Anarchism

REPERTORIO AMERICANO La cita su ruego. Es un cuento inédito de Guadalupe Dueñas. En Rep. Amer. Junto al callejón del Agua que tuerce dara una pierna de palo su pantalón imsu angostura de grises empedrados, ella pecable, que ocultara una mentira su zalo había visto permanecer horas enteras pato negro. porque él leía sus pensade pie constante y silenciosa aferrada a su mientos, treparon en silencio jadeantes y esperanza.
trágicos.
Acabó por acostumbrarse a su presen Más que una congoja resultaba para él cia y serle familiar como el poste, el fres una tortura física de ascender por la emno y el pueblerino kiosko en donde había pinada cuesta. Ella lo dejaba atrás arrede todo como en una caja de sorpresas. pentida de obligarlo a recorrer aquel torAparecía siempre repentinamente, para mento. Sudorosos y pálidos ascendían desvanecerse luego en forma inexplicable lentamente. Se hallaron de pronto en la sin que la adolescente hubiera logrado vereda que presta descanso. La muchanunca verlo llegar ni alejarse.
cha siempre adelante, se volvió de pronQue aquel extraño esperara por ella le to para pedirle perdón; pero una boca Bisut había producido sorpresa y también un crispada y unos ojos altivos segaron terror inconfesable. Lo consideró un intruso en el campo de sus sueños. No lo Aumentó su confusión. Se aborrecía Guadalupe Dueñas esperaba ni lo deseaba todavía. los 16 por su crueldad, por la cobardía que le años la realidad lastima.
impidió volver atrás a tiempo y refugiarAquella tarde a través de los cristales se en su albergue solitario.
Desbocado tras de su sombra, sin poderlo miró con rencor culpándolo por rom Mientras el muchacho se enjugaba la le dar alcance, se quebraba como un típer el curso lento y apasionado de sus frente, la niña descubrió que él poseía ma tere bajo la maldición de su destino.
pensamientos y haberle regalado la in nos verdaderamente bellas y, quizás por Aterrada, iba ella tras él.
quietud.
eso, entre su caos sentimental, se abrió. Espera. Espera! rogabaBajo el alero en sombras de su ven paso un deseo contradictorio de acercar Me da miedo la noche.
tana, hosca lo maldecía. Quién es. se al inválido con la palabra y alejérsele Pero el corazón del muchacho era una. Qué quiere. Por qué me turba? con el deslumbramiento; así lo hizo con piedra más en la avalancha de rencor, Acosada por su presencia siempre sin una voz que no era la suya y con frases de arenas, de hojas y de viento arrastrafalla, dese. ba la noche para borrarlo, pedantescas robadas a sus libros.
das cuesta abajo. Su meta huír, huir de para olvidar que había cosa hondas y Esta loma es mi preferida, con sus la niña esquiva, escapar de su lástima, de extrañas, hechos enormes y misteriosos minas de cuarzo como lívidas flores insu interrogación muda, desaparecer y que con los que nunca quiso enfrentarse. Re móviles, donde las vetas lloran su rique no oyera más el grotesco compás de sus sultaba tan grato no pensar. Por qué ro za antigua. Todos los caminos son hue pisadas, que ella no escudriñara ya el te.
barle su dicha sencilla?
cos desiertos de plata. Sin embargo este lón miserable de su pierna ausente. Si Había nacido inadaptada. Sin realida paisaje no me parecerá nunca triste. Ven se quedara ciego y cayera en el vacío más des posibles, la lógica era una palabra go con frecuencia, casi todas las tardes. allá de sus renuncias, lejos si de aquella vana aniquilada en su cerebro. Por aqueEn casa nadie lo sabe. Yo encuentro con boca, de aquellos muslos estatuarios lla fuga continua resultó una herida viosuelo entre los riscos.
perturbadores, remos potentes para lenta el solitario despertar de su adolesCalló repentinamente avergonzada, tentación indómita, insultante duplo juncencia.
mirando la espectante cara del mucha to a sus rodillas abominables e impaCuando al fin él se marchaba, ella, fecho y esforzándose continuó: res. bril, huía a la pequeña torre de la casa. Las rocas tienen calor de caricia, Desdencia con el viento, como un triY como si se trasladara a un desierto, besos de sol, amor de montaña. Pasó las neo enloquecido; el ruido de su carrera cortaba con el mundo hundiéndose en su piernas desnudas gozando la tibieza de lo llenaba todo; piedras y guijarros en vida de fantasmas.
las piedras. Mientras atónito, él, la mi cascada estruendosa lo seguían como caAmaba esas paredes húmedas de sigraba como a una demente, casi con mie bras camino abajo. Acosado por la angusnos dibujados por el moho, con extrado. Contra la luz desvanecida aquella tia, era un gemido en alas arrastrando su ños mapamundis de mares sin historia, y silueta manchaba el horizonte y los ojos grito.
las tejas de amarillos orificios que el sol abismales del enamorado buscaron vaBajo la lluvia de relámpagos, entre zanfingia ríos de azogue al alcance de su namente en la lejanía el mensaje que agojas y riscos cual bulto fantasmal indefenmano. Esta era su ciudad y su tuinba. La nizó en su boca, el coloquio encendido so y vencido se arrastró sobre el lodo bóveda solemne protegía su universo.
que ahora enmudecía de hielos. Todo era Tambaleante como un perro atropellado, Sólo allí el aire le pertenecía, lo sentía silencio con el crepúsculo y la tarde.
luego se levantó, escondiendo su misetan suyo como a las novelillas sin rostros Bajo el vientre de los nubarrones la ria entre el verdinegro de los árboles. Así que se apilaban silenciosas en el pretil de pareja se obscurecía, mientras que el sol se perdió en la noche robada a la espeladrillo.
ausente abandonaba su rastro de ocre y fuego.
La anarquía de su hogar le facilitaba ranza, mientras que ella, desgarrada de sollozos, alcanzaba su cúpula vacía aquel escape continuo. Muy de cuando Empezaron a descender. El lodo finen cuando se dignaba bajar y ambulaba gia veredas blancas y pequeños oasis endonde ya nunca amaría la soledad.
por la casa como duende perdido en un tre el musgo. México, 1954. mundo inadmisible. Mas no supo que era Fué entonces cuando ella con un gesfeliz hasta que el extraño tuvo la torpeza to tierno le acercó su cuerpo lleno de de recordarle que ella tenía una existenfrío.
cia como la de los otros.
Hubiera querido besarlo, decirle que Cuando aceptó una cita, lo hizo con podía amarlo, pero no sabía ni su nombre ni el sonido de su voz. Esquivo y obs Especialista en enfermedades la esperanza de que después no volviera tinado, él, sólo miraba la lluvia en maa buscarla nunca, Escalarían juntos el ceCardio Vasculares (Registro nantial sobre sus ojos. Aunque pareciera imposible, logró ponerse aún más pálido del Colegio de Médicos)
Con el último sol de la tarde él llegó y sus pupilas amargas devoraron la disMetabolismo Basal puntualmente. Su encuentro les produjo tancia angustiadas. Resbalaba incesanteun azoramiento absoluto; el choque de Várices mente saltando sin tino como un animal sorpresas les borró las palabras; más para 175 varas al sur de Plaza de perseguido. En el vértigo de su vergüenella el asombro fué doblemente estrujan za, chocaba con troncos y ramas. era Artilleria te. No sabía que el fuera cojo, que guar su rabia impotente una forma de llanto.
su en Dr. GARCIA CARRILLO rro cercano. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica