330 REPERTORIO AMERICANO Otro aspecto tiene la poesía, la literatura, de Carlos Luis Sáenz. Es el folklore.
Trae en sus espaldas un dulce cargamento de tiernas tradiciones. Como lo estampa en su libro Mulita Mayor: de mi Fantasia Niña y de mi Ciudad Vieja.
Mulita Mayor, su última publicación, recoge rondas, cuentos y canciones. Es una producción sencilla, pero riquísima. Nos presenta su prosa sembrada de justas imá.
genes; colorida de agradables metáforas.
Prosa ligera, sabrosa, y sencilla, muy sencilla, de tal suerte, que gozándola, como la goza el adulto, es magnífico manjar pa ra el joven, y buen entretenimiento de la niñez. Son cantos de cosas viejas que tienen sabor presente, de flor inmortal. Nos escribe sus tradiciones como un cuento. nos las dice como acostumbra expresarse ante un auditorio, en noche de velada.
Cuenta Carlos Luis Sáenz en su primer composición titulada Mulita Mayor, de es.
ta manera. Todas las tardes bajaba del cielo la Mulita Mayor. Mulita Mayor, Mulita Mayor. Qué manda el Rey Señor? Allá en el cielo había un prado; en el prado, un árbol con luceros, un gran río, y lo menos, lo menos!
doscientos bueyes rojos de San Isidro el Labrador, en el río de oro, bebiendo. La Mulita Mayor bajaba de ese cielo y se en contraba, trotando, al pueblo por aquella esquina de la calle, que tenía su farol fuerto de unas pedradas que una vez le di mos.
Esto es un párrafo de su primer poema, Es el modo de platicar del viejo contador de historietas y adivinanzas, que entretie.
ne a los chicos del barrio, a la luz del farol de siempre, en el portal de todos los lugares. Es la palabra repetida que encanta, y son las imágenes de todos los chiquillos del mundo que rompen faroles. Qué riqueza tiene esta literatura de Sáenz! Con qué fluidez mana del poema! No conocemos Costa Rica pera ahora nos formamos un entendimiento profundo de su existencia.
Muchas de sus rondas y canciones, sin embargo, parecen las rondas y canciones de por acá. Son las de todos los países la tinoamericanos. Aquí la poesía de Sáenz se universaliza: Con sus ajitos de Mosquito, con sus orejas de torrejas, 9)
ha repetido tan a menudo que nuestra influencia espiritual estaba en regresión en el extranjero. La colección del señor Ca.
rrera Andrade me permite afirmar que, por lo menos en los países de lengua española, no es así. Porque este libro atestigua con qué atención los pueblos de esos países siguen nuestro movimiento intelectual y (lo que escapa a toda medida, pero que por ello no es menos indiscutible) que allá, la mentalidad y la sensibilidad de los grupos selectos continúan dejándose informar y penetrar por aquello que nosotros tenemos de más íntimo y de más esencial: nuestra expresión poética.
En este sentido, decimos, la obra de Carrera Andrade servirá para confirmar una vez más que las Letras Francesas, aparte del influjo innegable en el mismo poeta, continúan inspirando, informando, buena parte de las Letras Hispanoamericanas.
personas (muchas veces hasta sin el conocimiento del idioma: lo cual por sí solo bas.
ta para echarles en una isla de incompren.
sión) ignoren lamentablemente la intensidad de la vida literaria, cultural y artística de Francia. Nada extraño igualmente que después en sus crónicas, en sus reportajes a la prensa, dichas personas con increible ligereza lancen afirmaciones tan alejadas de la realidad, tan injustas y que revelan un desconocimiento manifiesto de los va.
lores franceses.
Quienes pretenden, en el terreno de las Letras, del Arte, calificar a Francia de de.
cadente. harían bien en meditar en estas palabras de Gaetan Picon: Es natural quejarse de la pobreza de la producción contemporánea: cuando se regresa a ver el pasado, parece que cualquier período es más rico que el nuestro. Pero, esto es sin duda una ilusión de perspectiva, que es de todos los tiempos: porque a un pasado reducido a sus riquezas dispersas confrontamos nuestra lenta duración de un año. Nada autoriza, pues, hablar de estos últimos meses (1950) con inquietud o desprecio. Crisis de la novela y de la poesía, es decir, vacilaciones entre diversas rutas: sin duda.
No estancamiento o pobreza.
Con justicia, y sin desconocer lo que las Letras Francesas deben a las extranjeras, una importante Historia de la Lite.
ratura Francesa, obra de ilustres maestros y dedicada a las juventudes que deben continuar una gloriosa tradición literaria, termina con estas palabras: Una vez más, el genio francés ha asimilado los aportes extranjeros y parece en vía de encontrar una tradición reg ada. Nuestro arte ha ganado en riqueza, en profundidad, en nervio, en flexibilidad. Por poco que deje de confinarse con predilección en lo sutil y en lo raro y sepa de nuevo abrir amplias perspectivas sobre la humanidad, un auditorio universal le espera todavía. Grandes obras y grandes nombres están ya consagrados para la posteridad; aquéllos en que se reconocen más o menos los rasgos tradicionales del espíritu francés. El porvenir está asegurado a una literatura que sabe permanecer abierta y libre, fecunda con toda la savia acumulada en ella por siglos de arte.
En lo que se refiere a la poesía (pudié.
ramos demostrarlo igualmente en el teatro, en la novela, en el ensayo. la obra de Ca rrera Andrade bastará para confirmar al mundo hispanoamericano las palabras de Picon, y, sin duda, será este uno de los grandes méritos de la obra del poeta ecuatoriano. Su obra tendrá el valor de un testimonio. será un acto de fe en el pensamiento, en la sensibilidad estética de un pueblo bueno y leal; uno de los más ri.
cos y maravillosos países de nuestro pla.
neta, en donde la naturaleza y el arte se unen armoniosamente para producir las más variadas manifestaciones de la hermo.
sura. en palabras del mismo poeta.
Estimamos, finalmente, que la obra de Carrera Andrade tiene otro gran mérito.
Luego de haber confirmado en el exterior la vitalidad y la riqueza de la poesía francesa, será una nueva confirmación del in.
flujo que las Letras Francesas tienen todavía en América Hispánica. Es verdad, ya no vivimos en los tiempos en Francia tenía como un monopolio en esta dirección estética y cultural. Dos guerras han pasado. Francia ha conocido años difíciles y muy graves. Problemas, tanto de orden económico como social y político han revolucionado los pueblos, las ideas, los credos, así como las teorías literarias y las disciplinas estéticas.
Creemos muy grave el error de quienes pretenden que Europa, después de la última guerra, nada tiene ya que enseñar a América. Quienes así piensan olvidan todo el pasado de pueblos de una cultura tan profunda y antigua como Inglaterra, Italia, España, Francia. En el caso que nos ocupa, es innegable el influjo que el pensamiento francés continúa teniendo en América. Basta recorrer un poco las revis.
tas, la prensa que del otro lado del Atlántico nos llegan; informarse de los libros que se editan; hablar con sus intelectuales: la filosofía, el teatro, la poesía de las orillas del Sena siguen imitadas, comenta.
das en todas partes. Gide, Valéry, Claudel, Maritain, Gabriel Marce. Sartre. son los nombres que por todas partes repiten. Y, de desear sería, sobre todo en lo que se refiere a la Patria de Carrera Andrade, que los autores franceses continuasen siendo más leídos y mejor comprendidos. Tal conocimiento no serviría sino para vigorizar las nuevas tendencias; clarificar las ideas; y enriquecer con nuevos valores las Letras Ecuatorianas. esta observación nuestra tampoco ha escapado al crítico de Hommes et Mondes. no hablo de la emoción, en cierto modo patriótica, escribe, que podemos expe.
rimentar nosotros franceses, al pensar en el alto significado que presenta una tal colección en el plano de la cultura. Se nos Que siga el poeta en su labor fecunda y meritoria. Que sus viajes por los dos continentes, a la vez que sirvan para mantener unidos los espíritus y las culturas de pueblos tan afines, descubran de uno y otro lado del océano las riquezas peculiares, las psicologías propias, las aspiraciones comunes de quienes viven en las orillas del Sena; del Támesis, o allá a la sombra de los Andes. Embajador de la cultura hispanoamericana, su obra y su voz en Europa revelan el sabor de la tierra de origen, las riquezas prometedoras de sus hijos. De este modo el poeta se hará acreedor a la gratitud de los escritores de uno y otro continente. Así, sobre todo, los hijos de Hispanoamérica podrán confirmar.
le lo que ya en 1949 le escribiera otro ilustre hijo de América, Don Jaime Torres Bodet, Director General de la Unesco, de quien son estos palabras. Qué gran ejemplo el de su obra, tan profunda por bella y tan bella por tan genuina! En cada una de sus estrofas, en cada uno de sus versos nos acaricia el sabor de América.
En Poesía Francesa Contemporánea, donde cincuenta y cinco poetas franceses renacen en español, el exquisito vino de Francia se vierte en preciosas copas de Castilla, y el espíritu francés se nos comunica a través de la lengua de Cervantes. El poeta, autor de tal obra, ha mereci.
do bien de Francia y de Hispanoamérica! DARIO LARA París, a 10 de agosto de 1952. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica