114 REPERTORIO AMERICANO y patriotismo debemos este regalo de los dioses, este gran día que estamos viviendo.
Vallecaucanos, queridos coterráneos: con nosotros está aquí presente el divino poe.
ta; un minuto de silencio en honor y glo.
ria de Jorge Isaacs.
El Paraíso del Valle del Cauca (Es un recorte de El Tiempo, Bogotá, de mayo de 1953. dores. Las escuelas de niñas y de niños, en.
cabezados por sus maestros, uniformados y embanderados, cantando el himno nacional y vivando a Jorge Isaacs y al gobernador, nos impresionaron aún más que las del Cerrito. Al continuar la marcha observamos en sucesivas haciendas y granjas los árboles típicos del Valle mencionados en María: higuerones, ceibas, guácimos, chi.
minangos, carboneros, guabinos; las más frondosas y multicolores enredaderas y los árboles frutales: madroños, naranjos, nísperos, mameyes, caimitos y los prados verdes como alfombras de terciopelo, donde pastan incontables vacadas o lucientes novillos. Este es el Paraíso del Valle del Cau.
ca, dije a mis compañeros; ésta es la tierra de Jorge Isaacs y de María. De Santa He.
lena al Paraíso todas las talanqueras, puertas de golpe, puertecitas de trancas estaban colmadas de campesinos que viva.
ban al poeta y todos con sus banderitas en la mano. De un ranchito vimos salir a una mujercita que, caminando a duras penas, se acercó al camino con su banderita y grito. Viva el autor de María!
Al llegar a El Paraíso fuimos nosotros los que lanzamos vivas al poeta y al gobernador, que contestaron todos los hijos del Valle desde las grandes damas y dueños de latifundios e ingenios de azúcar hasta los proletarios y campesinos.
Cuando ya se había firmado la escritura de compra de la hacienda y había pasado el almuerzo campestre y el baile era más animado en el salón del Paraíso. se ofreció a todos los reunidos en el amplio corredor delantero de la casa un maravi lloso espectáculo. Sobre la cordillera occidental, sobre el mar de Balboa, declinaba el sol en un crepúsculo esplendoroso, magnífico. De repente, y mientras con el gobernador, damas y caballeros contemplá.
bamos asombrados y en silencio aquel de.
rroche de colores, matices y resplandores, se abrieron las anchas franjas de grana, de violeta, de amaranto y rubí y entre los últimos arreboles de púrpura del ocaso, apareció el sol extraordinariamente radiante como en el zenit y por quince minutos volvió a ser día lo que ya era noche. Uno de los presentes dijo: La gloria de Jorge Isaacs nos cubre de luz y prolonga este día tan feliz que vivimos en su casa de la sierra.
Cornelio HISPANO.
Con la hija menor de Isaacs (Es un recorte de Relator, en Cali, Colombia, 20 abril de 1953. Como los diarios de Bogotá y de todo el país siguen publicando artículos con ocasión de la compra de El Paraíso de Jorge Isaacs, las transmisiones de los corresponsales de la prensa fueron muy deficientes y por ellas no se sabe en realidad lo que fué esa extraordinaria peregrinación de abril, conviene decirlo antes de que sea tarde. Además, continúan las peregrinaciones de los clubes de Cali al Paraíso.
Más de treinta años hace que los admiradores del poeta caucano trabajábamos para que el escenario de María fuera comprado por el departamento del Valle. En la administración liberal se redoblaron los esfuerzos por la circunstancia de haber sido Isaacs caudillo liberal y héroe de Los Chancos. Los gobernadores liberales contestaban: El precio que piden los actuales dueños de El Paraíso es fantástico.
Imposible comprarlo. Otros decían: No hay partida en el presupuesto o Hay gastos más urgentes. y así corrieron los años hasta que un joven conservador, ingeniero de la Universidad de Cambridge, llegó a la gobernación, y en enero de este año recibió una carta de un admirador de Isaacs en que le pedía uniera su nombre al del poeta inmortal realizando esa aspiración tan antigua de los vallecaucanos. El gobernador no contestó, pero, cosa rara en nuestro país, puso manos a la obra como hombre de acción, comprensivo y fiel intérprete del pueblo que gobierna, y tres meses después el departamento del Valle era propietario de la hacienda. Cuando el admirador de Isaacs que dirigió de Cali la carta al doctor Carlos Sardi Garcés le preguntó en El Paraíso por qué no le había contestado su carta, el gobernador, señalando la placa de mármol que se había colocado en la casa, contestó: Aquí está la respuesta.
El día de la gran peregrinación salinos de Cali a las once de la mañana el gobernador, su gentilísima esposa, señora Ana Milena Domínguez de Sardi; la señorita Clementina Isaacs y el que escribe estas líneas. El auto llevaba izada una bandera tricolor y fué el último en salir de Cali. De Palmira al Cerrito la carretera estaba embanderada a ambos lados y en todas partes se veían gentes endomingadas y contentas. La llegada al Cerrito fué triunfal.
Todo el pueblo estaba en la plaza y calles adyacentes. Las escuelas de niñas y de niños uniformados y todos con banderitas tricolores, hacían calle de honor cantando el himno nacional, en unión de todo el pueblo. Dejamos el auto y con las autoridades municipales pasamos en medio de aquellas formaciones de niños y de aquella muchedumbre conmovida por el recuerdo del autor de María.
En el pueblito de Santa Helena se repitió el mismo recibimiento de fervor por el poeta que inmortalizó esos lugares, fué intérprete de los sentimientos de los humildes y dejó para siempre el recuerdo de su amor por esa tierra de pastores y labraEs difícil que se repita un hecho tan cargado de nobleza espiritual como el cum.
plido el sábado pasado en la hacienda de El Paraíso con motivo de la firma de la escritura mediante la cual el Departamento del Valle adquirió esa propiedad para convertirla en Monumento de gratitud al recuerdo de Jorge Isaacs.
Al lado del jurisconsulto, del intelectual, del poeta, del magistrado, del mandatario, brillaba la presencia de egregias damas, muchas de ellas hermanas de María la inmortal, bellas y puras como ella. Se confundían allí, en la mansión embalsamada por el idilio imperecedero, los campesinos de los alrededores, tal vez descendientes muchos de ellos del paisa José de la novela, los fotógrafos, los periodistas, agentes de policía, gente de pro, y cada cual buscaba compenetrarse en cada sala y rincón de la casa, de los alrededores, en la piedra de la lectura, del paisaje de intensa belleza, saturado todo por el prestigio del amor de lirio que quedó flotando en aquellos parajes.
En el amplio corredor de la casa, el que da frente al paisaje del abierto Valle, se instaló una mesa redonda. Frente a ella se sentaron el señor Gobernador del De partamento, doctor Carlos Sardi Garcés, comprador, y la señora Matilde Jaramillo de Giraldo, vendedora; la señora Ana Milena Domínguez de Sardi Garcés, esposa del señor Gobernador y los testigos doctor Rafael Navia Varón, Secretario de Gobierno del Valle y don Ricardo Cifuentes, subsecretario de gobierno departamental. Este funcionario dió lectura en medio del silencio general al texto de la escritura. Por su parte, el doctor Jesús María Murgüitio, Contralor del Departamento, dió lectura al texto del concepto favorable de su despacho a la negociación que es por cuantía de 223. 500; suma por la cual el Departamento queda como poseedor de la casa de El Paraíso y de 223 plazas de terreno de la hacienda. Asistió además a la ceremonia la señorita Clementina Isaacs, única hija sobreviviente del cantor. continuación se puso la firma al ins.
trumento en el orden siguiente: doña Matilde Jaramillo de Giraldo, el señor Gober nador doctor Carlos Sardi Garcés, los testigos doctor Navia Varón y don Ricardo Cifuentes y el notario de El Cerrito. Fal.
taba un cuarto para la una cuando firma.
ron los negociadores.
El doctor Navia Varón leyó luego el decreto dictado por la Gobernación y firmado por el mandatario y todos los secretarios, por medio del cual se declara Monumento de la Cultura Nacional la residencia y la hacienda de El Paraíso. se ordena su reconstrucción, la formación del Museo Isaacsiano, la erección de un busto de Isaacs en el jardín de la mansión, etc.
Don Manuel María Buenaventura, propietario del Museo de Reliquias y Antigüe.
dades de Cali, será depositario de la plu.
ma y el tintero con que se firmó la histórica escritura hasta cuando se forme el Museo de Isaacs, cuando dichos objetos deberán figurar en el mismo y como propiedad de la residencia.
El escritor y dulce cantor de Isaacs y de María, Cornelio Hispano, pronunció lue. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica