REPERTORIO AMERICANO 87 «Repertorio» no se le podía achacar res, a Caracas. Estaba pegado a su rado espiritual de don Joaquin en su pecados contra la libertad ni la decen tierra donde, penoso es decirlo, se le país y en América, y a base de un tricia. Estuvo firme contra toda dictadu conocía menos que afuera.
vial «nadie es profeta en su tierra ra. Si a veces mostró debilidad por Stalin, ello se debió a que, al comienDon Joaquín había sido director de excusaban la insanable incomprensión zo, el georgiano fue el anti Hilter la Biblioteca Nacional, pero azares de a quién no cesó de dar honra y presnominal, pero cómo se le oscureció el la política lo redujeron a su querido tigio a su patria y a las nuestras.
alma a don Joaquín cuando el Pacto cargo de maestro secundario. El faro de Centroamérica vivía en pobreza Un día, allá por 1951. Cuadernos Stalin Hitler. Buen ciudadano de Centroamérica odiaba a la United Fruit acrisolada y en modestia insuperable. Americanos» decidió rendir homenaje sobre todas las cosas, y de ahí su Cuando nos abrazamos, la primera a don Joaquin en los setenta años de fobia antiyanqui, que no lo llevó, emvez, en 1946, sentí cierta angustia su edad. Quise escribir sobre sus cuenamericana de verle sin el atuendo ofipero, nunca a negar a Whitman ni a tos y novelas y logré que me enviara Thoreu, a FDR ni a Wallace, a Emercial que le correspondía por derecho son ni a Melville, a Poe ni a Pearl propio. Era presidente entonces Teo las primeras ediciones, de que di cuenta en el artículo respectivo. No sé qué Buck, a Emily Dickinson ni a Archidoro Picado, un intelectual de veras, bald McLeish. Tenía pasion antimpe malo: les queda demasiado grande lo tículo o la devolución de sus queridas mas las patrias chicas tienen eso de me agradeció más don Joaquín, si el arrialista. De ahí le cogieron a veces los prosoviéticos para arrancarle adhesio grande y les resulta incómoda la glo ediciones princepts. Tenía don Joaquín ria de algunos de sus hijos. Sin emnes que siempre estuvieron limitadas un estilo conciso, apretado y elegante.
por un decidido fervor democrático. bargo, don Joaquín me pidió que tratara al Presidente Picado con quien No desperdiciaba un vocablo; los ahoJamás don Joaquín fue desleal con cené aquella noche. Don Joaquín, en nada, pero, además, nunca dejó de craba conceptistamente.
estar listo a acoger las palabras y compañía de varios intelectuales y Avizor de todo libro, de toda revisejercitar la defensa de Haya de la amigos de Costa Rica, entre ellos un ta, de todo artículo aparecido en AméTorre, Betancourt, Eduardo Santos. semiperuano, Carlos Fernández Mora, estuvo al día siguiente a preguntarme rica, guardaba ficheros monstruosos En las páginas de su revista hubo siempre un rincón para el desterrado mis impresiones. Montaba guardia, por su riqueza, cuyo paradero debería de cualquier país de América. Mante repito, a la puerta de la dignidad de vigilar ahora la familia o la patria del nía celosa guardia a las puertas de la su pequeño gran país. tal García Monge. Democracia. Fue atalaya de la Refor Una mañana, ya en nuevamente He leído que el gobierno del Perú, ma Universitaria y del Aprismo. Cre malos trances, pasé por el aeropuerto ahora, le iba a condecorar con la Oryó en la posibilidad redentora de Ac de San José. Don Joaquín que lo saden del Sol. Debiera hacerlo aunque ción Democrática y de la Revolución bía, me esperaba, muy metido en su Mexicana. Cultivó el arielismo en cuello corto y duro, su chaleco alto, fuese póstumamente, como se hace forma a la jineta: combativamente. su americana redonda, su aire abacial con los vencedores, que lo fue don y penetrante. Me entregó números de Joaquín, a su manera, muy con la No tuvo Sandino mejor tribuna que su revista. La policía, entonces muy nuestra. Además era necesario lavar el «Repertorio. ni Guiteras, ni Bal del ojo vivo causa del recientísimo la estupidez aquella de «el tal García tasar Brum, ni Carlos Vicuña Fuen triunfo revolucionario de las huestes tes, ni Lázaro Cárdenas. Don Joaquín de Figueres, quiso revisarme el paMonge. Darle las gracias por su desescribía poco, pero mantenía abierto quete. Don Joaquín ardió de ira y prendido otorgamiento de toda su perel ojo y lista la mano para escoger vergüenza. Todo se solucionó en un sona a la defensa de nuestra libertad siempre lo mejor, adobándolo de vez segundo. Pero. el tal García Monge» y nuestra dignidad democráticas. Reen cuando con uno que otro comenta no absorbía la pericia. Me acompañó conocerle sus servicios a la causa de rio salado y breve de su generosa hasta la escalerilla del avión repitien la inteligencia continental.
pluma. Comentario definitivo. Lápida do paternales excusas a la policía de memorable. Piedra miliar.
su tierra. Bondadoso maestro!
Nos hemos quedado sin tribuna to.
En diciembre de 1941, al estallar Tengo viva en la retina nuestro dos los sedientos de justicia y libertad la guerra entre Japón y Estados Uni último encuentro, hace dos años y en América. Repertorio Americano dos, hablé con él, por primera vez, medio, naturalmente en San José, fue palestra de las mayores polémicas, tras largos años de correspondencia Acudió a una conferencia que yo dic pero sin permitir nunca insultos ni interrumpida. El acababa de regresar taba en una Escuela, pero no quiso sombra de agravios. La finura de don de España, si no me equivoco; o si: me estoy equivocando: había ido a asistir a la de la noche anterior, que Joaquín imponía respeto a los malquerientes. Para hacerlo se requerían tanEspaña años atrás a visitar a su hijo se realizó en la sede del partido libeto talento como bondad. Los tuvo a que profesaba Medicina allá. Este y ración nacional, con asistencia e intersu larga estada en Chile, siendo joven vención del presidente Figueres. En manos llenas don Joaquín. De él pueestudiante, fueron las dos únicas sali realidad, lo digo con pena, como se lo de decirse ahora que emprendió el das de don Joaquín de su Costa Rica he dicho muchos costarricenses, al.
vuelo final, la frase de Martí sobre natal. No quiso salir nunca. En vano Cecilio Acosta. cuando partió tenía le invitamos entonces a un Seminario gunos jóvenes, demasiado saturados indispensable en Nueva York, y lue de estadísticas e impaciencia, habían limpias las alas. go, a Lima, a Santiago, a Buenos Ai dado en la flor de disimular el recto(De el Tiempo. Bogotá. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica