154 REPERTORIO AMERICANO las palabras abolidas perforan las murallas del silencio, retornan a la vida, reclamando calor para su hielo, Oigo gemir ese aire y se estremece de asolación mi espíritu.
En otros poemas, la naturaleza inanima.
da adquiere conciencia de su desnudez y siente nostalgia del calor vital que a ella le fué negado: Noche pluvial de iluminado junio. y nuestros labios hablan sin saberlo, un idioma de vidas apagadas. La claridad parece que tiembla, como el agua detenida en el brocal de la cisterna lóbrega.
los fríos minerales que yacen El metal enigmático quisiera vivir y adorna su desnudo frío con semejanza de florales grupos uvas de zinc y flores de aluminio. entre la luz y el pasmo de la vida, fatalidad recóndita se mece. sepultos en los claustros de las minas soportando el volumen de la tierra y la concavidad de la penumbra. POESIA MISTICA se alzan agresivos y ascienden desde sus clausuras En este instante hay venas estancadas, cual ríos que cesaron de correr; galopes contenidos en ciénegas heladas y árboles que dejaron de crecer. Mística estética, mística religiosa, mísica científica, la civilización entera depende de esta trinidad en una persona sin epíteto: La Poesía. Robert de Souza. a remover basálticos olvidos. los colores despiertan en los ojos de los muertos y salen a crear la intangible pri mavera del aire a existir perpetuamente puros celestemente libres.
Es el antiguo e inacabable drama de la vida y la muerte, del tiempo y la eterni.
dad. Germán Pardo García sabe que la vida es un relámpago de animación en medio de la vastedad del mundo inanimado. y crea la vida de la muerte, fija la eternidad de lo temporal por el único me.
dio que le es dable al hombre fugarse del tiempo: la Poesía. un viento sopla allá, sobre los árboles. En la poesía de Poe escribió Baudela:re la naturaleza inanimada participa de la acción de los seres vivientes y como ellos se estremece temblando en forma so.
brenatural y galvánica.
El poeta colombiano va más lejos, pues en sus versos la naturaleza inanimada no sólo participa de la acción de los seres vi.
vientes, sino que se vuelve contra ellos y los subyuga. Los metales pactan poderíos con el hombre y avanzan con él a la con.
quista del orbe. Nace la mecánica y escúchase un vértigo insurgente de esferas y engranajes en las máquinas; las hélices.
dialogan con las hélices; el aire y el mar rinden tributo a la fortaleza voladora y al acorazado submarino. Un pavor primitivo se apodera de todos los espíritus y el hom.
br huye sin rumbo perseguido por ángeles metálicos. Mas al fin cae rendido ante el ara donde impera el uranio vencedor. El drama concluye. y el matal levantó contra la vida ferrado malecón donde murieron las olas más humanas y la luz.
Un aire de misterio envuelve siempre a la poesía. El sueño es su clima natural y la magia su elemento creador. Sus contor: nos tienen la indecisión y el fulgurante he.
chizo de las nebulosas, donde a cada instante se funde y se derrama la materia solar que está incubando estrellas nuevas. sus claros dominios no se llega por el co.
nocimiento sino por deslumbramiento.
Germán Pardo García es un poeta hechizado. No se escuda con la ciencia, ni con la razón, ni con la religión. Sus vivencias primarias le revelan un mundo psíquico tan real como el mundo físico. es que, como dice Dilthey, la característica del genio poético consiste precisamente en que no sólo es capaz de copiar con fidelidad la experiencia, sino que puede producir, con una especie de poder constructivo genia. una figura que ninguna experiencia podía haberle dado, y por la que luego las experiencias cotidianas adquieren sentido y se tornan inteligibles para el corazón. AFINIDAD DE GERMAN PARDO GARCIA CON EDGAR ALLAN POE From a wild weird clime that lieth, sublime, Out of Space out of Time. Edgar Poe)
La poesía de Germán Pardo García presenta afinidades sorprendentes con la de Edgar Poe. El epígrafe que encabeza este capítulo, tomado del poema Dreamland de Poe, puede servir para explicarnos esas afinidades.
Al comentar esta composición, en su li.
bro Los Poemas de Edgar Poe, el crítico argentino Carlos Obligado emite el siguiente juicio revelador, que bien pudo haberse escrito como comentario a la obra de Pardo García. Hay algo en las penumbras, algo sin voz que intenta salir de sus abismos sin corazón y hablar.
No es el hombre. En el cuerpo del hombre hay un sonido.
Su voz se escucha siempre desde el silencio hablar.
No es el viento. En los rostros del viento hay un sonido.
Es algo que no tiene como el hombre sonido.
Algo terrible intenta desde la sombra hablar.
Algo que está más solo que el hombre y no ha podido desde sus soledades sin corazón hablar.
Se siente el sordo empuje de irresistible fuerza.
De algo que no ha podido desde la sombra hablar.
El alma del poeta es una ventana abierta por la que entran a veces lamadas miste.
riosas y desazonadas procedentes de otro mundo que no es el de los hombres. Todo el paisaje está compuesto con ele.
mentos terrenales; pero lo inasible, la atmósfera que lo enciende y cuyo scereto no ha de buscarse dentro de lo literal de las palabras armoniosas, flota en verdad por hechizo celeste o diabólico fuera del Tiempo y fuera del Espacio. Quién, que haya leído con detenimiento los poemas El Recinto y Un Viento en los Arboles de Germán Pardo García y La Ciudad bajo el Mar y El Lago, de Poe, no percibe que es la misma ráfaga hechi.
zada fuera del Tiempo y fuera del Espacio la que cruza por los versos de ambos poetas, dejándonos ese temor que llama las lágrimas a los ojos y ese malestar de corazón que se producen en las regiones inmensas. Germán Pardo García, como Poe, se conplace en agitar sus figuras sobre fondos violáceos y verdosos, donde se revelan las fosforescencias de la podredumbre y las emanaciones de la tempestad. Una zozobra planetaria invade su alma.
El poeta contempla al universo entero en mudecido, y al hombre sin luz, abandonado a sí mismo, y como descarriado en un rin cón del universo, sin saber quién le ha colocado en él, qué es lo que ha venido a hacer, lo que será de él cuando muera. Ya escuché los silencios más distantes que el turbio abismo original esconde.
Conocí las esferas crepitantes, y sigo preguntando: adónde, adónde. Hacia dónde se va mi dolor tributario. Qué nocturno de lirios nebulosos florece más allá de mi cuerpo. Qué raíces me aguardan. Cuál sepulta armonía?
Lo pregunto con sombras en la voz como dardos.
Con la sangre violada por corpóreos tumultos Con la piel sumergida porque he oído el misterio conversar en mis hombros.
Lo pregunto con toda la ira de mis altas tormentas. Un viento sopla, allá sobre los árboles, a la divina luz del novilunio. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica