REPERTORIO AMERICANO 123 Salón de otoño (En Rep. Amer. Habitamos una remota aldea cuyo diseño es tuyo.
Tuyo es también su corazón abandonado, como el temor de hablarte. así por este orden, milagro tras milagro de orden social que se torna rosario de beneficencia y orden de caballería celestial. Cuando visita la bodega de cualquier barco negrero que llega a Cartagena, el hermano Bobadilla le ayuda a abrir los pesados talegos y brillan ante los ojos de los cautivos, las naranjas y zapotillos que prometen tanta frescura. Son para vosotros, hijos míos dice el Padre. cómo chupan las lenguas moradas, correosas y calenturientas de sed, la húmeda pulpa de las frutas! Agua de oro y ámbar les corre por los labios y destila sus gotas que ruedan hasta el velludo pecho como rocio de caricia.
Entre esta espera y toda próxima, sólo una forma revuelta e insondable, turbada con mis ojos que se callan a pausas dejó su manantial intermitente. es una sombra de música que aduerme mis sentidos.
Familiar desconocida, lleva apenas en el rostro tu palabra o la mía, pero es así como un collar elástico y travieso, que nos suspende hasta girar en su órbita impalpable.
De donde que, cuando Pedro se duerme para siempre, toda Cartagena se desborda por la puerta del convento y se precipita sobre el cadáver a arrancarle un trocito del manteo, un mechón de cabellos empa pados aún del sudor agónico. Contra to.
da humana jerarquía el pueblo reclama su santo. En sudorosos brazos serviles, hen.
dido ya con fuerza de mito en el corazón de una raza oprimida, Pedro Claver penetra a la historia. Y, en su biógrafo, Mariano Picón Salas, honra de las letras de Venezuela y prez de las americanas, certifica nueva vez sus títulos de gran escritor y mantiene sus fueros de abanderado de la Cultura universal, es como decir, de la suma entera de las cosas del Espíritu que valen para siempre y que son en efecto, material de milagro miraculosa res sin la cual los pueblos se murieran de hambre y perecieran de frío.
Es esa sombra opaca de un hilo interminable la pastora de siempre.
La que fué atando luces y ventanas para tocar el cielo.
Es ella la que inventó los ángeles, es también la gitana que se robó los niños de una comarca frágil, y es la que vuelve con sus labios azules a pronunciar tu nombre. veces, desde arriba, te miro cuando huyes de su lado y pienso, pienso en lo que tardas, pero sabiendo que tu llegada se aproxima, al acabarse el único vestido que te obsequio la noche (raído y doloroso como ella cuando enciende sus faroles. Alberto REMBAO y entonces sé que has de venir como otra luz inmensa que alumbre el universo.
Alberto ESCOBAR Lima, 1950.
Nueva York, marzo de 1951.
LA PRENSA frente al dictador Juan Domingo Perón (En Rep. Amer. Desde el de junio de 1946 en que un cuartelazo derrumbó el gobierno constitucional del doctor Castillo y una junta militar se apoderó de la Casa Rosada, el entonces coronel Juan Domingo Perón, miem.
bro de la precitada junta, ya hizo sentir de manera franca y desembozada su animadversión hacia el gran diario La Prensa de Buenos Aires, en razón de que este rotativo independiente desde su fundación, efectuara una crítica elevada, culta y veraz de los actos gubernamentales ceñidos, des.
graciadamente, a procedimientos absolutamente totalitarios. Pasada la vorágine re.
volucionaria y a pocos días de la asunción del coronel Perón a la primera magistratura de la República Argentina, la fobia del gobernante aumentó en forma visible y terrible, y, desde entonces, los jerarcas del malhadado régimen, ora desde las cá.
maras legislativas, ora desde los comités políticos y ora desde las redacciones de diarios y revistas se concretaron a cumplir fielmente la orden del amo, de someter a La Prensa a la voluntad del dictador o bien, silenciar su voz, mientras la patria de Belgrano, Moreno y Mitre, permanezca aplastada por la bota peronista. Primera.
mente, el gobierno requisicionó los stocks de papel de La Prensa, en seguida redujo mediante una simple orden superior el número de sus páginas, luego dispuso la revisión de sus libros de contabilidad, para después, sin escrúpulo alguno, empujar a las turbas descamisadas a apedrear su edificio y amenazar de muerte a sus redactores y personal gráfico. Hoy como es notorio y público, La Prensa se encuentra entre la vida y la muerte por el empecinamiento del dictador Perón, que ha extremado su venganza en forma solapada y maquiavélica sobre el diario que, según declaración de uno de sus aúlicos, el inve.
recundo diputado Visca, debe estar al ser vicio de las camarillas demagógicas imperantes y de los ya célebres descamisados que las respaldan.
La Prensa, el periódico de opinión que fundara don José Clemente Paz, hace 51 años, es justmente conceptuado como el primer diario del mundo escrito en castellano. La Prensa, vocero de absoluta in.
dependencia, cual ya lo dijimos en otra oportunidad, señala rumbos certeros a to da cuestión que discrimina, y, muchas veces, su autorizada palabra hizo variar la política interna, internacional y financie.
ra de la Casa Rosada, con sólo la sólida, clara e incontrovertible exposición de razones valederas concordes con las sustentadas por las clases cultas y sensatas del país. Con toda justificación se ha dicho que La Prensa es el diario que aplica para todos sus comentarios y para su organiza ción interna, los conceptos que iluminan la constitución argentina; es constitucionalista por excelencia, y toda su acción se orienta en pro de la defensa irrestricta de las doctrinas y principios democráticos y de la prosperidad del país, por los cuales vela con empeño tenaz y altas miras patrióticas, al margen de todo interés políti.
co y de todo favoritismo menguado hacia las autoridades gubernamentales, sean éstas quienes sean y procedan de donde procedan.
La misión de La Prensa, como es de co nocimiento de quienes la leen con placer y avidez, así como la de muchos órganos de información cotidiana, como ya se ha dicho muchas veces, se reduce a una bata.
lla diaria y permanente: el mantenimiento de la libertad de expresión contra cua.
lesquiera deformaciones ostensibles o solapadas que pudieran introducir en el noble ejercicio del periodismo, sea las de las turbas iletradas con su presión inorgánica, sea las de las instituciones jurídicas erra: damente dirigidas a silenciar aquella libertad. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica