarjeta en la que expresan no Turingia que no pudimos ver sino de pa taño es una fortaleza con su puente lesolamente el deseo de las obreras de la so, con sus verdes y fértiles campos en vadizo donde se juntan los valores del fábrica Clara Zetkin. sino el de las donde hoy es realidad la Reforma Agra mundo.
mujeres alemanas de estrechar los lazos ria, el sueño de los mártires de la Rede amistad con todos los pueblos de la volución Campesina.
Bernal, sobrio y elegante en sus relatierra.
tos, nos habla de la ciudad y del impeEn Mühlhauser visitamos la vieja CaSan José, Costa Rica 1957.
rio: luego Moctez uma le tomó por la mano y le dijo que mirase su gran ciudad y todas las demás ciudades Viñetas de México que había dentro en el agua, y otros muDesde el Mirador chos pueblos alrededor de la misma laguna. y así lo estuvimos mirando, Colaboracion del Dr. Ramón ROMERO porque desde aquel grande y maldito templo estaba tan alto que todo lo seCae en la ventana el sol de oro de la bres blancos, y desde la cima de esas ñoreaba muy bien; y de alli vimos las tarde. Se ve un poco de bruma alla lejos montañas donde cae la bruma de hoy, tres calzadas que entran en México. donde parece que corre la montaña, y en la afleuncia humana se convirtió en un veíamos el agua dulce que venía de Chael cielo nubes blancas y opalinas lenta río de sangre, en torrente de bravura.
pultepec, de que se proveía la ciudad, y mente siguen el camino que les traza el La bella Tenochtitlán de aque en aquellas tres kalzadas, los puentes viento. Abajo, la multitud pasa con ese lla época lejana, con sus jardines y tem que tenían hechos de trecho en trecho.
afán de vivir en la ciudad agitada por el plos maravillosos, cerró una época en la y veíamos en aquella gran laguna tanta progreso del comercio y de sus indushistoria, para surgir en el transcurso de multitud de canoas, unas que venían con trias. Los colores vivos o de tono melos años con las nuevas vestiduras que bastimentos y otras que volvían con carnor, o el azul intenso en los trajes de le dió el tiempo. Su tierra es la misma, gas y mercadería, y veíamos que cada las mujeres se desvanecen a lo largo de la y las piedras y los árboles hablan de los casa de aquella gran ciudad, y de todas calle. estas calles, ese teatro humadías más bellos cuando la raza entera las demás ciudades que estaban poblano y múltiple, cambian constantemente se cubrió de gloria. Aquí en la calle, das en el agua, de casa a casa no se pade decoración conservando solamente la forma estática de la perspectiva.
esta calle, pasó Cuauhtemoc, saba si no por unos puentes levadizos con la insignia en sus manos, alta la ban que tenían hechos de madera, o en canoa; Hay ahí un silencio que se rompe mi dera, tenso el rostro de combatiente.
y veíamos en esas ciudades cues y adonuto a minuto por las máquinas ligeras, Solamente lo imprevisible de la vida po ratorios a manera de torres y fortalezas el silencio propio de la tierra del tiemdía vencerlo y vencido fue más grande, y todo blanqueado, que era cosa de adpo. La ciudad moderna, con altos deporque unió a la raza en unidad ideoló miración.
safiantes edificios donde se desparrama gica.
la cabellera del viento, se extiende con Cu a utemoc, el forjador de la pafirmeza en una parte del valle de Méxi Si desapareció el imperio y con Cua. tria, está en pie con la bandera de la raza pensar que aquí, en estas calles uhtemoc millares de hombres, no se de Tacubaya, en los sitios donde se ledesvaneció el espíritu ni las sensaciones vantan las construcciones altas, sobre peculiares que tenían del valor de la vi México 28 de febrero 1957.
esos puentes y albercas, libraron los em da, de la contemplación de la naturale peradores aztecas rudas batallas sin nomza, de su arte de trabajo, de su religión, bre en defensa de la tierra y la libertad.
dirigida en forma natural a la belleza del mundo.
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En esta calle, seguramente, pasó Cuauhtemoc, con sus soldados, con El genio de la raza, como explica WiBooks and Periodicals su corazón abierto a la esperanza.
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CO. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica